Chubut

“El otro yo de El Tero Gómez”: del saludo uno a la bandera, a la bajeza de insinuársele a la viuda de un policía que se mató

En las redes sociales fueron “lapidarios” con él y la mayoría cree que el polémico ministro Massoni lo protege porque es igual o peor. O, porque el otro maneja información que lo hundiría si en algún momento saliera a la luz. Las dos morales de personajes verdaderamente siniestros, que de día y en público se muestran como “paladines de la justicia”.

“El Tero” Gómez, hombre de oscuro pasado, de cuestionada moral y actual subjefe de la policía del Chubut, aparece involucrándose en la dramática historia de una mujer a la que se le suicidó el marido, aparentemente, del lado de aquellos que pretenden aprovecharse de la situación de una persona destruida por el dolor.

La propia damnificada, lo acusa de eso a él y a otros miserables que se le habrían acercado ofreciéndole algún favor o gestión, a cambio de llevarla a la cama.

El mensaje de “El Tero” Gómez Ocampo no resiste análisis ni comentario afín: “Para qué te voy a mentir, si realmente quiero estar con vos…”, le expresa a la mujer, haciéndose el sentimental.

El marido de esta joven madre se suicidó hace seis meses en Comodoro, veinte días después que la sicóloga de la policía del Chubut certificara que estaba bien psicológicamente. Cosa de no creer.

¿Por qué se mató? Por no poder hacer frente a las deudas y mantener el hogar porque el Gobierno de Mariano Arcioni no le pagaba el sueldo; como al resto de los empleados públicos de la provincia. Así lo contó su viuda en estos días, en las redes sociales. TEXTUAL.

“Ya pasaron seis meses del suicidio de mi marido y padre de mi hijo (y) voy a hacer público todo, ya que el boludeo no va conmigo; necesito respuestas del gobernador (Mariano Arcioni) sobre la donación de órganos que hizo mi marido Cesar Alberto Peña, que me parece perfecta porque salvó muchas vidas”

“Pero no estoy conforme con que otros efectivos policiales hayan tenido que organizar una colecta de plata para pagar el traslado de él (de su cuerpo) hacia su pueblo. De lo contrario, ¿lo hubieran dejado pudrirse en el hospital?”

“No me cierra, y dada su muerte, necesito que se analice a la psicóloga de policía que lo vio veinte días antes que se disparara en la cabeza y que firmó un certificado en donde dice “no ver malicia” en él”.

“Cansado. Estresado; con mucha bronca de laburar y no cobrar en tiempo y en forma, dijo esa última noche en la que yo me encontraba haciendo tortas para vender; como una forma de ayudarlo (…), que estaba podrido de laburar gratis y no poder darle lo esencial a su hijo: ´Son las dos de la madrugada y tenés que estar haciendo tortas porque no cobro, y no alcanza para nada´. Luego, en cuestión de segundos, decidió terminar con su vida disparándose en la cabeza frente a mis hijas, mi hermano y yo”.

“Hasta el día de hoy, no aparece nadie. Para mis hijas no hay psicólogos. No hay nadie que se preocupe por la situación en la que nos encontramos a raíz de lo sucedido, solo enfermos morbosos insinuándose; como el de los mensajes, declarando sus intenciones para conmigo creyendo que esto es un chiste. Refiriendo que conoce al jefe de policía y que con él voy a tener alguna solución mediante (cama). Asco dan: gestión Arcioni, Massoni y demás”.

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