La actividad minera es un desperdicio, tanto las asambleas como buena parte de la ciudadanía chubutense sostienen el rechazo a los proyectos mineros que impulsan empresas multinacionales.
En la provincia del Chubut hay debate social abierto hace décadas, lo ningunean, lo desprecian, lo anulan. Pero está ahí. Metió iniciativas populares. Los chubutenses están movilizados, fijan agendas, los pros y los antiminería están activos siempre.
El Estado provincial pelotea esa movilización social, como si fuera ajeno. Los argumentos -pro y antiminería tienen bases de ambos lados: ambientales y económicas.
En lo político, chocan contra la pared de una realidad transversal: no hay Estado que realmente garantice el nivel de control ambiental necesario para una actividad productiva segura.
La municipalidad de Comodoro Rivadavia es ejemplo de nada con su siglo petrolero.
La Meseta es ejemplo de nada, con su abandono histórico que excede a una actividad productiva y justamente habla del mismo Estado ausente que se sueña presente en controles.
Minería es una opción. ¿Hay otras? ¿Cómo se comparan?
Es importante resaltar que nadie cree que la minería traerá más empleo, solo dejará más miseria en la provincia.
Cuando los desastres ambientales arrasan ya es tarde para preguntarse nada…
Para contar los puestos laborales creados, la actividad local generada.
Tarde e irreversible.
Entonces: y si nos respondemos con sinceridad si ¿realmente pueden garantizar la Minería segura?
No pudimos comprar colchones en un desastre sin caer en prácticas corruptas
No pudimos mover barro de un barrio sin terminar en causa judicial.
No podemos controlar pos-ta una industria petrolera y sus impactos.
Hoy, no podemos garantizar sueldos de médicos y enfermeros al día.
¿Entonces cómo podrían garantizar la minería segura? La gran mentira.