Al menos 50 personas murieron en Japón a consecuencia del violento sismo de magnitud 7,5 que sacudió el centro del país en Año Nuevo, y los rescatistas continúan trabajando para encontrar sobrevivientes.
El primer ministro Fumio Kishida confirmó “daños muy cuantiosos” y expresó la necesidad urgente de buscar y rescatar a las víctimas. Las imágenes aéreas revelan la devastación, incluido un incendio en el puerto de Wajima, donde un edificio de siete pisos colapsó. En la ciudad costera de Suzu, el 90% de las viviendas resultaron destruidas, según el alcalde Masuhiro Izumiya.
Más de 30.000 hogares están sin electricidad, y muchas ciudades enfrentan la escasez de agua potable. Se han registrado temperaturas gélidas durante la noche, exacerbando las condiciones difíciles para los afectados. Las réplicas del sismo continúan, complicando aún más la situación.
En la ciudad de Shika, cientos de residentes esperan recibir los seis litros de agua asignados por persona, mientras que en Wajima, un barrio completo de casas de madera quedó destruido por las llamas. Los esfuerzos de rescate involucran a bomberos, el ejército y la policía.
Trágicamente, cinco personas murieron en el aeropuerto de Tokio-Haneda cuando un avión de pasajeros chocó con otro de los guardacostas que llevaba suministros a las áreas afectadas.
El gobierno ha movilizado mil militares para dirigirse a la región, con otros 8.500 en alerta. Se han cerrado autopistas y se interrumpieron los trenes de alta velocidad entre Tokio e Ishikawa. Afortunadamente, no se informaron incidentes en las centrales nucleares del país.
Fuente: Télam