Recuerdo cuando estaba cursando el segundo año del secundario en una escuela pública de mi ciudad Trelew en la provincia del Chubut, el debate sobre la educación estaba centrado en la calidad académica, donde se discutía sobre los beneficios de implementar el sistema educativo Polimodal, como reemplazo a la clásica educación secundaria. Esto implicaba modificar el régimen de 7 años de enseñanza primaria y 5 de secundaria por la denominada Educación General Básica (EGB) y educación polimodal, ambas con una duración de 3 años cada una.
Si bien este sistema polimodal fracasó y, pese a que lamentablemente en nuestro país la educación ha sufrido históricamente bemoles como consecuencia de gobiernos que la han entendido como un costo en lugar de una inversión, no hace tantos años el debate sobre la calidad del sistema educativo era algo que se daba a diario y el eje de la discusión estaba enfocado en una efectiva y necesaria «federalización» académica que garantice una igualdad entre las diferentes provincias.
En este sentido, una de las experiencias que me marcó en mi paso por la universidad, fue justamente las asimetrías académicas que se ponían en evidencia, donde un alumno de Córdoba, por citar un ejemplo, tenía incorporado conceptos que alumnos de otras provincias nunca habíamos escuchado. Y esta circunstancia nada tenía que ver con la calidad del cuerpo docente -que históricamente en nuestro país ha dado siempre mucho más de lo que se le ha reconocido-, sino con decisiones del gobierno de turno tanto de avanzar en las modificaciones de los diferentes sistemas educativos como por la falta de un plan de educación nacional que efectivamente haga foco en éstas asimetrías que afectan el desarrollo equitativo de la educación en nuestro país.
Evidentemente a la «federalizacion» de la educación le falto una parte fundamental que toda política de Estado debería garantizar: la igualdad de derechos, estandarizando un sistema educativo que no condicione a un Argentino a desarrollarse profesionalmente el día de mañana en desigualdad de condiciones dependiendo la provincia donde le toco vivir su infancia. Cuando el análisis es solamente presupuestario y se ve a la educación como un costo en lugar de una inversión suceden estas cosas y no se contemplan las realidades de un país macrocefálico en su centro con extremidades flacas que llegan al norte y sur del interior profundo de la Argentina.
Hoy la situación es surrealista y ya no se debate la calidad académica sino que en Chubut, nos encontramos ante una situación profundamente crítica: solo en los últimos 3 años se han tenido 180 días de clases, lo que equivale al número de clases que se debería haber tenido en un solo ciclo lectivo normal.
En Chubut, nos encontramos ante una situación profundamente crítica: solo en los últimos 3 años se han tenido 180 días de clases, lo que equivale al número de clases que se debería haber tenido en un solo ciclo lectivo normal.
De este modo, las asimetrías existentes hace años, se han agudizando afectando principalmente a las próximas generaciones de chubutenses que se encuentran en una posición desventajosa frente a otras jurisdicciones del país.
Dos años antes de saber de la existencia del COVID-19 y sus efectos, los chicos en Chubut ya dejaban de ir a la escuela de forma regular. Esto se debe a la irresponsabilidad del gobierno provincial, que incumplió no solo sus promesas de mejoras salariales, sino que además vulneró un derecho tan fundamental como es el pago regular de haberes. Sumado a ello, la falta de infraestructura edilicia que complica aun más la situación.
De esta forma, el debate debe ser mucho más amplio, en el caso de Chubut no se trata de «abrir o no las escuelas», porque trasciende a la coyuntura de la pandemia y a la necesidad de establecer los protocolos necesarios, sino que además es absolutamente urgente que el gobierno de la Provincia empiece a tener en cuenta las necesidades de los chubutenses. Esto incluye tener entre sus prioridades los sueldos de los trabajadores de la educación, para que se regularice el pago de sus haberes, para que se refaccionen y equipen las escuelas como corresponde, se garantice la conectividad en toda la provincia y fundamentalmente, para que los chicos puedan volver a las aulas y tengan clases regulares.
Entendiendo que además de la cuestión académica hay variables emocionales y de contención que al día de hoy son muy difícil de medir pero que a mediano plazo tendrá como consecuencia inmediata una situación de desventaja para muchos chubutenses con relación a quienes tienen acceso a una herramienta esencial para defenderse el día de mañana ante cualquier injusticia: la educación.
Fuente: LaPoliticaOnline