Lo que parecía ser un fin se semana de puente festivo que reactivaría el turismo en las islas de San Andrés y Providencia, terminó convirtiéndose en una devastadora tragedia.
Era la tarde del domingo 15 de noviembre y el miedo de los habitantes de las islas crecía con el paso de las horas. El huracán Iota aumentaba de categoría y tocaría tierra en las islas con vientos superiores a los 230 Kilómetros por hora.
Los fuertes vientos comenzaban a hacer estragos, las olas alcanzaban las viviendas y negocios ubicados al otro lado de la calle que colinda con la playa, pero se avecinaba lo peor. La noche entre el 15 y el 16 de noviembre sucedió lo que temían.
Iota llegó convertido en un huracán de categoría cinco y arrasó con techos, árboles e inundó las vías de las islas.
Esa noche se cayó la red de internet móvil, la energía eléctrica se fue y solo se escuchaban los fuertes silbidos que traía consigo Iota en medio de la penumbra.
«Mi casa está ubicada en la circunvalar, a unos tres metros tengo el mar y las olas llegan hasta la carretera. Hay árboles caídos. La gente no se puede movilizar y los bomberos no dan abasto porque hay muchos troncos obstaculizando la vía», relató René Durán, un habitante de la isla.
San Andrés se veía inundado durante la mañana del lunes 16 de noviembre. Las fachadas de algunas viviendas y negocios estaban destruidas, no había energía y la comunicación tenía muchas fallas.
Entre el agua y los árboles caídos, las autoridades iniciaron un recorrido por la isla para determinar las afectaciones.
«Se observaron árboles colapsados sobre vías y viviendas, postes de energía en el suelo, grandes rocas y residuos extraídos por la fuerza de las olas, así como viviendas sin cubierta o con la cubierta colapsada», indicaron desde la Gobernación de San Andrés.
La Isla está incomunicada por vía aérea, pues el aeropuerto presenta una inundación de 15 centímetros, lo que impide que lleguen o salgan aeronaves. Los turistas que llegaron a disfrutar del festivo quedaron atrapados en la isla.
Era un ambiente de incertidumbre el que se vivía en la Sala de Crisis que instalaron las autoridades al caer la tarde del lunes, pues la falta de comunicación los limitaba para obtener información.
A las cinco de la tarde, organizaron un plan de acción que busca recuperar las islas con la reapertura de las vías, el restablecimiento del servicio de energía y la habilitación del aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla, el cual permita la salida de turistas represados y el ingreso de la ayuda humanitaria.
Fuente: El Tiempo