Debemos admitir que muchas veces se lo extraña al ministro de Seguridad saliendo por los medios imitando a un educador vial de “luchemos por la vida”, sermoneando a toda la población chubutense sobre cómo debemos conducir.
Pero después recordamos que esos arrebatos de maestro ciruelo del tránsito,le agarran cuando ocurre un hecho fatal que lo puede llegar a beneficiar en sus aspiraciones políticas a un lugarcito en el recinto del congreso nacional.
No fue de interés de Massoni el caso del director de puertos de explotación directa de la Secretaría de Pesca de Chubut Rodolfo Armando Meoqui, quien la madrugada del 15 de febrero de este año manejaba con 1.91 gramos de alcohol en sangre por las calles de Rawson, en otras palabras, totalmente borracho y para no perder la costumbre en el gabinete de Arcioni, conducía el vehículo oficial.
Para su “mala suerte” tuvo el desliz de conducir en un sector donde había controles de APSV, (fíjense la curda que tenía que no fue capaz de ver el carnaval de luces que despiden los móviles de la policía vial)por lo que los agentes lo pararon y efectuaron las diligencias de rigor, allí fue donde le hicieron el test de alcoholemia y le dio positivo.
El personal de APSV que lo descubrió circulando en esas condiciones labró un informe describiendo la situación y aunque parezca mentira la única sanción que recibió el funcionario fue una inhabilitación para conducir por 250 días, una vergüenza…
Pero Massoni sin embargo no salió a hacer su show mediático ni tampoco a “indignarse”; hubiera hecho llover en Lima, el hecho de que el ministro hubiera salido a pronunciarse sobre lo ocurrido, porque ya todos sabemos que Massoni sabe bien lo que es el silencio cuando los que dan la noticia son sus amigotes.
Eso es porque el ministro de Seguridad tiene una doble vara para referirse a este tipo de casos: cuando los que incumplen con las normas son funcionarios de su jefecito Mariano Arcioni, se calla y no se “indigna”, pero cuando el infractor es alguien ajeno a la política y no se trata de alguien que lo pueda llegar a perjudicar en sus intereses, entonces se desgarra las vestiduras cual paladín de la justicia a juzgar el hecho.
Esperamos mas de 10 días con esta información, con la ingenua esperanza de que Federico Massoni saliera a decir algo con respecto al caso de Rodolfo Meoqui; no obstante, en todo este tiempo lo vimos muy concentrado en hacer campaña política con la muerte de Ronald Guerra.
Pero para conocimiento de muchos, el accionar más miserable de Massoni no fue el hecho de usar al joven fallecido para encantar a las masas, sino convencer a la familia de Guerra de que él tiene la posibilidad de hacer algo para que se haga justicia, todo para tenerlos conformes… ése consideramos que fue el comportamiento más miserable, amoral y repugnante del ministro… y de paso también utilizarlos para hacer campaña política, por supuesto…
Tampoco lo escuchamos mencionar palabra alguna cuando su mano derecha, el subsecretario de Seguridad Informática Federico Pérez Mariani, presuntamente alcoholizado y bajo los efectos de la cocaína destruyó un vehículo oficial, después de una madrugada de excesos en Comodoro Rivadavia; de hecho, según fuentes confiables, Massoni habría movido todos los hilos posibles para que no trascienda el hecho y hasta se habría atrevido de amenazar con sanciones al personal de APSV que intervino en esa noche, todo para proteger a su amigo.
Federico Pérez Mariani dio una ridícula explicación sobre lo ocurrido, indicó que el siniestro lo ocasionó una “bruma de mar o aceite” en el pavimento y que por eso el vehículo comenzó a dar “trompos”. Massoni, al otro día,hizo tanto silencio sobre este caso que sus asesores lo tuvieron que tocar en su despacho para asegurarse que estuviera vivo…
La realidad termina desenmascarando a estos personajes, los crápulas del gobierno se mueven protegidos por una bruma de impunidad, pero el chubutense sabe bien a quiénes tiene en frente.
Restaría ponernos a pensar que hubiera pasado si en el lugar de Federico Pérez Mariani o en el de Rodolfo Meoqui hubiera estado un ciudadano común de clase baja y domiciliado en un barrio humilde, seguramente Massoni hubiera concurrido al lugar a “figurar” y al otro día hubiera salido en vivo y en directo con su amiga la comunicadora social Silvina Cabrera, para manifestar su “indignación”.
La doble vara de Massoni se ve en todos los aspectos de su gestión, mas recientemente podemos citar el caso del robo de las vacunas, donde mandó al GEOP a destruir los domicilios de enfermeras que al fin y al cabo no tenían nada que ver con el hecho; pero sin embargo en la sede del gremio de “Camioneros”, entraron pidiendo permiso.