El bonaerense Brian Castaño sabe de la valía y la connotación histórica que tiene para él y para el boxeo argentino su pelea de esta noche con el brasileño Patrick Teixeira, por el cetro mundial mediano junior (OMB).
Sabe, a los 31 años, que después de vivir como campeón no es lo mismo proseguir la vida «sin el título» siendo consciente -también- que los balances para su deporte favorito son diferentes cuando no hay portadores de coronas. Y esta realidad lo llena de presiones.
El match en el Fantasy Spring Casino, de Indio, California, está enfocado en dos banderas clásicas de la competencia universal: «Argentina vs Brasil» y por dos figuras emblemáticas que los organizadores -Golden Boy Promotions- aprovecharon al máximo para potenciar esta confrontación: «Maradona vs Pelé», cuyas efigies, casi a modo fantasmal, secundan a cada peleador en las marquesinas del Casino, habilitado para muy poco público.
El armado de este combate litigó con reglamentos, licitaciones, Covid-19 y animosidades personales. Llevó más de un año de gestación. Y recién anoche entre los protocolos de época, hisopados y visas laborales, evidenció cierta estabilidad.
El matancero Brian Castaño, que fue campeón mundial entre 2016 y2019, nunca perdió el título en el ring y se lo quitaron en las oficinas de la AMB. Pero todo esto es un cuento antiguo que ya caducó. Heredó ahora un conflicto de otros tiempos acarreado por su manager, Sebastian Contursi, otrora conductor de Marcos «Chino» Maidana, tras romper relaciones con la compañía de Oscar de la Hoya, decidiendo trabajar con el empresario norteamericano Al Haymon, quien hoy representa a Castaño. Y esa maniobra nunca encontró comprensión por parte de la gente que alguna vez llevó al «Chino» a Estados Unidos en 2009 para pelear con Victor Ortiz.
«Somos cinco contra el mundo», declaró Contursi -bisnieto de Pascual y nieto de José María, ases del tango rioplatense-, anticipando el marco escénico y la desventaja política que hoy deberán afrontar en una región donde De la Hoya, promotor del campeón, es amo y señor.
Castaño tiene mejor formación y más experiencia internacional que Teixeira, quien atraviesa un momento cumbre y su condición de campeón resalta. A los 31 años, con 19 triunfos (13 KO) y un empate, exhibe victorias sobre Sergiy Derevyachenko, Michel Soro, Wale Omotoso y una igualdad con el cubano Erislandy Lara. Y esto implica capitalizar una riqueza competitiva superior a la de su rival.
¿Quién es Patrick Teixeira? Es un zurdo aguerrido de 30 años, con 30 victorias (22 KO) y un revés. Voluntarioso, sin gran talento, con dureza espiritual y física. Sabe sufrir. No tiene brillo, es mecanizado y su pegada es justa. Peleó en ocho ocasiones en Estados Unidos. Nació en Sombrio, Santa Catarina, en el interior de Brasil. De buena conducta, obediente de sus padres y admirador de Ayrton Sena. Al igual que Brian, está inmerso en 16 meses de ausencia en el cuadrilátero. No boxea desde que obtuvo la corona ante Carlos Adames.
¿Cómo pesará la inactividad en ambos? Es el gran interrogante del match. Y será decisivo en su desarrollo. Castaño está acostumbrado a estos períodos pasivos. Sólo hizo seis peleas en los últimos cinco años y cuesta encontrar las razones a tales decisiones. Necesitará mayor continuidad y cantidad de golpes para poder quebrar a Teixeira, un hombre más alto, sin defensa, pero fuerte. Deberá administrar muy bien la rabia contenida en el último año, dentro y afuera del gimnasio, para poder convertirla en un esquema exitoso. En los desbordes sobre cuerdas y en sus golpes al cuerpo estará su clave de victoria. Dejar avanzar al campeón y no prever el recorrido de sus tiros de izquierdas, se convertirá en un error gravitante. El pleito será emitido por la aplicación paga de streaming DAZN a partir de las 21.
Por oficio y formación Castaño es favorito. Las pizarras de apuestas de Las Vegas le otorgan un porcentual excesivo de 6 a 1, en una pelea trascendental para el despegue del boxeo en nuestro país.
El bahiano Acelino Freitas venció con un nocaut antológico en el round final al bonaerense Jorge «Rodrigo» Barrios, en 2003, en el último y espectacular gran desafío enguantado entre Argentina y Brasil. Y allí se vivió de todo: excitación, hostilidad y roce por doquier. Esta contienda hereda todo aquello. Castaño y Teixeira tienen todos los elementos en sus puños para revivirla.