La fuerza entró a la casa de Luz María Vázquez Rodríguez en busca de pruebas de trata. No hallaron nada y la mujer se quejó de los daños y las molestias familiares que le causan.
Luz María Vázquez Rodríguez denunció ser víctima de una “persecución policial” y reclamó por la “violencia” durante un allanamiento en su casa de Trelew la semana pasada. Allí la Policía buscó a una mujer presuntamente secuestrada y víctima de trata. No encontró nada. Al operativo lo encabezó el jefe de la fuerza, Miguel Gómez
Vázquez Rodríguez, dominicana, fue concubina de Cristóbal Barboza, el empresario de la noche fallecido en marzo de 2017. Pero aclaró que aunque mientras fueron pareja lo acompañó en la actividad, hoy ya no tiene vínculo alguno con “San Cristóbal”, “Le Club” ni con el resto de la familia Barboza.
En el procedimiento del 25 de junio “me rompieron todo el departamento pese a que yo podía abrirles todas las puertas, y me hicieron tirar al piso junto con mi sobrina como si fuese una delincuente”. También apuntó al exministro de Gobierno, Federico Massoni.
“Dejo bien claro que nunca tuvimos mujeres secuestradas ni obligadas a prostituirse. En 2015 me allanaron, mi hijo tenía 7 años y le apuntaban con un arma preguntando dónde estaban las mujeres; tuvo que ir a médico, psicóloga y psicopedagoga hasta 2018. Ahora volverá a sufrir lo mismo, cada vez que escucha un ruido se me tira en la cama”.
“No tenemos nada que ver con ese tipo de negocios –insistió-, violaron una propiedad privada que nunca le perteneció a Barboza, siempre fue mía”. Vázquez Rodríguez vive enfrente de “San Cristóbal”. Graficó que “mi hijo menor tiene 11 años, no creo que vaya a tener mujeres trabajando y le pido a Dios que nunca las tenga”. Ella está desvinculada de todo negocio nocturno y la sostiene su novio, un marinero jefe de máquinas. “Nunca más fui a casa de Cristóbal y tenía cosas que no pude recuperar, ¿a qué iba a ir?”.
Vázquez Rodríguez consideró que “antes de un allanamiento deben fijarse si en realidad hay mujeres que entran en mi casa. La única que entra es mi sobrina, nadie más y menos por cosas raras”.
Recordó que la noche del procedimiento vio en las cámaras de seguridad que era la Policía. “Salí casi desnuda y les hice señas para que no me rompan, pero no respetaron y rompieron igual; violaron otra dirección que no debían violar. Anduvieron todo lo que quisieron”.
“Nunca hubo trata”
Admitió estar procesada por trata pero en su defensa explicó que el juez federal Gustavo Lleral le había dictado la falta de mérito y luego, por “presiones políticas”, le reabrieron la causa. “Nunca hubo trata, todo estaba regulado por la Municipalidad, con libretas sanitarias y control de la Policía y municipal todas las semanas. En 2016 salió la ordenanza que se debían cerrar todos los boliches y se cumplió”.
“De delincuente no tengo nada, siempre fui honrada y trabajé para ganar lo que tengo”, apuntó.
Recordó que la causa que la involucra se generó por la denuncia de una mujer presuntamente secuestrada. “Si estaba secuestrada, ¿cómo podía tener celular y documentos?, ¿cómo llamó a la Policía? Las cámaras que se llevaron muestran que la chica se iba casi todos los días de 8 a 21. Una secuestrada no sale de una casa. Las mujeres iban por su cuenta porque querían trabajar”.
Vázquez Rodríguez pidió: “Que me dejen de molestar porque no molesto a nadie y como dicen en mi país, como en mi casa y bebo en el río”.
Jornada