La Organización de las Naciones Unidas (ONU) refiere que en las ciudades se ha sentido un mayor impacto de la Covid-19, pues las zonas urbanas han acaparado un 90 por ciento de los casos comunitarios. Sin embargo, es posible que las urbes puedan recuperarse de forma resistente, inclusiva y verde.
El secretario general de la ONU, António Guterres, explica que el impacto de la crisis impuesta por el nuevo coronavirus perjudica a muchas urbes con sistemas de salud sobrecargados, servicios de agua y saneamiento inadecuados y otros problemas.
No obstante, afirma que “hoy tenemos una oportunidad para reflexionar y reajustar la forma en que vivimos, nos relacionamos y reconstruimos nuestras ciudades”, donde ya se ha visto “una solidaridad y una resiliencia extraordinarias”.
De ahí que la organización formule una serie de recomendaciones para que las zonas urbanas puedan recuperarse tras la pandemia. En este sentido, señala que en todas las fases de respuesta ante la pandemia se deben abordar las desigualdades y los déficits de desarrollo a largo plazo y se salvaguarde la cohesión social.
Además, se debe priorizar a los más vulnerables, por ejemplo, “garantizando a todos un lugar seguro donde cobijarse y vivienda de emergencia a quienes no tienen hogar, el acceso al agua y al saneamiento”, así como prohibiendo “los desalojos durante la crisis hasta instalar nuevos puntos de agua limpia en las zonas más vulnerables”.
¿Cómo recuperarse con economía resiliente y verde?
De acuerdo con la ONU, una manera de crear espacios más libres, descontaminados, inclusivos y verdes, pudiera ser centrándose desde los Gobiernos locales en una gran transformación ecológica y en la creación de empleo, así como medidas de estímulo que puedan conducir “el crecimiento hacia una senda resiliente de bajas emisiones de carbono y promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
En esta senda, refieren que muchas ciudades han creado nuevos carriles para bicicletas y zonas peatonales, recuperando con ello espacios públicos. Asimismo, la rápida adopción del teletrabajo ilustra cómo las sociedades pueden transformarse “en lo que parece de la noche a la mañana para hacer frente a amenazas urgentes”.
Con esa misma urgencia, explica el organismo internacional, se deben transformar las ciudades y abordar las crisis climáticas y de contaminación, repensar y dar nueva forma al mundo urbano, recuperarnos y mejorar, construyendo ciudades más sostenibles.
Recomendaciones de la ONU
La Covid-19 ha mostrado las inmensas posibilidades de un futuro urbano resistente al clima, refiere el organismo internacional, a la vez que las comunidades y ciudades que ya son vulnerables a otros desastres climáticos y naturales se han visto gravemente afectadas por la pandemia del coronavirus.
Por ello, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él siguen siendo de “importancia primordial para construir ciudades y comunidades resistentes que puedan soportar tanto los riesgos de pandemia como el aumento previsto de los desastres naturales y las anomalías relacionadas con el clima”.
En tanto, los cierres y la drástica disminución de la actividad económica han tenido algunos impactos ambientales positivos a corto plazo, como la limpieza del aire en ciudades conocidas por su calidad de aire tóxico. De ahí que, según la ONU, la Covid-19 ha demostrado que un “futuro urbano verde es posible”.
Así, la reducción del transporte motorizado en muchas ciudades ha dado lugar a una menor contaminación y a un mayor uso de medios de transporte no motorizados, como los desplazamientos a pie y en bicicleta.
En cuanto a la reforma de los programas de protección social, varios son, de acuerdo con el organismo internacional, los Gobiernos que ya habían invertido en esta antes de la crisis, a través del establecimiento de registros sociales ampliados para ampliar la asistencia social a partes del sector no estructurado y a las poblaciones pobres.
Entre las medidas para reactivar los sistemas alimentarios y apoyar la producción y distribución locales, podrían aplicarse el comercio electrónico de productos agrícolas, la organización de compras colectivas comunitarias de alimentos, los sistemas de ayuda alimentaria dirigidos a las personas de edad y vulnerables y la vinculación de los agricultores con los consumidores.
Además, la dispensación de comidas gratuitas, las unidades móviles de centros de alimentación, los servicios móviles de mercado al por mayor, las entregas a domicilio de alimentos, los restaurantes comunitarios y los modelos de distribución de alimentos comunitarios.
Según la ONU, todas estas medidas son de posible aplicación, pues la actual pandemia ha demostrado que la sociedad es capaz de una rápida transformación y adaptación.
“Nunca ha sido tan urgente como ahora evitar el retorno al statu quo prepandémico y, en cambio, transformar las ciudades de todo el mundo para que tengan capacidad de recuperación, inclusión y sostenibilidad ecológica y económica en el futuro. Sabemos que esto es posible”, señala.