Salió a blindar a Cristina por las denuncias de «lawfare» tras respaldar el pedido de quita al FMI. Ayer recibió a Duhalde tras el paso de Zulemita y Kohan por Casa Rosada. Hoy Kicillof reúne a Massa y Máximo en La Plata.
Ante la adversidad del escenario económico, el peronismo se compacta. La empatía Alberto-Cristina que se tradujo en el pedido unísono de quita al FMI y el posteo presidencial sobre el “lawfare” exhiben la coordinación política del Gobierno nacional para abroquelarse a nivel externo (deuda) y también interno (“nunca más a la persecución judicial”, en palabras del Presidente).
La viabilidad política del Frente de Todos encara 45 días cruciales en términos de reestructuración de la deuda ante el Fondo Monetario Internacional y los acreedores privados. En este contexto, la cohesión del peronismo se convirtió casi en una política de Estado ante los incipientes movimientos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal para despabilar a la oposición en caso de que naufrague la negociación con el Fondo y los tenedores privados de deuda. Es decir, ante un eventual default.
El Presidente blindó a Cristina de Kirchner primero en su reclamo de quita al FMI y en la denuncia de violación del artículo VI del estatuto del organismo multilateral de crédito (“ningún país miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital”). La diferencia de criterio entre el Gobierno nacional y el FMI, expuesta en el intercambio de opiniones entre Alberto, Cristina, el vocero del Fondo, Gerry Rice, y la titular del organismo, Kristalina Georgieva, deberá ser aclarada en Riad por Martín Guzmán en la reunión de Ministros de Finanzas del G-20.
Ayer, Fernández sorprendió con un posteo en redes sociales donde retoma la denuncia de Cristina sobre “lawfare” y persecución judicial por motivos políticos. El Presidente mencionó “detenciones arbitrarias” el mismo día de la liberación de Juan Pablo “Pata” Medina. Pareció el corolario del principio de interna en el Frente de Todos por los “presos políticos” en referencia a figuras del kirchnerismo como Julio De Vido o Amado Boudou.
La irrupción en escena de la unidad del peronismo en medio de la batalla por la reestructuración de la deuda rozó esta semana el paroxismo. A las visitas de Zulemita Menem y Alberto Kohan la semana pasada a la Casa Rosada ayer se sumó una audiencia de Eduardo Duhalde y el Presidente de la Nación. El expresidente afirmó que el proceso de renegociación de la deuda externa “está bien hecho” y que espera que “termine bien”, al tiempo que señaló que no tiene “ninguna incertidumbre” acerca de que “los usureros siempre terminan arreglando”.
En la provincia de Buenos Aires, donde se produjo un desafortunado “leading case” de reestructuración de la deuda que terminó con el pago cash de intereses y capital ante la intransigencia de los bonistas y fondos de inversión, se replicará el mismo fenómeno.
Axel Kicillof recibirá hoy en La Plata a Sergio Massa, Máximo Kirchner y al resto de los legisladores nacionales bonaerenses del Frente de Todos, en otro intento por fidelizar a la tropa oficialista de cara al inicio de la negociación por el Presupuesto 2020.
La negociación por la deuda no es sólo económica. También definirá en qué condiciones llegará el Frente de Todos a la elección de medio término el próximo año. La Casa Rosada no está dispuesta a rifar el capital político obtenido en las urnas en un acuerdo de pago que asfixie las cuentas internas e implique inmolarse electoralmente para resolver el déficit fiscal o la necesidad de cobro de los acreedores externos. Hasta ahora no se conoce otra propuesta que no sea el otorgamiento de un período de gracia de tres años para el pago de intereses y capital al FMI. Pero antes vendrá un intento de reestructuración con los tenedores privados que incluirá un porcentaje de quita aún no definido. Un eventual “default” tal vez resulte para el Gobierno nacional, en términos políticos, más redituable que reorientar recursos al pago de deuda.
Mientras tanto, en Nación y Provincia ya se cumplieron 70 días de gestión sin Presupuesto 2020 aprobado por el Congreso y la Legislatura provincial. El stand by en la gestión interna permitió incluso que Mauricio Macri abandone el letargo poselección para comenzar a moverse en la provincia de Buenos Aires. Ya estuvo con Diego Valenzuela en Tres de Febrero y fue recibido por su primo, Jorge Macri, en Vicente López. María Eugenia Vidal reaparecerá en Mar del Plata junto a Guillermo Montenegro. El antiperonismo también olfatea la parálisis de la gestión y se reabroquela antes de lo esperado.