El hecho de salir de la prisión ahora no significa el fin de los problemas judiciales para el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, ya que tiene pendientes otras causas por presunta corrupción.
La Fiscalía sostiene que cuenta con “indicios” y “evidencias consistentes” de que las constructoras involucradas en el escándalo conocido como “Lava jato” -donde sobrefacturaron obras de Petrobras para luego utilizar el dinero como sobornos- le dieron viviendas y muebles a Lula, les realizaron reformas a las residencias y le concedieron otras regalías.
En forma paralela, explican los investigadores, también le pagaron cuantiosas sumas por impartir conferencias.
Las empresas habrían hecho todo esto como retribución por haber sido beneficiadas con contratos millonarios con la empresa petrolera Petrobras y otros organismos públicos.
Biografía del ex presidente Lula da Silva. (AFP)
Un punteo de las denuncias que lleva adelante la Fiscalía expone la delicada situación judicial de Lula, aunque el ex mandatario niega cada una de ellas.
Lujosa vivienda en Guarujá
Se sospecha que Lula es dueño de un lujoso departamento tríplex en Guarujá, en el litoral de San Pablo, que habría sido reformado por la constructora OAS, en obras valuados en al menos 260.000 dólares, y equipado con muebles de lujo por un valor de 75.500 dólares.
El ex presidente niega que sea suyo, y de hecho no hay documentos que acrediten que sea de su propiedad.
Lula, durante su defensa, en 2017. (EFE)
Para la Fiscalía, la lujosa vivienda pertenece a Lula, y su afirmación se sostiene en testimonios tomados a la gente que trabaja en el lugar, entre ellos los guardias, la portera y el síndico del condominio, así como dos ingenieros de OAS.
Chacra en Atibaia
Se llama Santa Barbara y se encuentra en región paulista de Atibaia. Cuenta con un amplio edificio, una pileta y un lago artificial para pesca. Los investigadores sostienen que Lula compró la quinta en 2010 por 1,5 millones de reales (unos 390.000 dólares) mediante testaferros.
Las reformas de la residencia habrían sido pagadas por José Carlos Bumlai, empresario y amigo de Lula, y las constructoras OAS y Odebrecht, por un valor de 196.600 dólares. También la equiparon con muebles valuados en 44.700 dólares.
Los propietarios formales de la quinta son Jonás Suassuna y Fernando Bittar, socios del hijo de Lula, Fábio Luís, quien también fue llevado a declarar ante la policía.
Conferencias pagas
Otro de los costados de la causa se relaciona con los “pagos voluminosos” realizados al Instituto Lula en carácter de donaciones, por parte de constructoras beneficiadas con contratos en Petrobras. Sumarían unos 6 millones de dólares.
También la empresa de eventos y publicidad LILS Palestras, propiedad del ex sindicalista, recibió unos 3 millones de dólares por parte de estas empresas como honorarios por conferencias impartidas.
La mayor parte del dinero que ingresó en ambas compañías provino de firmas involucradas en la red de corrupción: Camargo Correa, OAS, Odebrecht, Andrade Gutierrez, Queiroz Galvao y UTC.
Mudanza y deposito
La Fiscalía cree que existen “fuertes indicios de pagos disimulados de aproximadamente 342.000 dólares realizados por OAS en favor de Lula, entre 2011 y 2016, para guardar objetos retirados del Palacio del Planalto –sede de la Presidencia brasileña– cuando acabó su mandato”, resaltò Clarìn.
La contratación del servicio de almacenamiento, afirma la Fiscalía, fue realizada por OAS y la empresa de depósitos “falsificándose el documento para que constara que se trataba de almacenamiento de materiales de oficina y muebles de escritorio pertenecientes a la constructora OAS”.
Según el ex mandatario, él fue el presidente que recibió más regalos en la historia y que llegó a crear un rico fondo personal.
Hijos involucrados
La investigación apunta a que existen pagos realizados por el Instituto Lula y LILS Palestras a empresas de los hijos de Lula, a una nuera del ex presidente y a uno de los dueños de la quinta de Atibaia, entre otras personas.