La diputada Gabriela de Lucía y su familia fueron víctimas hace unos días de amenazas de muerte escritas en un papel descubierto en el domicilio de su madre, que rezaba: “Hija de puta, no vas a vivir en paz, ándate de Chubut, fuego a tus padres”.
Por alguna extraña razón, De Lucia no quería que esto trascendiera; pero sin embargo, una fuente reveló el hecho a los medios de comunicación los cuales no dudaron en difundirlo.
Como consecuencia, la legisladora generó un escándalo de proporciones en el que llegó a reprender al jefe de Policía de la provincia como si se tratara de un chico y a llamar a los medios de comunicación que difundieron la noticia, haciendo claramente lobby a efectos de saber quién fue el que pasó la información a los medios e intentando intimidar al periodismo con su cargo político.
La diputada es tan ignorante que no sabe que las fuentes de un periodista son secretas y que de ninguna forma van a ser reveladas por los profesionales de la información.
Pero sin dudas, los altos jefes de la Policía también dejaron mucho que desear al sancionar a un grupo de efectivos con la creencia de que habrían sido los “informantes” y lo peor es que habrían castigado a los empleados por “órdenes” de Gabriela De Lucía, como si ésta tuviera alguna jerarquía sobre las cúpulas policiales.
Existiría una verdadera competencia deportiva entre los altos mandos de la fuerza y la diputada De Lucía por ver quién es más ignorante e incapaz, al darnos cuenta de que de todas formas no existiría ninguna falta en difundir esa información, sabiendo que tampoco se trata de datos sensibles; no se está anticipando el lugar, fecha y hora de la realización de un allanamiento policial ni tampoco se está difundiendo información privada que involucra a menores de edad, simplemente lo que trascendió es una denuncia penal de amenazas de muerte hacia un personaje público, cuyos “actos” son también públicos, por lo que nos llama la atención por qué la legisladora hizo tanto escándalo.
No sabemos a ciencia cierta quién se cree que es Gabriela De Lucía para actuar de esta manera, porque para casi la totalidad de los chubutenses la diputada no sería más que una triste funcionaria que traicionó vilmente al pueblo que la eligió y muchos piensan que debería ser considerada “persona no grata” directamente en toda la provincia y no solo en algunas localidades o establecimientos.
En vez de estar preocupada en saber quién hizo trascender lo de las amenazas debería invertir ese tiempo de ocio (que por lo visto es bastante) en presentar su renuncia ante la legislatura con la misma celeridad con la que entregó a su pueblo a la desidia.
Demostró que no estaría capacitada moralmente para su cargo y que por la única razón que decidió llegar hasta donde está habría sido simplemente por intereses económicos y por ser mujer de un sindicalista.