Autoridades de los municipios de Quilmes y Avellaneda, en el sur del Gran Buenos Aires, aislaron un asentamiento de emergencia que comparten por jurisdicción, tras detectar 53 nuevos casos de covid-19 en 24 horas. «Luego del operativo DETeCTAr + #Cuidarnos, recibimos al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni y junto al intendente (de Avellaneda), Jorge Ferraresi decidimos llevar a cabo el aislamiento sanitario estricto en Villa Azul para limitar la circulación y cuidar a los vecinos y vecinas», señaló en Twitter la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza.
La decisión, similar a la que en su momento tomó China con Wuhan, llega después de un disparo en el número de contagios en villas de emergencia y asentamientos tanto de la Ciudad como de la Provincia de Buenos Aires.
En función de ello es que se creó el Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus (DETeCTAr ) diseñado para mejorar el acceso al diagnóstico en zonas vulnerables.
El barrio Villa Azul es un asentamiento que comenzó a levantarse en la década del 40, escindido de otro, Villa Itatí, por el Acceso Sudeste, autovía construida por la dictadura militar en 1978.
La triple jornada de testeos en el lugar arrojó 53 nuevos positivos de covid-19, enfermedad causada por el coronavirus, y otros 50 en estudio.
En total, relevaron 813 viviendas y 3.128 personas.
Así fue como autoridades municipales, en coordinación con los Gobiernos de Nación y Provincia decidieron el aislamiento del barrio, instalando una fuerte presencia policial.
«El objetivo es limitar la circulación de las personas», coincidieron Mayra Mendoza y Jorge Ferraresi en declaraciones que consigna el portal de noticias Infobae.
Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud del Gobierno nacional, contó que «se está trabajando con las organizaciones de los barrios para minimizar al máximo el contacto. La idea es fortalecer el distanciamiento físico y minimizar la circulación a otros barrios populares que están cerca».
Otra víctima en Villa 31
La villa 31, o barrio Padre Mugica, como bautizaron sus pobladores, es el asentamiento más emblemático de Argentina, ubicado desde 1932 en un terreno contiguo al puerto que, en la actualidad, es una de las zonas más caras de la ciudad de Buenos Aires.
Allí fue donde se comenzaron a disparar los contagios en la ciudad de Buenos Aires en los últimos 15 días a causa de la falta de acceso a agua potable.
Ramona Medina, una líder social de 42 años fue la primera que denunció la falta de agua y la situación en el barrio, hasta que falleció a causa de coronavirus el domingo pasado.
Siete días después, el barrio ve morir a otro de sus referentes, Agustín Navarro, de 57 años, y también víctima fatal del covid-19.
Navarro fue diagnosticado hace unos 10 días, aislado en un hotel y trasladado al Hospital Ramos Mejía, pero su cuadro estaba comprometido por la preexistencia de problemas respiratorios.
Navarro trabajaba en un merendero de la agrupación social Barrios de Pie donde alimentaba a unos 100 niños y niñas.
Su hija Verónica ya dio positivo de covid-19 y su pareja, sus tres hijos, su yerno y tres de sus nietos están aislados en forma preventiva en sus casas.
«Con el avance de la pandemia en los barrios populares, somos los militantes sociales quienes día a día ponemos el cuerpo. Junto a la familia, los integrantes del movimiento y los vecinos del barrio estamos transitando este doloroso momento», señaló Barrios de Pie en un comunicado.
La Ciudad de Buenos Aires, con 5.500 casos, y la Provincia, con 4.060, son las regiones argentinas que por lejos encabezan la tabla de contagios de coronavirus, razón por la cual, no fueron habilitadas para la desescalada que experimenta gran parte del país.