Estuvieron Vidal, Larreta, Cornejo, Morales y Pichetto, entre otros. Se reunirán cada 15 días con jefes parlamentarios.
Los principales referentes de Juntos por el Cambio volvieron a verse las caras por segunda vez tras la derrota electoral del 27 de octubre. Esta vez, la cita fue en la residencia presidencial de Olivos. De ahora en más, se verán las caras cada 15 días.
Mauricio Macri no ocupó la cabecera pero sí el centro de la mesa, que compartió con el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, el gobernador de Jujuy y también, Gerardo Morales; la gobernadora saliente de la Provincia María Eugenia Vidal; el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y el titular de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, que reemplazó a Elisa Carrió, que anunció su retiro luego de la reunión celebrada en Casa Rosada el día posterior a las elecciones.
También fueron de la partida el compañero de fórmula presidencial Miguel Angel Pichetto; y el presidente del PRO y Humberto Schiavoni, que pronto será reemplazado por Patricia Bullrich; pero llamó la atención la ausencia del jefe de Gabinete y de campaña Marcos Peña, alter ego del mandatario. Otra vez, por cuestiones meteorológicas, pegó el faltazo el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés.
En un salón de la residencia presidencial acondicionado con botellas recicladas, según relató el propio Presidente a sus invitados, Macri -el encargado de romper el hielo- volvió a analizar el resultado de los comicios. “Fue una derrota digna y representar a casi el 41% de los argentinos nos pone en un lugar de mucha responsabilidad”, reflexionó el mandatario, que enfatizó la necesidad de mantener la unidad del futuro espacio opositor.
Macri ratificó los argumentos que dio en su discurso en Costa Salguero. Habló de construir una oposición responsable y de oponerse con firmeza a las políticas del nuevo gobierno, si la situación lo requiere.
No hubo lugar para las disidencias internas entorno al liderazgo del espacio que divide a los principales caciques de Cambiemos. Cerca del Presidente argumentan que Macri es el principal accionista de los votos conseguidos en los comicios, pero ni el mandatario saliente ni otro dirigente expuso sus diferencias. “Fue una reunión muy políticamente correcta”, ironizó uno de los presentes.
El encuentro giró en torno a dos coincidencias. La primera fue la convicción de que el Congreso tendrá una centralidad fundamental para lo que viene en la coalición tripartita. Por esa razón, Vidal -que por la mañana había realizado su propia reunión de Gabinete ampliado, planteó la necesidad de que los jefes parlamentarios se sumen de ahora en más a la mesa de Cambiemos.
La misma se reunirá cada 15 días y se sentarán alrededor de ella, además de los presidentes de los bloques; los jefes de los partidos y los gobernadores. Pichetto seguirá firme en su rol de pata del “peronismo republicano” dentro del armado y Cornejo, seguirá en su calidad de jefe de la UCR. En el PRO no aseguraron que Vidal permanezca después del 10 de diciembre.
El segundo eje fue, como hace dos semanas, la necesidad de avanzar en la institucionalización de Cambiemos y agilizar el proceso de toma de decisiones; sobre todo, para definir las desavenencias. Sin embargo, nadie entró en detalles.
Cornejo, que supo criticar a Macri en público en reiteradas oportunidades, pidió que las discusiones se den con tiempo. “Lo pasado es pasado”, añadió.
Los referentes del oficialismo saliente analizaron los primeros pasos de Alberto Fernández como presidente electo. Al pasar, varios marcaron su preocupación por la inserción geopolítica del país.
Sobre la crisis en Bolivia, apenas se destacó la posibilidad de que el interbloque de Cambiemos pudiera plasmar un comunicado conjunto.
“Esta es una de las primeras reuniones que tendremos. Nos vamos con el compromiso de sostener y trabajar la unidad. Creo que cada uno de los partidos debe aportar a ese objetivo”, razonó Ferraro al terminar la reunión. El sucesor de Carrió -un detalle que el propio Macri le recordó- insistió en la necesidad de consensuar posiciones de centro. Otros de los presentes remarcaron que había que evitar “ser corridos por izquierda”.
El jefe de Gobierno, que tampoco oculta su voluntad de ser candidato presidencial en 2023, insistió en la necesidad de mantener la unidad. Su aliada, Vidal, añadió que era necesario conseguir una base electoral mayora la obtenida el 27 de octubre.
Por ahora, dentro de Juntos por el Cambio ratifican que no habrá lugar para delegar facultades del Congreso al Ejecutivo y otorgarle “superpoderes” a Fernández a través de una ley de emergencia económica. “Si Macri no lo hizo, no hay necesidad de que el Frente de Todos lo haga”, argumentó uno de los presentes días atrás, informó Clarín.