Cuando no son bien tratadas, las enfermedades como la hipertensión arterial y la diabetes pueden causar problemas cognitivos, aseguró Alfredo Meneses, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), México.
De acuerdo con el especialista, los problemas de memoria no son exclusivos de la edad o de las enfermedades neurodegenerativas. Entre las causas más comunes que provocan la pérdida de memoria, dijo que están: “el consumo y abuso de algunas drogas, el estrés emocional, las infecciones del cerebro, los golpes en la cabeza y la depresión profunda”.
Meneses señaló que el problema se agrava a medida que el paciente envejece, lo que llega a producir alteraciones importantes. Por lo anterior, dijo, la memoria “está adquiriendo una importancia más relevante, más allá de las enfermedades neurodegenerativas o de que se olvide la información”.
Explicó también que el enriquecimiento ambiental, el cual consiste en ejercer la memoria y realizar ejercicio físico, pueden disminuir los síntomas en personas que sufren de alguna alteración como estrés postraumático.
El científico, líder del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav, aseguró que es necesario proteger y cultivar la memoria, para disminuir perturbaciones como la amnesia o el olvido. En ese sentido, afirmó, se puede memorizar información o darle contenido emocional a un recuerdo. “Es posible mejorar la memoria no solo en adultos mayores, sino en pacientes con enfermedades como hipertensión, déficit de atención y hasta alzheimer”, argumentó.
Asimismo, señaló que combinar el ejercicio físico y mental con la administración de “medicamentos promemoria”, hacen más eficaz la acción de estos fármacos al modular las acciones de neurotransmisores, entre ellos, de la serotonina. «El enriquecimiento ambiental acompañado de un tratamiento médico, mejora la cognición y la memoria a corto plazo de pacientes con déficit de atención e hiperactividad», aseguró.
Junto con su equipo, trata de encontrar marcadores en individuos sanos que sean utilizados para saber si hay alteraciones en la memoria, y que permitan detectar cambios que ocurren durante la formación de la misma e identificar blancos terapéuticos. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguran que para el año 2030 la población mundial mayor de 65 años se habría prácticamente duplicado, lo que conllevará a un aumento en la aparición de enfermedades y trastornos mentales asociados a la vejez y disfunciones en la memoria.