El pasado lunes por la madrugada se registró un trágico episodio donde murió un joven llamado Ronald Guerra, que se dirigía a su trabajo en bicicleta, cuando fue embestido por un vehículo que manejaba un irresponsable, completamente ebrio y para rematarla, un médico recién recibido; que el año pasado se la pasó alardeando por varios medios de comunicación el haber conseguido su título académico, hasta incluso hizo una entrevista para el diario Jornada, su nombre es Nicolás Suganuma.
Desde éste medio nos solidarizamos con la familia de Ronald Guerra en estos momentos tan dolorosos y solicitamos a la justicia que dirima le responsabilidad de Suganuma de la manera más justa para que éste individuo pague lo que tenga que pagar.
Esta semana, el polémico ministro de Seguridad Federico Massoni, entabló una entrevista con su amiga y empleada, la comunicadora social Silvina Cabrera, a los efectos de consolidar su posición con respecto al caso e hizo un manejo político del hecho desde el principio hasta el final del vídeo.
Aprovechó la conmoción social que provocó la muerte de Ronald y la “paliza” que le están dando por las redes a Suganuma a causa de su repudiable hecho, para salir a beneficiarse políticamente.
En la entrevista dijo estar indignado, hasta aconsejó a la justicia a cómo resolver con figuras provisionales (sabiendo que es un ministro del poder ejecutivo y debería mantenerse al margen de las actuaciones judiciales, para no mancharlas con connotaciones políticas), después dijo que su Ministerio de Seguridad se iba a constituir cómo querellante a través del abogado Sebastián Castro, el director general de Prevención del Delito que junta sus millones todos los meses a costilla del estado y a costilla de su jefe Massoni en la faz privada, lo que constituiría una incompatibilidad en sus funciones; obviamente todo esto lo haría el ministro con el fin de meterse en el bolsillo a la gente.
Lo particular, es que cuando su amigo y hombre de máxima confianza Federico Pérez Mariani, destruyó su vehículo oficial presuntamente conduciendo alcoholizado y bajo los efectos de la cocaína, después de una noche de excesos donde milagrosamente no provocó ninguna tragedia; Massoni no sólo habría amenazado con sanciones a la gente de APSV para proteger a Pérez Mariani, sino que también se encargó de hacer todo lo posible para que no trascienda el hecho y tampoco salió a hablar en vivo “indignado” con la comunicadora social Silvina Cabrera, repudiando el hecho de su amigo y hablando de responsabilidad al conducir como si fuera un educador vial de “luchemos por la vida”.
A los familiares de Ronald: les recomendamos que NO permita que el ministro Massoni utilice el caso de su hijo para hacer política, porque es claramente lo que está haciendo, con el fin de favorecer su campaña, una acción despreciable de la que no se desacostumbran todavía los políticos inescrupulosos como Massoni.