Si algún día trascienden todas las actuaciones que llevó a cabo el juez en este caso, en el que están involucrados los hijos y la ex pareja del millonario sindicalista Héctor Rubén González, se van a conocer seguramente por qué el magistrado actuó con tanto hermetismo; a tal punto de no revelar diligencias que concretó ni siquiera a los empleados o funcionarios de su Juzgado. Hoy, ese secreto continúa y actúa como “blindaje” a favor de los González, cuando se comenta que ya el procesamiento aparentemente sin prisión preventiva para todos estaría listo.
Aunque hay crecientes versiones en estos días en las que se dice que uno de los hijos del gremialista dueño del diario Jornada de Trelew podría quedar afuera de la causa.
Al proceso se sumaron hace unas semanas al menos cuatro imputados más, de los que no dejan en el Juzgado Federal de Rawson que trascienda absolutamente nada.
La lógica indica que si están involucrados en la causa es porque son del cercano entorno de los principales acusados, a los que el juez les endilga distinta participación en los delitos que se descubrieron a partir de aquel inédito allanamiento del 19 de mayo, cuando la policía llegó a la mansión de los González y se encontró con ese verdadero “bosque” de cannabis, según la investigación, plantado en medio de “toda una estructura preparada para sembrar, cultivar y cosechar marihuana, aparentemente, con fines de comercialización para producir droga”.
El procedimiento fue muy importante y trascendió a nivel nacional, pese a las incansables operaciones que hubo desde el Grupo Jornada para que el caso “se apagara enseguida” mediáticamente. De hecho, el verborrágico Massoni con este inédito operativo se llamó a silencio, habló solo una vez porque quedó en evidencia de que había intentado “borrarse” y después no se refirió nunca más al tema.
En el allanamiento se secuestraron más de cien plantas de marihuana, varios cientos de plantines, y otras especies que producen sustancia alucinógena como “el cactus San Pedro”, además elementos, objetos, según los investigadores, que son utilizados habitualmente en el fraccionamiento de droga.
Ahora en la Justicia, el caso estaría a punto de ser cerrado en su etapa instructoria con los procesamientos de la mayoría de los involucrados y la elevación a juicio para que sea ventilado por el TOF, el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, a más tardar en los primeros meses del año que viene si es que el abogado de los imputados no pide que se revise la decisión del juez Gustavo Lleral, si es que esta no les conviene.
Es llamativo que en el Juzgado Federal de Rawson hayan instalado un verdadero blindaje entorno a esta causa. ¿Será por los personajes que están involucrados? ¿Tendrá algo que ver que jueces y fiscales aparecen cada tanto en el diario del sindicalista González, en notas en las que se les destaca sobre manera su actuación en determinadas causas?
Desde que se inició el proceso judicial, el mismo día en que descubrieron la plantación de marihuana en la vivienda de los hijos y la expareja del gremialista lucifuercista; el juez federal Gustavo Lleral, ha decidido trabajar en el más estricto secreto.
En los tribunales aseguran que es todo un misterio lo que pasa en el proceso judicial pese a tratarse de una causa que despierta el interés de la opinión pública por la cantidad impresionante de plantas de cannabis secuestrada aquella jornada del 19 de mayo en ese domicilio de la calle Cangallo al 100, a metros de una escuela primaria y por los personajes que están imputados como presuntos narcotraficantes. Tal como lo entendió el magistrado al momento en que al citarlos a indagatoria resolvió atribuirles los delitos de “comercio de estupefacientes”, “almacenamiento de semillas”, “cultivo de plantas para la elaboración de estupefacientes” y hasta “ejercicio ilegitimo del arte de curar”; que estaría vinculado, según se presume, a la supuesta venta de aceite de cannabis que se hacía en el lugar.
Para el juez los hijos de González y su expareja “cultivaban plantas de marihuana para elaborar estupefacientes”; dicho en pocas palabras. A esa conclusión habría llegado, luego que la policía descubriera en el patio principal del domicilio de los imputados “toda una estructura preparada para sembrar, cultivar y cosechar marihuana, aparentemente, con fines de comercialización para producir droga”, recuerdan algunos de los investigadores del implacable comisario Eduardo Alonzo.
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