El Mercado Común del Sur (Mercosur) celebra 30 años de existencia con una cumbre presidencial que se realizará en medio de la renovada preocupación por la pandemia de coronavirus, que tiene en Brasil uno de los peores resultados, a lo que se suma el repentino abandono de Argentina del Grupo de Lima, que evidencia las divisiones que el bloque mantiene en torno a Venezuela, y en plena reconfiguración de alianzas ideológicas en la región.
La reunión se llevará a cabo este viernes, de manera virtual, luego de que la cita presencial que se había organizado en Buenos Aires se suspendiera por el rebrote de contagios que padecen los países miembros.
El mandatario Alberto Fernández, quien preside el bloque durante este semestre, encabezará una ceremonia que iniciará con un video conmemorativo por las tres décadas del Mercosur y que continuará con los discursos de los mandatarios de Brasil, Jair Bolsonaro; Paraguay, Miguel Abdo Benítez; Uruguay, Luis Lacalle Pou; Bolivia, Luis Arce; y Chile, Sebastián Piñera.
En lo formal, el resultado concreto del evento será la presentación del Estatuto de Ciudadanía del Mercosur, que, tal y como ocurre en la Unión Europea, facilitará la circulación de personas, el otorgamiento de residencias, permisos de trabajo, validación de títulos, acceso a la seguridad social y a la educación entre las y los ciudadanos de los países miembros.
Pero las reuniones del bloque, que se fundó el 26 de marzo de 1991, siempre están marcadas por el tono que le imprimen los jefes de Estado y por la coyuntura geopolítica.
En julio del año pasado, por ejemplo, en la primera cumbre que participó, fue evidente la soledad de Fernández, el único Jefe de Estado progresista del Mercosur en ese momento, ya que a Bolsonaro, Piñera, Abdo Benítez y Lacalle, en esa ocasión se sumaron el presidente de Colombia, Iván Duque, y su homóloga de facto de Bolivia, Jeanine Áñez. Hacía pocos meses, Argentina estaba gobernada por Mauricio Macri. La derecha controlaba por completo al Mercosur.
Este viernes, en cambio, en la conmemoración del los 30 años del grupo participará el presidente Luis Arce, cuyo triunfo representó el regreso de la democracia a Bolivia, y quien junto con el mexicano Andrés Manuel López Obrador forma la dupla de aliados progresistas más firmes de Fernández en América Latina. El argentino ya no está tan solo.
En el reacomodo político sudamericano también pesarán los resultados de las elecciones presidenciales de Ecuador y Perú, del próximo 11 de abril; de Chile, el 21 de noviembre; y de Colombia y Brasil, en 2022.
Mientras eso ocurre, Argentina sorprendió al anunciar, justo en vísperas de la conmemoración del Mercosur, su retiro del Grupo de Lima que crearon en agosto de 2017 una docena de países americanos, supuestamente para buscar una salida pacífica a la crisis venezolana, pero que en los hechos siempre se centró únicamente en condenar a Nicolás Maduro e incluso a respaldar estrategias intervencionistas y sanciones económicas extranjeras, que han afectado los derechos humanos de las y los ciudadanos del país caribeño.
A través de su Cancillería, el Gobierno argentino explicó que el Grupo de Lima solo busco aislar a Venezuela y no condujo a ningún resultado positivo. «Por otro lado, la participación de un sector de la oposición venezolana como un integrante más del Grupo de Lima ha llevado a que se adoptaran posiciones que nuestro Gobierno no ha podido ni puede acompañar», advirtió.
Al igual que lo ha dicho el presidente Fernández en reiteradas ocasiones, el comunicado insistió en que la mejor manera de ayudar a los venezolanos es facilitar un diálogo inclusivo, que no favorezca a ningún sector en particular, y que logre que se lleven a cabo elecciones aceptadas por la mayoría de los venezolanos y con control internacional.
«En un contexto en el que la pandemia ha hecho estragos en la región, las sanciones y bloqueos impuestos a Venezuela y a sus autoridades, así como los intentos de desestabilización ocurridos en 2020, no han hecho más que agravar la situación de su población y, en particular, la de sus sectores más vulnerables», denunció.
Hasta ahora, de los cuatro países miembros del Mercosur, solo Uruguay no formaba parte del Grupo de Lima, aunque desde la llegada de Lacalle Pou al poder, Montevideo sí avalaba los pronunciamientos contra Maduro.
Venezuela ha sido un tema de controversia permanente en el bloque sudamericano, ya que en 2017 la alianza de Macri y del expresidente interino de Brasil, Michel Temer, logró que el país fuera «suspendido» del Mercosur, con el pretexto de que violaba la cláusula democrática.
Además, sigue postergada la adhesión plena de de Bolivia, que por ahora sigue siendo «país asociado», al igual que Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam, lo que representa un estatus menor dentro del Mercosur.
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Pandemia
Pero más allá de las divergencias políticas, el Mercosur celebra sus 30 años envuelto en el recrudecimiento de la crisis sanitaria provocada por una pandemia que, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), aumentará drásticamente la pobreza en la región. Será una década pérdida en lo económico y social.
Esta semana, mientras todos los países están a la espera de nuevos cargamentos de vacunas, Uruguay y Chile reforzaron cuarentenas, ya que enfrentan el peor momento de contagios y temen el colapso de los centros de salud que ya padece Paraguay, en donde siguen las protestas contra el Gobierno de Abdo Benítez, quien ya logró salvarse de un pedido de juicio político. En Argentina, se desalentaron los viajes al exterior y quienes vuelvan al país tendrán que pagar las pruebas de detección de coronavirus. En toda la región hay cierre o limitaciones de tránsito en las fronteras.
La mayor catástrofe, sin embargo, la padece Brasil. Después de un año de haber minimizado la pandemia, de despreciar la ciencia y de burlarse de las víctimas, el resultado del Gobierno de Bolsonaro es un país con más de 300.000 muertos y con hospitales desbordados. Por eso continúan las denuncias por genocidio en contra de un presidente que recién ahora comienza a valorar las vacunas.