Gabriel Heras, médico especializado en medicina intensiva, plantea permitir a los familiares despedir a sus allegados dentro de la UCI con los debidos equipos de protección individual.
España ha registrado en la última jornada un descenso en el número de muertes diarias, 605, lo que eleva la cifra total a casi 16.000 fallecidos.
Entretanto, las pruebas rápidas a nivel masivo anunciadas por el Gobierno aún no han llegado a la mayoría del personal sanitario, que se encuentra en la primera línea de la lucha contra la enfermedad y sigue trabajando sin conocer su estado de salud.
Gabriel Heras, médico especializado en medicina intensiva, es uno de los miles de médicos contagiados por coronavirus. Actualmente, se encuentra recuperándose de la enfermedad y está deseando volver a trabajar para «entrar en la segunda parte del partido».
«Este partido va a tener prórroga»
«Parece que este partido va a tener prórroga», dice Heras en una entrevista a RT. Director del proyecto Humanizando los Cuidados Intensivos (HU-CI), Heras describe las últimas cinco semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) como «absolutamente extenuantes».
Este profesional trabaja en primer hospital afectado por coronavirus en la Comunidad de Madrid. «Se paró el hospital. No dejaban salir a nadie, ni por supuesto entrar a nadie tampoco. Teníamos que ver qué pacientes eran potencialmente infectados e incluso qué profesionales también», relata.
Por otro lado, Heras subraya que están «absolutamente» en contra de que los pacientes mueran en soledad, como está ocurriendo actualmente. Plantea un solución que a su juicio es «sencilla»: permitir a los familiares despedir a sus allegados dentro de la UCI con los equipos de protección individual.
«Yo tardé cinco semanas en contagiarme y me contagié porque la última semana, que fue la de mayor pico asistencial, en mi hospital se acabaron los EPI [equipo de protección individual], se acabaron las mascarillas y se acabaron los guantes», comenta.
«La sanidad tiene mucho margen de mejora»
«Es como ir a la batalla sin escudo. Nos hemos dado cuenta que tenemos los mejores profesionales del mundo, pero la sanidad tiene mucho margen de mejora. La pandemia ha puesto de manifiesto todas las carencias del sistema», explica.
Entre todas las historias vividas estas semanas, recuerda una en especial. Una enfermera de otro hospital público que se encontraba en su centro acompañando a su padre a punto de morir y a la que permitieron que estuviese presente y le diese la mano.
«En el momento en que su padre falleció, ella se giró hacia nosotros y comenzó a aplaudir dándonos las gracias porque en su propio hospital no le hubiesen dejado estar. Creo que son las cosas que marcan la diferencia. El coronavirus no se puede llevar la humanidad de los profesionales, ni el miedo».