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Lionel Messi, el capitán del seleccionado de la Argentina, admitió sentirse «mucho mejor» de la molestia que lo persigue en el aductor, aunque no confirmó si jugará este miércoles el último amistoso de la gira que Inter Miami lleva a cabo por Arabia Saudita y Japón.

«Me siento mucho mejor, pero aún no sé si podré o no jugar mañana», explicó Messi en la rueda de prensa que ofreció en Tokio, previa al partido amistoso de este miércoles a las 7 (hora de Argentina) ante el Vissel Kobe.

«Estoy contento de estar otra vez en Japón, ya había estado en otras ocasiones. Me siento algo cansado por la gira, pero con ganas de jugar nuestro último partido acá y regresar a casa», añadió.

El rosarino jugó el primer partido en dupla junto a su amigo el goleador uruguayo Luis Suárez, y sintió una molestia (se le inflamó el aductor), de manera que en la goleada en contra en el segundo amistoso apenas ingresó siete minutos sobre el final del encuentro.

«Quiero disfrutar la estadía y brindarle un gran partido a la gente que irá a vernos, luego regresar y prepararnos para el inicio de la MLS. Tokio es una ciudad bella y las veces que estuve con Barcelona, PSG o la selección argentina, me trataron de una manera muy especial», concluyó Messi, quien desea estar en el amistoso en el estadio Nacional.

El número de personas muertas por el fuerte sismo que sacudió el centro de Japón el 1 de enero asciende a 168 y la estimación de la cifra de desaparecidos se triplicó hoy y ya supera los 300, indicaron las autoridades.

Una semana después del terremoto de magnitud 7,5, que causó además 565 heridos, 323 personas se encuentran desaparecidas, según un nuevo balance de las autoridades locales publicado el lunes.

La mayoría de personas de las que no se tienen noticias se registraron en la ciudad de Wajima, una de las más afectadas por la catástrofe, en la península de Noto, a orillas del Mar de Japón, consignó la agencia de noticias AFP.

La ciudad también fue escenario de graves incendios como consecuencia del sismo.

El terremoto, seguido de cientos de réplicas, provocó miles de corrimientos de tierra y el derrumbamiento de edificios y carreteras en toda la región.

También desató un tsunami con olas de más de un metro de altura en la costa de la península de Noto, una estrecha franja de tierra de unos cien kilómetros de largo.

El temblor se sintió hasta en Tokio, a 300 kilómetros de distancia.

Miles de socorristas llegaron de todo Japón para apoyar en las tareas de socorro y siguen explorando los escombros en busca de cadáveres.

El lunes tuvieron que lidiar con la nieve caída en la península de Noto, que depositó capas de más de 10 centímetros en algunos lugares, y con temperaturas que no superaron los 4 grados.

Se temen nuevos deslizamientos de tierra debido a las precipitaciones y se prevé que las condiciones de hielo compliquen aún más el tráfico en las carreteras dañadas por el terremoto, advirtieron las autoridades.

Los servicios de rescate también prosiguen sus esfuerzos para llegar a más de 2.000 personas, algunas de las cuales se encuentran en estado crítico, aisladas por las carreteras dañadas por el sismo, y hacerles llegar alimentos y equipamiento.

El gobernador de la prefectura de Ishikawa, Hiroshi Hase, subrayó en el canal de televisión público NHK que es necesario «evitar a toda costa las muertes» entre los desplazados por el desastre.

Unas 29.000 personas permanecían refugiadas el domingo en 404 albergues gubernamentales.

«Llevar a la gente el mínimo de ayuda humanitaria para que puedan sobrevivir es un reto», explicó Hisayoshi Kondo, jefe de un equipo de asistencia médica enviado a la zona, en el canal de televisión Asahi, quien añadió que «en las zonas aisladas, el suministro de agua y alimentos sigue siendo insuficiente».

Unas 18.000 casas en la región de Ishikawa permanecían el lunes sin electricidad y más de 66.100 carecían de agua el domingo.

En cuanto a los 29.000 damnificados en refugios gubernamentales, muchos no tenían suficiente agua, electricidad y calefacción, según medios locales.

«Quiero mejorar las malas condiciones en los albergues», dijo Hase a NHK.

«La primera prioridad ha sido rescatar a las personas que se encuentran bajo los escombros y llegar a las comunidades aisladas», declaró el primer ministro Fumio Kishida en una entrevista con el mismo canal el domingo.

El ejército ha enviado pequeños grupos de tropas a pie a cada una de las comunidades aisladas, dijo.

El gobierno también ha «desplegado varios helicópteros de la policía y de los bomberos (…) para acceder a ellas desde el cielo», añadió Kishida.

Japón registra cientos de terremotos cada año y la mayoría no causan daños, debido a los estrictos códigos de construcción en vigor desde hace más de cuatro décadas.

Pero muchas de las construcciones en el país son antiguas, sobre todo en comunidades de zonas rurales como Noto.

Japón aún conserva el recuerdo del devastador terremoto de 2011 que desencadenó un tsunami, dejó unos 18.500 muertos o desaparecidos y provocó una catástrofe nuclear en la central de Fukushima.

 

Un total de 222 personas seguían desaparecidas hoy en el centro de Japón, donde los socorristas trabajan a contrarreloj para encontrar sobrevivientes, cuatro días después del potente terremoto del lunes que dejó al menos 94 muertos y 460 heridos.

El jueves dos mujeres fueron rescatadas milagrosamente entre los escombros de sus casas en Wajima, en la península de Noto, una de las zonas más afectadas.

Sin embargo, la posibilidad de encontrar otros supervivientes disminuyen, sobre todo transcurridas ya más de 72 horas, un plazo considerado crucial para salvar vidas tras una catástrofe natural.

Además, el frío, la lluvia y las nevadas previstas para el domingo, complican aún más la búsqueda.

Según un nuevo balance anunciado el viernes por la tarde por la prefectura de Ishikawa, donde se encuentra la península de Noto, el sismo causó 94 fallecidos, y 222 personas siguen desaparecidas.

El terremoto de magnitud 7,5 se produjo el lunes y se sintió hasta en Tokio, a 300 kilómetros de distancia, provocó el derrumbe de edificios y destruyó carreteras.

«Estamos haciendo todo lo posible para llevar a cabo operaciones de rescate en los pueblos aislados. Sin embargo, la realidad es que su aislamiento no se ha resuelto tanto como nos gustaría», admitió el viernes el gobernador de Ishikawa, Hiroshi Hase.

En tanto, más de 26.000 casas permanecen sin electricidad en Ishikawa y 90.000 allí y dos regiones vecinas siguen sin agua.

En la ciudad portuaria de Wajima persiste un olor a hollín, con tenues columnas de humo visibles tras un enorme incendio que destruyó cientos de estructuras el día del terremoto.

Al menos 50 personas murieron en Japón a consecuencia del violento sismo de magnitud 7,5 que sacudió el centro del país en Año Nuevo, y los rescatistas continúan trabajando para encontrar sobrevivientes.

El primer ministro Fumio Kishida confirmó “daños muy cuantiosos” y expresó la necesidad urgente de buscar y rescatar a las víctimas. Las imágenes aéreas revelan la devastación, incluido un incendio en el puerto de Wajima, donde un edificio de siete pisos colapsó. En la ciudad costera de Suzu, el 90% de las viviendas resultaron destruidas, según el alcalde Masuhiro Izumiya.

Más de 30.000 hogares están sin electricidad, y muchas ciudades enfrentan la escasez de agua potable. Se han registrado temperaturas gélidas durante la noche, exacerbando las condiciones difíciles para los afectados. Las réplicas del sismo continúan, complicando aún más la situación.

En la ciudad de Shika, cientos de residentes esperan recibir los seis litros de agua asignados por persona, mientras que en Wajima, un barrio completo de casas de madera quedó destruido por las llamas. Los esfuerzos de rescate involucran a bomberos, el ejército y la policía.

Trágicamente, cinco personas murieron en el aeropuerto de Tokio-Haneda cuando un avión de pasajeros chocó con otro de los guardacostas que llevaba suministros a las áreas afectadas.

El gobierno ha movilizado mil militares para dirigirse a la región, con otros 8.500 en alerta. Se han cerrado autopistas y se interrumpieron los trenes de alta velocidad entre Tokio e Ishikawa. Afortunadamente, no se informaron incidentes en las centrales nucleares del país.

Fuente: Télam

Esta «ciudad dentro de la ciudad» tiene oficinas para 20.000 empleados y viviendas para 3.500 residentes, Fue diseñado por estudio fundado por el argentino César Pelli.

El extenso complejo inmobiliario Azabudai Hills en Tokio, que incluye el rascacielos más alto de Japón de 330 metros, fue inaugurado oficialmente hoy, y su promotor, Mori Building, espera que atraiga a unos 30 millones de visitantes por año.

El nuevo rascacielos fue diseñado por el estudio arquitectónico estadounidense Pelli Clarke and Partners, fundado en 1977 por el famoso arquitecto argentino César Pelli, responsable de las torres Petronas y otras famosas obras del mundo, y que falleció en 2019.

Esta «ciudad dentro de la ciudad» tiene oficinas para 20.000 empleados y viviendas para 3.500 residentes, según un comunicado del grupo inmobiliario Mori Building.

El complejo, que incluye tres rascacielos en medio de espacios verdes, también comprenderá 150 restaurantes y tiendas, así como un nuevo museo de arte digital inmersivo del colectivo japonés teamLab, que abrirá sus puertas en febrero, consignó la agencia de noticias AFP.

Azabudai Hills supera en altura a un rascacielos en Osaka (oeste) pero no será por mucho tiempo el edificio más alto del archipiélago porque está previsto que la construcción de la Torch Tower y sus 390 metros termine en 2027-2028, también en la capital japonesa.

En Tokio también se sitúa una de las estructuras más altas del mundo, el Tokyo SkyTree (una torre no habitada de 634 metros), inaugurada en 2012.

Pese a tener todos estos edificios, Japón está lejos de albergar los altísimos edificios que pueden encontrarse en otras partes de Asia o Oriente Medio.

Una de las razones es el elevado riesgo sísmico en el archipiélago, lo que obliga a las construcciones de este tipo a respetar normas muy estrictas, como la de tener una base muy amplia para ganar en estabilidad.

Un sismo de magnitud 6,2 sacudió una costa cercana a Tokio.

Lo informó la Agencia Meteorológica de Japón, que indicó que no se temía que se produjera un tsunami.

Grandes edificios de la capital temblaron y el servicio de trenes se detuvo temporalmente cuando se produjo el sismo, a una profundidad de 50 kilómetros a las 19.03 locales (7.03 hora argentina) en aguas del Pacífico, frente a la prefectura japonesa de Chiba.

El Servicio Geológico de Estados Unidos también informó del sismo, que dimensionó en la misma magnitud, según consignó la agencia de noticias AFP.

La autoridad nuclear nipona no detectó ninguna anomalía en las plantas nucleares de la región.

Justo antes de que los residentes de Tokio sintieran el temblor, el avanzado sistema de detección de sismos japonés solicitó a las cadenas de televisión que alertasen de un terremoto potencialmente fuerte.

«Fue como estar en un barco flotando en el agua, un balanceo de lado a lado que pareció durar más de 30 segundos», declaró un presentador de la cadena NHK tras el temblor.

A principios de mayo, un sismo de magnitud 6,3 sacudió la región de Ishikawa (centro), dejando un muerto y 49 heridos.

El país todavía recuerda el terremoto submarino de magnitud 9,0 que sacudió el noreste de Japón en marzo de 2011 y provocó un tsunami que dejó 18.000 personas muertas o desaparecidas.

El tsunami de 2011 desencadenó la fusión de tres reactores en la planta nuclear de Fukushima, causando el mayor desastre en Japón desde la Segunda guerra mundial, y el accidente nuclear más grave desde Chernobil.

Las autoridades japonesas evaluaron este sábado los daños del potente sismo que sacudió este viernes el centro del archipiélago, y si bien se mantiene que solo hubo un muerto, ascendieron a 29 las personas heridas.

El temblor de magnitud 6,5 se produjo por la tarde en la región central de Ishikawa a unos 12 kilómetros de profundidad, según la Agencia Meteorológica de Japón (JMA).

La agencia registró hasta 55 réplicas el sábado por la mañana, algunas de ellas potentes, y advirtió que las lluvias intensas podían provocar desprendimientos de tierra en la zona.

Al menos 29 personas resultaron heridas, informó el sábado la agencia nacional de gestión de crisis. En un anterior balance dio cuenta de 23 heridos.

Un portavoz del gobierno nipón, Hirokazu Matsuno, informó un deceso y señaló que varios edificios se habían derrumbado.

La víctima falleció tras caer de una escalera en Suzu, en la zona costera del mar de Japón, según indicó un responsable de la gestión de crisis de esta ciudad.

Según imágenes de la televisión NHK, varias casas de madera quedaron dañadas, con ventanas y tejados destrozados. También podía verse una parte de una montaña hundida.

Los terremotos son habituales en Japón, que se sitúa en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, un extenso arco con alta actividad sísmica y volcánica.

Sin embargo, el archipiélago dispone de estrictas normativas de construcción para que los edificios resistan fuertes sacudidas y rutinariamente se realizan simulacros de emergencia ante terremotos.

A partir de este sábado, 29 de abril, todos los viajeros con destino a Japón ya no necesitarán presentar un certificado de vacunación completo o una prueba PCR negativa. Así lo anunció el Gobierno nipón, que con esta nueva medida pretende impulsar la llegada de visitantes al país.

Hasta la fecha, todos los viajeros que llegaban a Japón estaban obligados a presentar un certificado de vacunación en el momento del embarque o una prueba PCR negativa realizada en las 72 horas previas al viaje.

Adelantamiento

El levantamiento de las restricciones estaba previsto para el próximo 8 de mayo, cuando se iba a producir una reclasificación del virus en su normativa de enfermedades infecciosas, pero el Gobierno ha decidido adelantar la medida de cara al periodo vacacional de la Golden Week, que arranca este sábado y se prolongará hasta el 7 de mayo. En este tiempo, esperan un aumento de la llegada de visitantes extranjeros y numerosos desplazamientos de los viajeros japoneses.

El portavoz del Gobierno nipón, Hirokazu Matsuno, explicó que lo único que se mantendrá será el requerimiento de hacerse un test a la llegada a Japón para aquellos que tengan síntomas que concuerden con los de COVID, como puede ser la fiebre alta.

Los ministros de Energía y de Medio Ambiente de los países del G7 se reúnen en Japón este fin de semana, pero, al tener opiniones encontradas sobre cuándo abandonar las energías fósiles, las posibilidades de que adopten medidas fuertes contra el cambio climático son escasas.

La reunión ministerial tendrá lugar este sábado y domingo en Sapporo, en el norte de Japón.

Un borrador, fechado el 5 de abril, del comunicado conjunto que deberían divulgar el domingo y al que tuvo acceso la AFP da cuenta de profundas divisiones respecto al calendario de abandono del carbón en los países del G7 en el sector de la electricidad.

El Reino Unido, con el apoyo de Francia, propuso que los países dejen de utilizar el carbón para producir electricidad en 2030. Sin embargo, podría acabar imponiéndose un objetivo, más difuso, formulado durante el G7 de Alemania el año pasado: el de trabajar para que el sector eléctrico funcione mayoritariamente sin carbón para 2035.

También ha generado debate la propuesta de Japón de justificar nuevas inversiones en el sector del gas en nombre de la «seguridad energética», con los trastornos provocados en esa área por la invasión rusa de Ucrania iniciada el año pasado.

En 2022, el G7 decidió tolerar inversiones en el gas como respuesta «provisional» a las «circunstancias excepcionales» relacionadas con la guerra en Ucrania.

Temor a una «regresión» –

Pero Makiko Arima, de la oenegé Oil Change International, calificó la estrategia de Tokio de «tóxica», y afirmó que podría hacer «descarrilar» la transición energética en Asia. Su plan de «transformación verde», denominado «GX», no servirá más que para promover tecnologías que «prolongarán el uso de las energías fósiles», denunció Arima.

Otras oenegés temen también que la reunión desemboque en un retroceso en materia de compromisos climáticos.

Si el G7 terminase «constatando una regresión, sería terrible», apuntó Friederike Röder, vicepresidenta de la oenegé Global Citizen. Además, esto enviaría «malas señales» al resto del mundo antes de la cumbre del G20 EN India y de la COP28 de Dubái de finales de año, señaló.

«Si dices que tu casa se quema, que el planeta está ardiendo […] pero no haces gran cosa para contrarrestar a los poderosos intereses particulares[…], no estás enviando ningún mensaje inspirador al resto del mundo», abundó Alden Meyer, del grupo de reflexión sobre el clima E3G.

«Década crítica»

El calentamiento global causado por la actividad humana provocará que las temperaturas medias suban 1,5 ºC respecto a la era preindustrial a partir de 2030-2035, advirtió el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en un informe publicado el mes pasado.

El presidente del IPCC, Hoseung Lee, lamentó que «de momento» hay una falta de «voluntad política fuerte» para luchar contra el cambio climático, pese a que el acuerdo de París sobre el clima, firmado en 2015 y apoyado por todos los miembros del G7, busca precisamente limitar ese aumento de las temperaturas a 1,5 ºC.

Todos los miembros del G7 están de acuerdo en instar a todos los países a actuar «colectivamente» en esta «década crítica» para reducir las emisiones mundiales de gases con efecto invernadero «para, como muy tarde, 2025», según un extracto, ya validado, del comunicado que se difundirá el domingo.

Un mensaje que parece estar implícitamente dirigido a China, según los expertos.

Este jueves se informó que ascendió a 8 el número de muertos por el naufragio de un buque de carga frente a las costas de Japón, ocurrido el martes por la noche. Asimismo, se confirmó que 9 personas aún permanecen desaparecidas.

Además, 13 de los 22 tripulantes del buque “Jian Tian” fueron auxiliados, la mayoría inconscientes, pero 8 de ellos murieron, indicó el cónsul general de China, Lu Guijun.

“Se confirmó la muerte de 8 personas, de las que 6 eran chinas”, dijo el diplomático, que añadió que “5 -incluyendo 4 tripulantes chinos- están fuera de peligro”.

Las tareas de rescate se iniciaron luego de que emitiera un mensaje de socorro el barco que estaba a unos 110 kilómetros al oeste del archipiélago inhabitado de las Islas Danjo, en el suroeste de Japón.

Por su parte, las autoridades japonesas todavía no confirmaron el balance aportado por el diplomático chino, y este jueves se limitaron a indicar que “solo podían decir que 9 personas seguían desaparecidas” y que, de las 13 que fueron encontradas “2 murieron”.

Desde el incidente, varios barcos y aviones de los guardacostas y de las fuerzas armadas japonesas fueron enviados a la zona, así como embarcaciones de los guardacostas surcoreanos y otros barcos privados, para participar en las operaciones de búsqueda y rescate.