Después de permanecer durante el último mes y medio totalmente cerrados o en algunos casos con alguna actividad reducida, limitada muchas veces al reparto domiciliario, numerosos comercios abrieron sus puertas ayer en Esquel.
Esto generó un mayor movimiento en el centro de la ciudad, volvieron las dificultades para estacionar y se vio incrementada la circulación de vecinos en la vía pública, con la presencia de filas para ingresar a los locales más demandados.
La posibilidad de retomar la actividad causó alivio en numerosos comerciantes, así como también entre los clientes que vieron la oportunidad de retornar a cierta normalidad en medio de la pandemia por el coronavirus.
«Arrancamos con todas las normas de seguridad, utilizando barbijo, alcohol en gel, distanciamiento y dos personas a la vez en el local para evitar aglomeraciones», destacó Gustavo Macayo, responsable de la Librería Macayo que está en 25 de Mayo y 9 de Julio. «Hace 45 días que estamos cerrados cuando podríamos que haber estado estos 45 días trabajando tranquilamente con las medidas de seguridad. Ahora me gustaría saber quien se va a hacer cargo del pasivo social y económico que dejará esto y que es muy grande. Cualquiera que dé una vuelta por el pueblo va a ver que hay locales que no existen más. Sin ir más lejos, acá al lado de la librería había una tienda hermosa que ya no existe más. Nosotros no pagamos alquiler, pero si hubiésemos tenido que pagar alquiler ya estaríamos cerrados», comentó el comerciante.
A su vez cuestionó la imposibilidad de abrir la librería en los días previos, «el libro para mucha gente es un artículo de primera necesidad. Es un elemento súper importante, para la gente que lee, que estudia, para aquellos a los que les interesa que sus hijos lean. Uno mismo tiene que agarrar una novela para no estar todo el tiempo pensando que no puede pagar la luz, que no puede pagar el gas o la olla. Un libro permite usar la cabeza para otros fines».
En este tiempo «estuvimos haciendo entregas a domicilio, eso aportó una gotita de efectivo, quizás un 5% de lo que precisamos facturar. Y va a costar que la gente vuelva a adquirir los hábitos de consumo, o se los va a replantear.
Cuando se para el mundo uno se plantea muchas cosas de la vida, el sentido de las cosas, del trabajo, y creo que la recuperación del ritmo económico va a demorar casi el mismo tiempo que estuvimos cerrados. Y el pasivo de más de un mes sin facturar va a ser imposible de levantar, a menos que el Estado se haga cargo». Consideró Macayo que «se necesita un auxilio para la pequeña y mediana empresa, sobre todo para los que tienen uno, dos o tres empleados y que no pueden funcionar si no están abiertos.
Turnos para el corte de pelo
Por su parte, otro comerciante, responsable de la peluquería y barbería de calle 9 de Julio casi 25 de Mayo, comentó que abrió su local con la posibilidad de atender un cliente por hora. «Los turnos se sacan a través de la página tecuidamos.chubut.gov.ar, a través del Instagram de la peluquería por teléfono celular. Pero la mayoría de los que vinieron hoy se contactaron con nosotros y los cargamos en la página».
En la peluquería «trabajamos de 10 a 13 y de 16 a 19 horas, pero estamos viendo como nos acomodamos a estos cambios de horarios: la página nos permite un turno por hora, pero estamos contentos de poder volver a trabajar».
Sobre las medidas de bioseguridad, dijo que «estamos desinfectando las sillas entre cada corte, usamos barbijos, guantes, evitamos la circulación de gente».
Desde la Chocolatería Dulzuras de Esquel, de Rivadavia y Sarmiento, reconocieron que en la apertura de los comercios «circuló gente en la calle pero no han entrado muchos a comprar. Igual nosotros hacemos delivery y sacamos algunas ofertas en chocolates, alfajores, desayunos. Todo viene bien y estamos tratando de seguir adelante. Tenemos abierto de 10 a 13 y de 16 a 18 horas», comentaron.
Protectores y mamparas en tiendas
La responsable de Pampero ubicada en calle Rivadavia en pleno centro de Esquel hizo hincapié en la utilización de protectores faciales para el personal y mamparas en la línea de caja. Además también «tenemos alcohol en gel, desinfectamos toda la mercadería cuando llega, pedimos tomar distancia y se permite el ingreso de a dos o tres clientes porque el local es grande».
En este caso, «el movimiento fue bueno, pasó bastante gente a pagar cuentas, porque veníamos haciendo delivery. Creo que a todos nos vuelve el alma al cuerpo al poder trabajar, así que ahora esperamos poder remontar un poco», dijo la empleada del comercio.