A cien días de que Javier Milei desembarcara en la Casa Rosada, Mauricio Macri retoma las riendas del partido que creó para llegar al poder. El exprimer mandatario se convirtió en el nuevo presidente de Pro después de que lograra cerrar un acuerdo con Patricia Bullrich para presentar una lista de unidad y, de esta manera, evitar una elección interna para renovar las autoridades, indica La Nación.
El pacto se cerró luego de una jornada de negociaciones frenéticas entre el sector del partido que responde a Macri y los seguidores de Bullrich por el reparto de lugares en el nuevo esquema de la fuerza. El expresidente estará escoltado en el Consejo Directivo por Soledad Martínez, intendenta de Vicente López y pupila del jefe porteño Jorge Macri, y el diputado nacional Damián Arabia, propuesto por Bullrich. También integrarán el Consejo Directivo los gobernadores Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut) -lo harán como titulares partidarios en sus provincias-, los intendentes Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Guillermo Montenegro (General Pueyrredón) y los históricos dirigentes partidarios María Eugenia Vidal (CABA) y Diego Santilli (PBA). Tal como estaba previsto, Horacio Rodríguez Larreta decidió desmarcarse porque rechaza la alianza táctica con Milei. No se irá del partido, pero no pondrá dirigentes propios en la conducción nacional.
“Es una distribución equitativa, una lista equilibrada”, coincidieron negociadores de ambos referentes de Pro. Los laderos de Bullrich se pavonean tras el acuerdo: consideran que la presión surtió efecto -ella había amenazado con presentar lista propia y forzar una disputa electoral- y que Macri no tendrá el control total del partido.
Con esta jugada, Macri vuelve a la primera línea de fuego tras su repliegue electoral de 2023. Con el anclaje de la presidencia de Pro, el exmandatario apuesta a recuperar el control de su partido para centralizar las negociaciones con Milei por casilleros en el Gobierno o el armado de las listas electorales de 2025. Dado los plazos legales establecidos, será proclamado en las próximas 48 horas, según fuentes cercanas al expresidente. En rigor,Macri estrenará su rol cuando regrese de un viaje a Europa. Tenía previsto viajar esta noche.
Si bien todo estaba encarrilado hace días para que Macri sucediera a Bullrich al frente de la fuerza, el anuncio sufrió un retraso inesperado. Es que Bullrich, ministra de Seguridad de Milei, tensionó hasta el filo del cierre del plazo legal para la presentación de listas –que vencía este martes a la medianoche– y demoró el pacto con el objetivo de presionar al expresidente para conseguir puestos para sus leales en el Consejo Directivo y la Asamblea Nacional del partido que fundó Macri en 2002.
El pico máximo de tensión se produjo el lunes a la tarde, cuando Juan Pablo Arenaza, Pablo Walter y Arabia, los dirigentes que designó Bullrich para llevar adelante las tratativas, amagaron con dar un portazo y presentar una lista propia después de que el macrismo vetara nombres de candidatos propuestos por la ministra.
En concreto, Fernando de Andreis y Humberto Schiavoni, los delegados de Macri, habían puesto objeciones en la idea de Bullrich de colocar a Arabia, actual diputado nacional y uno de los colaboradores más estrechos de la funcionaria, en una de las vicepresidencias del Consejo Directivo. “Querían minimizar la representación que tiene Patricia en el partido”, se quejó uno de los asistentes fieles de la ministra, quien monitoreó las conversaciones pero evitó inmiscuirse.
Es que Bullrich cree que la presidencia de un partido no es redituable en términos políticos cuando se forma parte de las filas del oficialismo. De hecho, intuye que Macri comete un error al asumir la conducción de Pro, porque desde esa posición puede convertirse en una contrafigura de Milei. Por eso, ella apostaba por un perfil técnico para la transición. Mientras tanto, la ministra prepara un paquete de leyes en materia de Seguridad y procura capitalizar su lugar en el Gabinete de Milei, quien pondera su labor en cada intervención pública.
Si bien mostraba desinterés por la “rosca” partidaria con el argumento de que necesita abocarse full time a la gestión, Bullrich peleó para preservar su cuota de poder en Pro y exhibir fortaleza ante Macri.
Las escenas previas al acuerdo por la sucesión en Pro arrojaron luz sobre el estado en que se encuentran el lazo personal y político entre Macri y Bullrich, después de que la actual titular de Pro aceptara la convocatoria de Milei para sumarse al gabinete de La Libertad Avanza. Esa decisión, que Macri calificó de “personal” e inconsulta, provocó una fuerte convulsión interna.
El último choque entre el expresidente y la excandidata de Juntos por el Cambio se produjo a raíz de la feroz pelea entre el gobernador de Chubut, Torres, y Milei por el recorte de fondos de coparticipación. Ante el silencio del exmandatario, que intentó mediar tras bambalinas, Bullrich apalancó un comunicado para repudiar la amenaza de Torres de cortar el suministro de petróleo. Y criticó el repliegue de su expromotor electoral.
Disconforme con la decisión de Macri y Bullrich de apuntalar al proyecto presidencial de Milei, Larreta optó por distanciarse: no romperá ni presentará una lista propia. Aunque tampoco tendrá representantes en el nuevo Consejo Directivo. Pero no se irá de Pro. “Si no me quieren, que me echen”, le transmitió a sus detractores internos. El domingo, Larreta se vio con Macri. Fue un encuentro cordial, según describen cerca del exjefe porteño. Larreta ratificó su decisión de quedarse al margen y ensayó una visión pesimista sobre el rumbo económico de Milei, sobre todo, por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
El exalcalde mantiene en su grupo a los legisladores Emmanuel Ferrario y Claudio Romero, que integran el bloque de Pro en la ciudad, o los diputados Silvia Lospennato, Álvaro González y la senadora Guadalupe Tagliaferri. Santilli, Valenzuela e incluso Julio Garro ya soltaron amarras y se aproximaron sin remordimientos a la zona de Milei. En el larretismo consideran que Macri y Bullrich se encaminan a entregarle las llaves de Pro a Milei. Y creen que la suerte del partido quedó atada al Presidente. Es decir, tanto un éxito como un fracaso del libertario arrastrará a Pro. Pese a que se alejó del ala dura, Larreta podría tener emisarios en la Asamblea Nacional. Es la cuota que le corresponde a Pro Capital.
En el nuevo Consejo Directivo estará Soledad Acuña, pero su elección dependió de Macri. El expresidente buscó exhibir una renovación y darle lugar en el nuevo organigrama a las figuras partidarias más relevantes en el nuevo mapa de poder. Es decir, los referentes que tienen peso territorial en la provincia de Buenos Aires, la Capital y el interior del país, como el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, los gobernadores Torres (Chubut) y Frigerio (Entre Ríos), y los intendentes amarillos.
Los macristas de pura cepa que arroparán a Macri son De Andreis, Schiavoni, Laura Alonso y Facundo José Perez Carletti, entre otros. Cristian Ritondo, en tanto, se encamina a presidir Pro en Buenos Aires. Bullrich, en tanto, se jacta de haber hecho ceder a Macri en la pulseada. Finalmente, impuso a Arabia como vice, pero también logró lugares en la lista para Laura Rodríguez Machado, Pablo Walter, que también trabaja con Ramón Lanús, jefe municipal de San Isidro, y la legisladora Silvia Imas, entre otros fieles.
Quienes rodean a Macri resaltan que aspira a usar el partido como plataforma para reposicionarse y concentrar las decisiones en torno a la integración con los libertarios. Macri descarta una fusión, por eso, procura que Pro mantenga su identidad y profundice la visión liberal. Tras la crisis de liderazgo que provocó la derrota de 2019 y la posterior disputa de poder entre Larreta y Bullrich, Macri intentará restablecer la unidad de acción y de propósitos dentro de su partido. Consciente de que Pro y LLA tienen un ideario común y comparten la base electoral, el expresidente está convencido de que deben colaborar con Milei. Está claro que no tiene alternativa: ese es principalmente un reclamo que surge de sus votantes.
En el núcleo duro de Macri admiten que se encaminan a converger con los libertarios en 2025. Hasta ahora el proceso de integración no fue sencillo, sobre todo, por la desconfianza que existe entre Pro y LLA. Macri sospecha que la mesa chica de Milei pretende con sigilo apropiarse de sus figuras y evita un acuerdo integral con Pro para no desperfilarse o perder su aura de outsider anticasta. “Quieren los votos, pero no un acuerdo de dirigentes”, resumen. Por eso, sospechan, el Presidente prioriza captar a dirigentes, como Bullrich, Luis “Toto” Caputo y Julio Garro, y elude un pacto de cogobierno.
No obstante, Milei y sus estrategas admiten que le abren la puerta a la chance de confluir con Pro en las legislativas de 2025. A diferencia del macrismo, los libertarios no tienen la capilaridad territorial de un partido tradicional. Eso le costó caro a Milei en 2023 en varios distritos, pese a su sorpresivo triunfo a nivel nacional. Por eso, con el anhelo de aumentar la cantidad de leales en Diputados y el Senado, los libertarios tendrían en Pro un socio natural.
En ese hipotético escenario, la disputa será por el control de la lapicera. Macri apoya sin reparos a Milei y pide que sus legisladores acompañen las reformas en el Congreso, como la ley ómnibus o el blindaje del DNU 70/2023, pero apuesta a “cobrarle” esos respaldos a Milei más temprano que tarde. Los estrategas del expresidente confían en pisar fuerte en la negociación, sobre todo, en tres distritos: Buenos Aires, Córdoba y la Capital. “Pretendemos una negociación pareja”, avisan.
Por ahora, macristas y libertarios se encuentran en una fase de construcción de lazos: según consignó el domingo LA NACION, Macri fue a Olivos hace dos semanas para charlar con Milei, su hermana, Karina, y Nicolás Posse, jefe de Gabinete, uno de los que resisten el desembarco de macristas en el Gobierno.