Pocos políticos pueden ubicarse por estos días más lejos de las posiciones y aspiraciones de Cristina Kirchner que Miguel Angel Pichetto. Convertido desde su salto al macrismo antes de las elecciones de 2019 en el ejemplo más cabal del llamado «peronismo defensor del establishment» —una denominación a la que la inmensa mayoría de los peronistas dejaría sólo en «defensor del establishment»—, nadie podría sospechar en él simpatías kirchneristas.
Sin embargo hasta el propio fallido candidato a vicepresidente de Macri tuvo que aceptar que la acusación de los fiscales por asociación ilícita contra Cristina Kirchner no respeta los más mínimos estándares de la jurisprudencia.
Fiel a su estilo, lo dijo con cuidado. Cuando le preguntaron sobre las «contundentes pruebas presentadas por los fiscales respondió que «va a ser complejo y difícil porque lo es de acuerdo a la jurisprudencia, cerrar el esquema probatorio en orden a la figura de asociación ilícita calificada».
Y explicó Pichetto ante sus desolados interlocutores de la La Nación+ que «hay precedentes de la Corte Suprema que en su momento tuvo el caso Yoma que involucraba también al presidente Menem, el 210 es una figura difusa y difícil de acreditar».
Por si no había quedado claro se explayó. «Yo lo que no veo es elementos contundentes que puedan cerrar la figura porque no es concebible considerar a un gobierno democrático desde el primer día como una organización delictiva, me parece un poco mucho que un Gobierno se constituya para delinquir», concluyó.