La escalada continúa. El avance del coronavirus en Estados Unidos, que ya se convirtió en el tercer país con mayor cantidad de casos confirmados detrás de China e Italia, estremece. El estado de Nueva York ya tiene más de 20.000 infectados: la brutal pandemia ha llegado y todo indica que no está cerca de detenerse. Y los más afectados, son los jóvenes.
El gran temor: que el sistema de salud se vea sobrepasado por la embestida del virus que para muchos puede llegar a ser mortal . Si bien las autoridades estatales han anunciado que se han puesto todos los esfuerzos posibles en que esto no suceda, distintos hospitales del estado ya reportan graves faltantes.
Sólo en la ciudad de Nueva York, el número de infectados asciende a más 12.000 personas . Y los muertos ya han superado los cien. «Esta semana será mala, y la próxima será peor», indicó el alcalde de la ciudad en diálogo con un canal de noticias. «Este es solo el comienzo de algo que empeorará en abril y mayo, y tenemos que prepararnos, tenemos que cambiar la manera en que vivimos, y necesitamos absolutamente ayuda de Washington», enfatizó.
Las analogías de los líderes políticos tienen un punto en común: la guerra. Este enemigo no alza banderas. Este enemigo no sabe de armas. El enemigo es invisible. Y cruza fronteras sin distinción alguna. Nueva York está en una carrera, y es una que el sistema de salud debe ganar. Si los casos de COVID-19 continúan con su trayectoria, la necesidad de generar suministros y ampliar canales de atención es imperativa.
«No sos Superman, y vos no sos Supergirl», dijo el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo, quien no se cansa de repetir que la gente joven también es víctima del virus mortal. De hecho, en el estado de Nueva York, el grupo etario entre los 18 y los 49 años representan el 54% de las infeccione s. «Podés contraer este virus y podés transferirlo. Podés terminar lastimando a alguien que queres sin siquiera saber. La distancia social funciona», indicó el funcionario.
En el estado, el número de infectados ya es diez veces más grande del que se había anunciado días atrás. Las sirenas de las ambulancias por las calles vacías no dan respiro. Una tras otra avanzan por la ciudad que ya tiene en infectados más de quince veces lo que cualquier otro estado en Estados Unidos.
Cuomo, cuya popularidad ha crecido sustancialmente e -incluso- en las redes se ha generado una campaña que lo nombra como futuro presidente, todos los días a las 11 (hora local) se enfrenta a las cámaras para la hora más negra del día: la actualización de casos. Sereno, pero con el rostro cansado, el funcionario habla sin tapujos. A su lado, la pantalla partida muestra las cifras alarmantes.
«Ventiladores, ventiladores, ventiladores», remarcó el mandatario estatal. No hay palabras que permitan expresar lo desesperado del pedido: Nueva York cuenta con un total de 3 mil, pero se estima que 30 mil serán los necesarios para afrontar la crisis sanitarias.
Veintitrés días. Eso fue lo que tardó el estado de Nueva York en convertirse en el 5 por ciento infeccioso a nivel global.
En este contexto, Cuomo instó al presidente Donald Trump ha endurecer medidas para asegurar que los hospitales cuenten con suficientes suministros médicos. Hasta ahora, las compañías Tesla y General Motors se han ofrecido a producir ventiladores, mientras que 3M y Honeywell International se han voluntariado para la producción de barbijos. «Necesitamos productos», dijo Cuomo, y enfatizó: «Esa va a ser la diferencia entre vida y muerte».
Por su parte, De Blasio estimó que para principios de abril la ciudad de Nueva York necesitará 130 millones de equipo médico. Además, consideró que el país necesita -con urgencia- que se declare la cuarentena total a nivel nacional.
En total, el estado de Nueva York cuenta con 53.000 camas de hospital. Según Cuomo, el esfuerzo está puesto para -al menos- duplicar esa cifra y poder asegurar que el sistema no colapse. Se resolvió suspender todas las cirugías electivas en el estado y, además, las autoridades comenzaron a trabajar con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos para convertir distintos hoteles y centros de convenciones en hospitales temporales.
Mientras el estado se prepara para las peores proyecciones, las autoridades solicitaron a través de canales oficiales que médicos y enfermeras retiradas se conviertan en voluntarios para enfrentar la crisis sanitaria. En menos de 24 horas, mil trabajadores de la salud que ya estaban jubilados se ofrecieron para combatir el coronavirus en Nueva York.
Desde el comienzo del brote en Estados Unidos, Trump mencionó en múltiples oportunidades la posibilidad de usar un medicamento que usualmente se usa para la malaria para combatir el COVID-19. Este martes, tras recibir un cargamento de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, el estado de Nueva York comenzará con ensayos clínicos para probar las drogas hidrocloroquina, zithromax y cloroquina en pacientes con coronavirus.
Cuomo justificó el alza en los números por el aumento de tests disponibles: según el mandatario estatal, más de 33.000 personas han sido chequeadas para ver si tienen o no el coronavirus. Estas cifras indican que, per capita, según estimaciones reveladas por el jefe del ejecutivo estatal, el nivel de testeos ya supera a los realizados en Corea del Sur.
Del total de infectados en Nueva York, casi un 15 por ciento se encuentra hospitalizado. 157 personas han muerto; 100 personas se han recuperado.
Por el momento, el presidente Trump ha rechazado decretar la cuarentena en todo el país, donde los casos ya son más de 38.000, y al menos 463 personas han muerto.