Mañana vuelvo a mi juzgado.
Hace aproximadamente dos horas que estoy en funciones como juez de familia de Rawson, luego de recibir una notificación judicial. Ya daré los detalles, si no se enteran antes por otro medio.
Regreso mejor de lo que me fui hace seis meses, cuando fui suspendido irregularmente el 1° de Marzo.
Ahora sé lo que siente una persona ante un proceso (irregular en mi caso): la incertidumbre; la espera de una resolución; la vida que se detiene; el tiempo que transcurre más lento, de otra forma que la habitual; la impotencia; y cómo hay que aprender a convivir con eso, para que después, deje de importar tanto, y encontrar la tranquilidad (¡y hasta la felicidad!) en otras cosas, personas y proyectos
Estoy obteniendo una experiencia valiosa, que agradezco porque la veo como una oportunidad para crecer y madurar. Tengo ahora ese conocimiento que antes no, y que lo pienso volcar a partir de mañana en mi función.
Muchos jueces piensan que tienen empatía con la persona que juzgan. Pretenden, como también alguna vez lo pensé yo, que saben lo que siente esa persona que tienen enfrente.
Pero la experiencia de ser juzgado, con la posibilidad de que una decisión cambie la vida de uno, es intransmisible.
Hoy tengo esa experiencia: mi mirada a las personas que asisten al juzgado, y requieren de mi trabajo como juez, ya es distinta. Entendí, en carne propia, lo que es ser vulnerable por estar bajo juzgamiento.
La vulnerabilidad hace que te vuelvas más humilde.
Los abogados hablamos de los dos lados del mostrador, según ejerzas la profesión o integres el Poder Judicial. Hoy no veo sólo dos lados; veo otra cosa, una dimensión abismal, inasible, peligrosa porque puede vulnerar a una persona; un proceso judicial.
Que ningún buen juez tenga que atravesar un jury irregular; pero si te toca, y podés gestionar tu salud mental, estando preparado para evitar la euforia si sos absuelto, o caerte si sos destituido, necesariamente se madura como persona, y como hombre o mujer de derecho.
Vuelvo por un tiempo. Mi idea es retirarme en Diciembre de 2020, pero en mis términos: limpio, cuando yo quiera y sin presiones de nadie.
En estos meses, mientras mi estimado abogado, Dr. Ricardo Lens, trabajaba y lo sigue haciendo incansablemente en mi defensa, me dediqué a diseñar la clase de estudio jurídico y el servicio profesional que puedo ofrecer como abogado de familia, desde varias facetas.
Ese proyecto hoy queda en pausa, pero lo retomaré en el mediano plazo, cuando me retire, porque ya está encaminado.
Gracias a quienes apoyaron y lo siguen haciendo.