El gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, sostuvo que uno de los errores del Gobierno nacional presidido por Mauricio Macri fue «hacerle pagar el ajuste» a la clase media, es decir, a «su base electoral», y si bien consideró que el mandatario «tiene en economía ideas muy sensatas«, señaló que recién «ahora está comprendiendo que la política no es solo la partidocracia que tanto desprecia«.
Por otro lado, Cornejo fue muy crítico con el kirchnerismo, al sostener que la ex presidenta y actual candidata a vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner «no tiene ninguna ideapara aportar al futuro de la Argentina», y también apuntó al candidato presidencial Alberto Fernández: «Veo que está condicionado por Cristinay ese pensamiento viejo».
En una extensa entrevista con el director del diario Perfil, Jorge Fontevecchia, Cornejo habló sobre las elecciones provinciales en Mendoza, destacando las similitudes y diferencias con otras jurisdicciones del país; las dificultades y necesidades de construir consensos políticos en la Argentina; los errores del Gobierno nacional y la oposición y lo que espera contribuir de cara al futuro una vez que acceda a la Cámara de Diputados.
– En los momentos de los festejos el día que usted ganó se escuchaba el grito: “El que no salta es un ladrón”, ¿hay en Mendoza un vínculo con la corrupción diferente del resto del país?
– Para los mendocinos hay temas que si están bien instalados no se los lleva la inflación ni el deterioro económico. Existe un tipo de valoración diferente. Tiene que ver con la oferta y demanda de los dirigentes. En Argentina hay una alta tolerancia a la corrupción, quizás un poco menos en Mendoza. Pero también tenemos el problema.
– Se dice que los mendocinos son austeros y sobrios. ¿Hay una cultura liberal progresista particular?
– Una cultura que no es ajena a Rosario, a Córdoba, a la Ciudad de Buenos Aires. No es diferente a la de las ciudades de más de cien, doscientos mil habitantes del interior de la provincia de Buenos Aires. En la franja central productivista hay condiciones para ideas liberales progresistas o socialdemócratas. Es una región con mucha mayor predisposición ciudadana para asimilar esas ideas.
– ¿El populismo sería la consecuencia de nuestro fracaso económico?
– No le quepa la menor duda de ello. Todo esto tiene su correlato político. El radicalismo representó la idea contraria durante cien años. Y si cien años le resulta mucho, porque es un período con muchos cambios, digamos que la representó en los últimos 34 años de democracia.
– De Raúl Alfonsín a hoy.
– Sí. La pauperización del Conurbano y la de lugares como Rosario, Mendoza, Córdoba, hicieron que se haya perdido el sujeto social que representaba el radicalismo y las ideas liberales progresistas. Una vez más aparece la cuestión de la oferta y la demanda política: los ciudadanos que podían entusiasmarse con ese mundo cultural son los que fueron deteriorando su calidad de vida y sus ingresos. El ejemplo más típico es el de la pauperización del conurbano bonaerense, que distorsiona el sistema político argentino. Si hay una reforma político-institucional de fondo para hacer en la Argentina es dividir estos distritos y que no sean una sola provincia de Buenos Aires.
– ¿Qué sucederá con la corrupción en un gobierno de Alberto Fernández?
– De la noche a la mañana no se podrán eliminar causas como la de los bolsos. Va a haber una fuerte presión. Pero antes, como introducción, debo aclarar que las posibilidades de que gane Alberto Fernández son altas, aunque Mauricio Macri también tiene las suyas. Pero en la hipótesis que usted plantea, va a haber una fuerte presión. El peronismo de fase más autoritaria siempre presionó a los jueces. Me imagino una presión sobre Claudio Bonadio desde el Consejo de la Magistratura.
– En los dos últimos años, Macri usó la palabra “ajuste” sin pudor mientras usted hizo críticas al aumento de tarifas.
– El punto clave que discutíamos es cómo hacer las cosas. Lo que planteamos nosotros es lo que se está haciendo ahora, y que será usufructuado por el próximo gobierno. La propuesta era, es: invertí y luego te compensamos gradualmente esa inversión. Producí más gas, sí, pero cobrame ese costo financiero posteriormente, de manera gradual, para amortiguar el golpe.
– Para eso se necesita seguridad jurídica.
– Seguridad jurídica y acuerdos, y acuerdos. Que la oposición se comprometa. Mientras el peronismo fragoteaba, yo colaboraba con opciones. Sin mayor producción de gas no se puede tener tarifas razonables. Nuestras colaboraciones no fueron antiajuste. El Gobierno se equivocó en hacerle pagar el ajuste a su base electoral.
– La clase media.
– Exactamente. Lo político precedió a lo económico, aunque el Gobierno no lo asuma. Si hay poder político se puede controlar el dólar. Cuando se liberó el cepo, la gente no se fue al dólar, aun con la cultura superdolarizada de la Argentina. Cuando se perdió el poder político, el dólar comenzó a escaparse.
– ¿El error de Mauricio Macri estuvo más en lo político que en lo económico?
– Mauricio Macri tiene en economía ideas muy sensatas. Ideas que funcionan en cualquier país normal, que son compartidas por buena parte de los argentinos, entre los que me encuentro: que haya una tasa de interés normal, una inflación normal, baja. Llegar a eso es una cuestión política, porque la manera económica es sabida por todos. Los argentinos estamos tan atrasados que discutimos un tema tan viejo como la inflación.
– ¿Por qué cometió ese error primigenio Macri?
– Macri es un hombre inteligente. Y ahora está comprendiendo que la política no es solo la partidocracia que tanto desprecia. Esas reuniones largas de los políticos son acciones públicas con el objetivo de alcanzar resultados colectivos. La acción pública requiere persuasión, acuerdos, convencer. Macri también quiere un cambio cultural: entiende que hay una minoría de los argentinos que vamos hacia ese país normal, esa que lo entiende. Probablemente tenga razón pero la otra facción también es una minoría, solo que más ruidosa. A las mayorías hay que conquistarlas, y volvemos al punto, eso sucede a través de la acción política: persuadiendo, explicando las cosas. Otra cosa que no entendió es que el populismo es un fenómeno cultural pero no natural de la Argentina. Fue una creación política durante sucesivos años, no sé si 60 o 70, como dice él. Fue una creación de buena parte de la dirigencia argentina, con particular responsabilidad del peronismo.
– ¿La grieta podría ser una síntesis de esa concepción errada de la política?
– A la grieta hay que mirarla desde el punto de vista del marketing. En la Argentina hay una grieta mucho más real: entre los que trabajan, producen, y los que viven del Estado, una grieta que existe desde hace muchos años en la Argentina, y que no es peronistas y antiperonistas, sino mucho más profunda. Es de modelo productivo.
– ¿El error profundo estaría en pensar que el marketing político es una estrategia? ¿Tanta obsesión con el kirchnerismo también mantuvo a Cristina Kirchner con un protagonismo que terminó favoreciéndola?
– Es muy probable. Es una suma de la mala deliberación pública, con muchos actores demagogos en el sistema. Así se valora a esa figura que atrasa. Objetivamente, Cristina no tiene ninguna idea para aportar al futuro de la Argentina. Basta con ver su libro. La escucho y es el pasado. El pasado más nefasto.
– Ahora, imaginémonos el post Macri en el rol clave de la oposición.
– Ahora me gustaría ser el presidente de la Cámara de Diputados con Mauricio Macri. Y buscar consensos para una economía sana, que es lo que necesitamos en la Argentina. También, para una política exterior seria. Son dos prerrequisitos indispensables que requieren consensos. Los países democráticos, si quieren tener éxito económico, requieren un alto consenso en la élite, y uno aún mayor de la ciudadanía. Consensos sobre cuál es el programa. Y para eso hay que hablar con la verdad: y cuando se diga ajuste, será ajuste. Cuando es represión legal del Estado en una manifestación, es represión legal del Estado en una manifestación.
– La misma respuesta valdría tanto si el presidente fuera Macri o si fuera Alberto Fernández. Si la Argentina necesita lo que usted plantea, debiera buscarse tanto desde la presidencia de la Cámara desde el oficialismo o desde la presidencia del bloque radical desde la oposición.
– Confío en Macri. A pesar de sus errores estos cuatro años, vi que es una persona honesta. No creo que Alberto Fernández sea deshonesto, no me consta que así sea, pero veo que está condicionado por Cristina y ese pensamiento viejo. Alberto es una persona criteriosa. Pero su correlación de fuerzas lo tironea muy fuerte.
– Una persona criteriosa sin poder para ser un presidente autónomo. ¿Ese será el conflicto en el caso de que fuera electo?
– Si gana, ese será el conflicto.
– ¿No le asigna posibilidades a que si se impone electoralmente, pueda prevalecer en su propio espacio?
– Veo la estupidez que hizo en Mendoza como un ejemplo. Su fórmula de consenso es recostarse en los gobernadores. Pero ¿en qué gobernadores se recuesta?¿En los republicanos, como Urtubey o Schiaretti? ¿O lo hace en Juan Manzur, o Mariano Arcioni, que no puede pagar sueldos y se toma el trabajo de alquilar un avión e ir a un acto a apoyar a Anabel Fernández Sagasti? En Tucumán suceden barbaridades, ¡barbaridades, barbaridades! En un país normal, alguna que otra provincia debería estar intervenida. Pero este no es un país normal. Alberto se va a recostar en los gobernadores. Ese es su núcleo de poder, lo que mostró es que va en la misma dirección que algunos de ellos, informó MDZOL.