Mientras Beijing amenaza a Estados Unidos con la posibilidad de una prohibición de exportación de tierras raras en medio de las crecientes tensiones comerciales, los medios estatales chinos enviaron una siniestra advertencia a Washington: “No digan que no les advertimos”.
The People’s Daily, el periódico del gobernante Partido Comunista, usó la dura frase en un comentario el miércoles, en el que decía que China nunca “aceptaría” la supresión del desarrollo chino por parte de Estados Unidos.
El 15 de mayo, la administración de Trump firmó una orden que potencialmente prohibió a las principales empresas chinas, como el gigante de la tecnología Huawei, comprar componentes vitales como chips de computadora de EE. UU.
Muchos de esos chips están hechos con tierras raras, de las cuales China es un importante exportador.
“En la actualidad, Estados Unidos sobreestima completamente su capacidad para controlar la cadena de suministro global y se abofeteará a sí mismo cuando supere su feliz e ignorante autocomplacencia”, dijo el comentario publicado bajo el seudónimo de Wuyuehe. “No digan que no les advertimos”.
La frase, en el pasado, ha sido reservada por los medios de comunicación estatales chinos para tiempos de graves conflictos.
The People’s Daily la utilizó en 1962 antes de entrar en conflicto armado con la India y nuevamente en 1978 antes de la invasión de Vietnam. Aunque recientemente ha aparecido en varios comentarios del diario sobre temas que van desde Taiwán hasta la guerra comercial.
Guerra de palabras
El 10 de mayo, EE. UU. aumentó los aranceles para las importaciones chinas sobre productos por 200 mil millones de dólares del 10% al 25%, luego de que las conversaciones entre los dos países se rompieran hace menos de una semana.
Las negociaciones ahora se han estancado y cada bando culpa al otro por los recientes contratiempos. Hablando en Japón el lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que “no estaba listo” para hacer un trato.
Estados Unidos importa mucho más de China de lo que China importa de EE.UU., una de las razones de la guerra comercial. A medida que China se queda sin importaciones estadounidenses a las que aplicar aranceles, ha recurrido a sus exportaciones de tierras raras como un nuevo campo de batalla potencial.
China representó el 80% de todas las importaciones de tierras raras realizadas por EE. UU. entre 2014 y 2017, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, y se encuentra entre los pocos artículos no afectados por los aranceles estadounidenses.
En declaraciones publicadas en su sitio web el miércoles, un representante de la poderosa Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China insinuó una vez más la posibilidad de actuar en relación con las tierras raras.
“Lo que puedo decirles es que si alguien quiere usar productos hechos de las exportaciones de tierras raras de China para contener el desarrollo de China, la gente de Ganzhou y de toda China no estará feliz”, dijo el funcionario, refiriéndose a una ciudad en la provincia de Jiangxi.
El 20 de mayo, el presidente de China, Xi Jinping, visitó una fábrica de tierras raras en la provincia de Jiangxi, un toque personal inusual que muchos analistas y medios estatales vieron como un mensaje claro para Washington.
“¿Se convertirán las tierras raras en un arma de control contra la supresión injustificada de China (por parte de Estados Unidos)? La respuesta no es misteriosa”, dijo el comentario de The People’s Daily. “De hecho, los productos electrónicos, el equipo militar y muchos otros productos fabricados en EE. UU. dependen en gran medida de los recursos de tierras raras de China”
Un editorial publicado el miércoles en el tabloide estatal Global Times indicaba en su titular:” EE. UU. lamentará haber forzado la mano de China en tierras raras”.
Pero si bien las tierras raras podrían ser un potencial dolor para Washington, puede que no sean la ventaja que algunos en China piensan.
Eugene Gholz, quien ha asesorado al gobierno de Estados Unidos sobre tierras raras, escribió en un informe para el Consejo de Relaciones Exteriores que la ventaja de China sobre el mercado de tierras raras alcanzó su punto máximo en 2010, e incluso entonces fue difícil de explotar a favor de Beijing.
Además, Estados Unidos también mantiene reservas de muchos materiales clave de tierras raras, no solo los utilizados en la industria de defensa.