Durante el debate de los candidatos presidenciales, escuchamos las propuestas de los mismos a través de palabras estudiadas y pulidas, Seguramente, guiados por equipos de asesores ocupados y preocupados en persuadir a los potenciales votantes. Al mismo tiempo, pudimos ver paralelamente, otro discurso moldeado por el lenguaje del cuerpo. Un lenguaje que no puede ser planificado como quisiéramos ya que, nuestro cuerpo no obedece a coreografías kinésicas preestablecidas cuando se trata de expresar nuestra opinión personal. Repasamos sólo de modo general, los aspectos más evidentes que dieron cuenta de las principales emociones expresadas por cada uno de los candidatos.
Mauricio Macri: Angustiado
El emblema del ruego, juntar las manos como si estuviera rezando, fue el código conductual que acompañó al presidente durante toda su alocución. Señala la vulnerabilidad por la que navegó emocionalmente durante el debate. En su rostro, además, se hizo presente un conjunto de movimientos musculares que combinados conforman los parámetros de la angustia que es una de las 7 emociones que se expresan universalmente en nuestra especie.
Alberto Fernandez: Confiado
Su paralenguaje, o sea, el ritmo, las pausas, el tono y el volumen reflexivo por momentos y enfático en otros, acompañó los movimientos simétricos de sus extremidades superiores colocándolo en el plano de la asertividad. Realizó preguntas retóricas que respondió posteriormente con sus propuestas. Mostró enojo al referirse al gobierno de Macri, y levantó sus dos dedos indices que refieren a la autoridad, señalando a los televidentes, transfiriendo esa autoridad a sus interlocutores. La autoconfianza fue lo mas visible en su lenguaje corporal.
Roberto Lavagna: Inseguro
Vimos un Lavagna inseguro, titubeante por momentos. Que se aferró varias veces a su lapicera en señal de inestabilidad, sin notar que la misma estaba invertida. Sus manos se mostraron levemente temblorosas y su mirada fue imprecisa evitando en gran parte del debate, mirar a la cámara.
José Luis Espert: Disconforme
Sin gestualidad manual en la primera parte, tenso, Espert mostró la gestualidad del asco al referirse a sus adversarios y asimismo en su expresión facial, apretando los labios en repetidas oportunidades al finalizar sus intervenciones. Esto ultimo dejó en evidencia su disconformidad con su propio discurso. Su movimiento pendular del cuerpo al referirse a los derechos humanos nos dejó el claro mensaje de que Espert preferiría no hablar del tema por la incomodidad que le produce.
Juan José Gomez: Centurión simulado
Ocultó las manos durante gran parte del debate y mojó sus labios repetidamente al referirse a temas clave. Esto sucede cuando ocultamos información o hacemos un esfuerzo por morigerar nuestro discurso adecuándose a lo que creemos que nuestro entorno puede aceptar, evitando mostrar nuestras verdaderas intenciones.
Nicolás Del Caño: Alineado
Con gestos ilustradores asertivos. Por momentos, mostrando la palma de su mano, mostró alta concordancia de su lenguaje corporal con su discurso.
Finalmente señalo que siempre es posible comprender el mensaje del cuerpo y evaluar si el mismo coincide o no con nuestras palabras. Porque como siempre decimos en nuestro Laboratorio de Investigación en Comunicación No Verbal, nuestro cuerpo no sabe mentir.
Fuente: minutouno.com