Hace un mes que Antonio Sixto Morales, un productor de 69 años, está sin luz en el campo ubicado a 60 kilómetros de Tecka, donde no hay señal.
El hombre, que tiene una chivas y unas ovejas, se ilumina con velas.
El 1° de Mayo fue a visitar a su esposa e hijos en Tecka y cuando regresó se encontró con que se habían llevado los generadores que había comprado con la ayuda del INTA y una batería con la que hacía funcionar los paneles solares.
Los delincuentes revolvieron todas las habitaciones de la casa y se llevaron las provisiones de fideos, aceite, arroz y azúcar.
También le faltaban dos garrafas y otras pertenencias de valor, entre estos un recado que le había dejado su padre.
Juana Cañulef, la esposa de Morales, madre de un varón de 17 y una chica de 15, contó a Jornada Web que es la primera vez que les toca vivir una situación, y ya no pueden vivir tranquilos.
La mujer vive en Tecka donde trabaja en una residencia estudiantil, y cría a los hijos que están estudiando mientras que el esposo trabaja en el campo.
«Me llevé la sorpresa del año porque jamás en la vida me había pasado. No siento ninguna seguridad, mi marido quedó solo con mi hijo de 17 años, que está estudiando, pero siente miedo de dejarlo solo al padre», explicó.
«No me siento segura, pienso cómo estarán si esta gente puede llegar a volver. Queremos que cuiden a algente del campo, que Gendarmería o Policía pueda recorrer», suplicó la mujer que teme por la seguridad de su marido, hijos y los vecinos.
Juana Cañulef dijo que hace falta endurecer los controles en las zonas de Las Plumas y Pampa de Agna porque cada vez son más los casos de gente que viene con la excusa de comprar pero
«La gente que viene de afuera no viene con la misma intención que la gente de campo, viene con otra mentalidad que es destruir», concluyó.