Tras una crisis que incluyó insultos y amenazas al propio presidente por parte de legisladores aliados, el hijo presidencial 03, Eduardo, fue electo jefe del bloque oficialista en la Cámara Baja, pero el cargo sigue bajo disputa.
La estridente “nueva política” brasileña, aupada al Congreso con la ola de renovación que llevó al poder a Jair Bolsonaro, se sumergió en una crisis, disparada por una agria pelea entre el presidente de Brasil, sus hijos y un grupo de diputados fieles contra la conducción del oficialista Partido Social Liberal (PSL).
El conflicto,que incluyó intercambio de insultos, amenazas y represalias, llevó al por ahora destituido líder del bloque del PSL en la Cámara de Diputados, Comisario Waldir, a calificar a Bolsonaro como un “vagabundo” y aseguró que lo haría “explotar”, pero luego se desdijo con una frase que llevó a muchos a añorar a la denostada “vieja” política del país.
«Eso ya pasó. Nosotros estamos con Bolsonaro.Somos como la mujer traicionada y golpeadaque incluso así vuelve a la comodidad del hogar”, dijo Waldir, en un intento para dar por superada la crisis entre el PSL y su afiliado más poderoso, el presidente de Brasil.
La pelea tiene como telón de fondo la puja entre Bolsonaro y el presidente del PSL, el diputado Luciano Bivar, por el control de la agrupación,que recibe el equivalente a dos millones de dólares por mes del llamado Fondo Partidario, una de las formas de financiamiento público para la política en Brasil.
La crisis, que dividió al segundo mayor bloque de la Cámara de Diputados, con 53 legisladores, se disparó luego de que Bolsonaro calificara a Bivar como un político “muy quemado”. Casi inmediatamente, la policía realizó un operativo de requisa en la casa del presidente del PSLcomo parte de una investigación por posibles candidaturas fraguadas en las elecciones del 2018.
Esas postulaciones, según sospechas, fueron usadas para recibir dinero del fondo estatal que solventa las campañas electorales y desviarlo a otros candidatos. El abogado de Bivar y del PSL vinculó en una nota a esa operación policial con el conflicto entre sus clientes y Bolsonaro.
Antes de partir a una gira por Japón, China y países árabes que lo mantendrá fuera de Brasil hasta fin de mes, Bolsonaro intervino directamente en la crisis, buscando poner a su hijo Eduardo en el comando del bloque partidario en la Cámara Baja. Ese objetivo fue alcanzado el lunes, con un costo que aún no es claro, ya que el PSL, con la segunda mayor bancada en la Cámara baja, parece irremediablemente quebrado, con un grupo de diputados rebeldes buscando que Waldir mantuviera el cargo.
La pelea por la presidencia del partido involucra también la disputa por el “Fondo Electoral, algo en torno a los 500 millones de reales (122 millones de dólares), que el partido dispondrá en las elecciones (municipales) del 2020”, dijo Fernando Cámara, titular de la consultora Ánima Legis, de Brasilia.
El conflicto, que también llevó a la destitución de la líder del gobierno en el Congreso, la diputada del PSL Joice Hasselmann, tiene para analistas el potencial para arrastrar a Bolsonaro a una suerte de pacto con las fuerzas políticas tradicionales del Congreso, a las que la ola renovadora repudió en las elecciones del año pasado y son permanente objeto de crítica del mandatario. De hecho, el reemplazante de Hasselmann en el cargo fue el senador Eduardo Gomes, del centrista Movimiento Democrático Brasileño (MDB).
“El Congreso es mayoritariamente pro-mercado, no tiene como rechazar la agenda económica liberal (…) Pero la guerra en el PSL debería encender una luz amarilla en el Palacio del Planalto. Un presidente sin partido y sin base de congresistas en algún momento termina siendo rifado”, dijo el analista político Alon Feuerwerker, de FSB Comunicação. “Las fuerzas políticas tradicionales, el llamado Centrao (gran centro) está con síndrome de abstinencia de gobierno. Es de derecha y fue calificado por la prensa como salvador de las reformas (que impulsa el gobierno). Sería un casamiento del hambre con las ganas de comer”, agregó sobre una eventual alianza de Bolsonaro con esas corrientes.
Hasselmann, disparó con munición gruesa contra Eduardo Bolsonaro tras su destitución. Periodista y youtuber, dijo que la jefatura del bloque para el hijo presidencial 03 era “un regalo del día del niño” y aseguró que continuaría defendiendo al presidente, pero no a “muchachitos que han obstaculizado al país”.
Eduardo respondió a Hasselmann asegurando que se creía “una Bolsonaro con polleras” y posteó en sus redes una foto de la cara de la diputada estampada sobre un falso billete de tres reales. La legisladora podría seguir el camino de otro ex diputado del PSL, el ex actor porno Alexandre Frota, quien emigró al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) haciendo duras críticas a Bolsonaro.
“Incitar la confrontación es arriesgarse a poner en jaque la estabilidad y la gobernabilidad”, dijo en un artículo Marcio Coimbra, director ejecutivo de Interlegis (ILB), órgano del Senado que se ocupa de divulgar con la actividad del Congreso, informó El Clarín.