Un grupo de fisiólogos de EE.UU. ha determinado cómo y hasta qué punto afectan los tatuajes a la sudoración, un elemento clave para mantener la temperatura del cuerpo humano.
Para su investigación, los científicos diseñaron un traje especial con tubos de agua para calentar el cuerpo y estimular la secreción de sudor, que fue dotado de varios dispositivos para medir la temperatura del organismo y la intensidad de la sudoración. En el experimento participaron diez personas –5 hombres y 5 mujeres– que tenían tatuados al menos 5,6 centímetros cuadrados de piel en el hombro o el brazo.
Una de las hipótesis que pusieron a prueba los expertos fue comprobar si el tatuaje ralentizaba la reacción del respectivo segmento del cuerpo ante el calentamiento, pero esta no pudo ser confirmada. Así, la piel respondía al exceso de calor igual de rápido en las zonas cubiertas con algún tatuaje que en aquellas que estaban libres de pigmento.
En opinión de los investigadores, este es un indicio de que los receptores térmicos y los nervios quedan intactos durante el proceso de tatuaje.
Al mismo tiempo, los científicos concluyeron que la piel tatuada producía menos sudor que los tramos adyacentes, y el sudor emanado de las regiones con pigmento era más salado. Según el artículo del equipo, publicado en Journal of Applied Physiology, eso se debe a la aplicación de la tinta con agujas que dañan las glándulas sudoríparas, las cuales se cuentan por cientos en cada centímetro cuadrado de la piel.
El porcentaje de diferencia (en torno al 15 %) no fue tan grande en este experimento como en investigaciones anteriores mencionadas por los autores del nuevo estudio. No obstante, los científicos estimaron que la alteración de la sudoración es un hecho probado y «podría considerarse un posible efecto secundario clínico a largo plazo de los tatuajes».
Cuanto más extensos sean los tatuajes, más se atenúa el efecto termorregulador de la sudoración. Por este motivo, advierten los investigadores, las personas propensas a adornar gran parte de su cuerpo con tatuajes deberían tener en cuenta este peligro.
Otro reciente estudio determinó que las nanopartículas metálicas de las agujas para tatuar y el propio pigmento que se utiliza se trasladan a los ganglios linfáticos y pueden provocar alergias. La acumulación de pigmentos como hollín y óxidos metálicos en el sistema linfático implica también el riesgo de otra clase de inflamaciones.