El fuerte deterioro de los salarios golpea no solo a los sectores más carenciados, sino también a quienes apenas se asoman por encima de la línea de pobreza. El aumento en el precio de los alquileres, de las tarifas de servicios y de la educación y salud privadas amenazan la supervivencia de una institución argentina por excelencia.
Emblema distintivo en Latinoamérica, termómetro del clima político en años electorales e insignia de la idiosincrasia nacional: la clase media argentina constituye un sector clave de la pirámide social. Sin embargo, el tembladeral económico que azota al país austral pone en jaque su subsistencia, ante una inflación que roza el 110% interanual.
Si hasta fines del siglo XX Argentina vio crecer a sus sectores medios al calor de la movilidad social ascendente y el fortalecimiento del estado de bienestar a nivel mundial, la última década exhibe la contracara directa: el estancamiento económico iniciado en el 2011 no hizo más que profundizarse hasta convertir al 2023 en el sexto año consecutivo de caída de los salarios.
Apuntalada por el aumento en el precio de los alquileres -que por ley subieron un 100% entre junio del 2022 y junio del 2023, en su único aumento anual-, la educación privada -cuya última suba mensual registró un 11,1% en mayo-, las prestadoras de salud privadas y los combustibles, la presión sobre el salario de los sectores medios genera que llegar a fin de mes se torne una odisea.
El acuciante panorama no sabe de ideologías. La década de estancamiento incluye al último mandato de Cristina Fernández de Kirchner (2011-2015), al de Mauricio Macri (2015-2019) y al actual de Alberto Fernández (2015-2019).
Golpe al bolsillo
«Todos los sectores perdieron poder adquisitivo: hoy la situación salarial es mucho más comprometida que en años anteriores. Esto afecta cada vez a una porción más amplia de la población, pero ahora se refleja particularmente en los sectores medios», explica a Sputnik Isaac Rudnik, director del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI)
Si bien el costo de la crisis recae sobre los hombros de la población más vulnerable -la pobreza infantil alcanza al 60% de los menores de 18 años-, el deterioro salarial ya impacta de lleno en quienes apenas logran escapar a esa condición.
De acuerdo con Fernando Moiguer, economista y consultor especializado en consumo, «en los sectores bajos, el 66% de las personas vive al día, es decir que si no trabaja, no cobra. En la clase media, este valor llega al 46%. Es inédito: casi la mitad de la clase media depende de su ingreso en la diaria».
«Hoy está rota la posibilidad de planificación a futuro. Subida a esta tremenda inflación que vivimos, ninguna clase social puede proyectar a largo plazo», remarca Moiguer en un diálogo con Sputnik.
La pauperización de los ingresos alcanza incluso a quienes viven de empleos típicamente asociados a la clase media profesional: «La precarización de profesiones que antes eran bien remuneradas, como médicos o abogados, llevan a que este sea el momento más adverso para la clase media que yo recuerde», postula el consultor.
Sin precedentes
Agustín Salvia es un reconocido sociólogo que dirige el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina. En una conversación con Sputnik, el investigador indica que la situación social actual inició hace más de una década: «Desde hace unos 15 años hay un proceso de caída paulatina de los segmentos medios y medios bajos que los lleva a atravesar una situación de pobreza. Este es un deterioro crónico».
«El problema es la pérdida de proyección de progreso de las clases medias», propone Salvia.
Moiguer considera que «no solo es la cantidad de tiempo que con la crisis se ha prolongado, sino también la falta de futuro. En Argentina muy pocos que imaginan un futuro, y esto se ve más claramente en los jóvenes».
Por supuesto, la evolución no fue lineal. Mientras que entre el 2011 y el 2017 la pérdida de poder adquisitivo incrementó paulatinamente como producto del estancamiento económico, en esta segunda etapa la pendiente se verticalizó. Según un informe de la Organización No Gubernamental Chequeado, los salarios perdieron un 20% de poder adquisitivo durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019), y acumulan cerca de un 5% adicional durante el actual gobierno de Alberto Fernández.
«El Producto Bruto Interno per cápita de hoy es menor que el de 1974. Además, antes el 10% más rico cobraba el quíntuple que el más bajo, mientras que hoy cobra 50 veces más: la sociedad se hizo violentamente aún más desigual», explica Moiguer.