En diciembre de 2016 el Superior Tribunal de Justicia confirmó la condena a prisión por tiempo indeterminado de Claudio Lamonega, autor del triple homicidio ocurrido en noviembre de 2014 en Sarmiento. Asesinó a sangre fría a su pareja Marisa Santos y a los hijos adolescentes de mujer, Ana Victoria y Lucas Ramis.
La causa por el triple homicidio que conmovió a Sarmiento superó todas las instancias judiciales, y el asesino Claudio Norberto Lamonega (52) hoy cumple prisión perpetua impuesta en el juicio oral y público que se realizó a fines de 2015.
En esa primera instancia los jueces Roberto Casal, Daniel Pérez y Marcelo Orlando condenaron al homicida –de oficio apicultor- por los delitos de homicidio por alevosía, tres hechos en concurso real con relación a la víctima Marisa Ester Santos (48), doblemente agravado por el vínculo y todos agravados por el uso de arma de fuego en concurso real con hurto calificado en calidad de autor.
Al tratarse de una pena de supera los 10 años de cárcel, la causa fue girada al Superior Tribunal de Justicia de Chubut para su pormenorizado análisis.
En ese marco, los ministros analizaron cada pericia, testimonio y pruebas para sostener la condena de prisión perpetua. Los homicidios se registraron el 23 de noviembre de 2014, en el propio domicilio de las víctimas en calle Sarmiento 445 de Sarmiento.
CELOS Y PLANIFICACION
Según acreditaron las pruebas, el triple homicidio se registró entre las 3:25 y las 9:50 del domingo 23 de noviembre de 2014 en circunstancias en que Marisa y sus hijos dormían cada uno en sus habitaciones.
Según analizaron los peritos, Lamonega aprovechó la «situación de indefensión de las víctimas.
El homicida utilizó un arma de fuego con silenciador que era propiedad del padre de Marisa y que estaba en esa casa.
Primero ejecutó a la adolescente de 17 años, quien recibió dos disparos, uno en el maxilar izquierdo con orificio de salida y otro en la región ocular izquierda con orificio de entrada.
Su hermano de 15 años recibió también dos tiros, uno en pómulo izquierdo y otro orificio en parietal superior izquierdo, ambos sólo con orificio de entrada. Finalmente ultimó de un disparo en el cráneo con orificio de ingreso en región temporal izquierda a la madre de los jóvenes.
UN EXIMIO TIRADOR
La causa indica que Marisa «era víctima, en su relación amorosa con el imputado, de una violencia psicológica y económica por parte de éste, que en su condición de varón, era el mayor proveedor de esa casa, marcando una desigualdad con ella. Al provocarle la muerte, desplegó su violencia y superioridad para con ella, siendo perpetrada la muerte en un contexto de violencia de género, con la intención y voluntad de hacerlo, doblegando y sometiendo a la víctima por su condición de mujer. Demostrando así su dominación».
Una pericia que remarcaron los ministros fue el hallazgo de sangre de Marisa en la pedalera del automóvil de Lamonega, y de rastros de sangre de Lucas en el piso del lado del acompañante del mismo rodado, lo cual «se enlazó con la circunstancia de que el último que condujo el vehículo fue Lamonega».
De esa forma, el asesino «llevó restos de sangre de las víctimas y dejó su impronta en el automóvil».Además, en la tarjeta de memoria -micro SD- del teléfono celular de Marisa se encontró debajo de la alfombra del vehículo del condenado.
En tanto el aparato celular fue arrojado al canal número 5 de esa ciudad, donde además se halló un caño de color negro que resultó ser el silenciador del arma utilizada.
Asimismo, coincidieron en que Lamonega «era un eximio tirador, amante de las armas. Sus propios amigos afirmaron durante el juicio oral y público que tenía un carácter muy fuerte, era frío y calculador».