Canadá empezó a relajar este lunes el confinamiento y las restricciones a la actividad económica, al tiempo que ha superado la barrera de los 60.000 contagios de COVID-19, con 3.842 fallecidos.
Cinco de las 10 provincias del país, entre ellas las dos más afectadas por la pandemia, Ontario y Quebec, permitieron este lunes la reapertura de algunos negocios que no considerados esenciales, como paso previo a la reanudación en las próximas semanas de otras actividades.
A pesar de ello, las autoridades federales, que han delegado la política de reapertura en los Gobiernos provinciales, mostraron su cautela ante el temor de un repunte de los casos.
Durante su conferencia de prensa diaria, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, mantuvo su recomendación de que el público no salga a la calle «a menos que sea totalmente necesario».
«Sé que el tiempo está mejorando pero todavía necesitamos tener mucho cuidado y no solo los de mayor edad, sino todos», declaró Trudeau.
Quebec, que acumula 32.623 casos de COVID-19 y 2.280 muertes, autorizó la apertura a partir de este lunes de comercios con puertas directamente a la calle, excepto en la ciudad de Montreal, la mayor urbe de la provincia.
Y es que en esa localidad, donde este lunes hubo 758 nuevos casos y 75 muertes, las autoridades han tenido que plegarse a las presiones y el primer ministro de Quebec, François Legault, anunció este lunes que la reapertura de los comercios en Montreal se ha pospuesto una semana hasta el 18 de mayo.
Los expertos señalan que las tasas de transmisión en la ciudad son todavía demasiado elevadas y que existen dos brotes epidémicos en el norte y este de Montreal.
Mientras que los sectores de la construcción y la manufactura industrial reiniciarán sus operaciones en Quebec el 11 de mayo; las escuelas de educación elementaria en algunas zonas de Quebec también reabrirán sus puertas el 11 de mayo aunque la asistencia no es obligatoria.
La planeada reapertura de los colegios también ha causado críticas entre grupos como los sindicatos de profesores.
Durante una entrevista en la televisión de Quebec, Trudeau, que es profesor de profesión, reconoció ayer que no sabía si enviaría a sus hijos al colegio en Quebec.
«Probablemente tomaría la decisión en el último momento», añadió Trudeau.
En Ontario, con 17.923 casos de COVID-19 y 1.300 muertos, 84 de ellos en las últimas 24 horas, negocios como tiendas de jardinería, concesionarios de automóviles y algunas obras volvieron a la actividad hoy.
Y en la provincia de Alberta, con 5.766 casos de COVID-19 y 95 muertes, los trabajadores de una de las mayores plantas de procesamiento de productos cárnicos de Norteamérica protestaron por la decisión de reanudar las actividades.
La planta de Cargill, que produce el 36 % de la producción de carne de vacuno consumida en Canadá, ha tenido 935 de casos de COVID-19 y es de hecho el centro del mayor brote epidémico en todo el país. Además, uno de sus empleados murió tras contraer la enfermedad.
La mayoría de los empleados de la planta de Cargill son inmigrantes o trabajadores temporales extranjeros.