Una alta fuente judicial le confió a este portal de noticias que de no haber sido por la pandemia los hijos y la exmujer del millonario sindicalista Héctor Rubén González hubieran estado presos, porque son graves los delitos que les imputan en la causa por narcotráfico que les abrieron en el Juzgado Federal de Rawson.
Lisa y llanamente el juez considera a los González narcotraficantes, dado que cree –según el análisis que debe haber hecho de toda la prueba que colectó la policía– que tenían ese “bosque de marihuana” en la casa con intenciones de comercializarlo para producir droga.
Ahora trascendió que habrían pedido declarar y que en las próximas horas el magistrado los citaría a una audiencia para ampliar “lo poco” que dijeron cuando se los llamó a indagatoria.
Es que se deben estar dando cuenta de que pueden ir a prisión por unos cuantos años y hasta no suena a descabellado de que alguno de los imputados esté pensando en declarar como arrepentido, a cambio de beneficiarse con una rebaja de pena.
Si esto se llegaría a concretar al “Gordo” González, el polémico sindicalista lucifuercista, devenido ahora en empresario de medios, le podría subir bastante la presión arterial. Como aquel día en que le allanaron la mansión en donde él supo vivir y descubrieron el bosque de marihuana.
Aquellos que conocen gran parte del expediente sostienen que la exmujer y los hijos del dueño del diario Jornada de Trelew no saben cómo zafar del concurso de delitos que les endilgan y que si no dicen la verdad: lo que saben, inminentemente van a terminar en la cárcel.
El juez no los ha metido presos hasta ahora por la pandemia, porque no quieren llevar “gente de afuera” a un centro de detención, esa es la explicación que dan allegados al magistrado con respecto a la libertad que gozan momentáneamente los González.
Después de la ampliación de la indagatoria que se les estaría recibiendo por estas horas, el magistrado tiene de nuevo diez días hábiles para resolver la situación procesal de cada uno disponiendo un procesamiento con prisión preventiva o no.
Bien vale recordar que ya han pasado dos meses de aquel día en que la policía allanó la mansión de los González y descubrió que en el patio principal de la propiedad tenían más de cien plantas de marihuana, varios cientos de plantines diseminados en distintos lugares y más de una decena de plantas de “cactus San Pedro”, una especie que como té o preparado es también altamente alucinógena.
Ese procedimiento fue efectuado al mediodía del 19 de mayo en una imponente propiedad de la calle Cangallo al 100 y Belgrano, a metros de un establecimiento educativo y sus moradores hasta ese entonces ni se imaginaban que iban a estar en una situación como la actual; involucrados en una causa judicial y con posibilidades de ir a prisión en cualquier momento.
Para el juez “cultivaban plantas de marihuana para elaborar estupefacientes” y por ese ardid los cree presuntos autores de los delitos de “comercio de estupefacientes”, “almacenamiento de semillas” y hasta de “ejercicio ilegitimo del arte de curar” que estaría vinculado, según se presume, a la supuesta venta de aceite de cannabis.
Es importante aclarar que el concurso de delitos que les atribuyen en la Justicia Federal tiene un agravante y que es ser cometido por tres o más personas, y en las inmediaciones de un establecimiento educativo, como lo es la escuela primaria que funciona a metros de la mansión de los González.
El comercio de estupefacientes a gran escala es una figura muy grave que está severamente castigada en el Código Penal Argentino con penas que van de 15 a 20 años de cárcel; un futuro que puede hacerse realidad para los hijos y la expareja del millonario sindicalista Héctor González, hoy también integrante de una sociedad que tiene varios medios de comunicación en Trelew, como lo son el diario Jornada y unas emisoras de frecuencia modulada llamadas “FM Tiempo”.
No son pocos los que se preguntan en los tribunales federales sobre qué pasaría con González si alguno de los hijos decidiera “hablar”.