Un nuevo estudio publicado en Scientific Reports revela un fascinante comportamiento observado en un orangután macho salvaje de Sumatra en el Parque Nacional Gunung Leuser, Indonesia. En este caso, el orangután, llamado Rakus, utiliza una planta medicinal para tratar una herida en su mejilla derecha.
Los científicos que llevan a cabo la investigación presencian cómo Rakus arranca y mastica hojas de una planta medicinal utilizada por las personas en el sudeste asiático para aliviar el dolor y la inflamación. Posteriormente, el orangután aplica los jugos de la planta en su herida, presionando la planta masticada sobre ella, como si improvisara un vendaje.
Este comportamiento intrigante se captura en fotografías tomadas por Ulil Azhari, un investigador de campo del Proyecto Suaq en Medan, Indonesia. Las imágenes muestran cómo la herida de Rakus se cierra sin complicaciones después de aproximadamente un mes.
Si bien se documenta que otros primates utilizan plantas para tratar diversas dolencias, esta es la primera vez que se observa a un animal salvaje aplicando directamente una planta medicinal en una herida. Los científicos consideran que este comportamiento puede ser un ejemplo de automedicación por parte del orangután.
Aunque se trata de una única observación, este descubrimiento plantea interrogantes sobre cómo evoluciona la medicina por primera vez y qué podemos aprender de nuestros parientes vivos más cercanos en términos de tratamiento de enfermedades.
Es importante destacar que los científicos estudian a los orangutanes en el Parque Nacional Gunung Leuser desde 1994, pero hasta ahora no habían presenciado este tipo de comportamiento. Rakus, en particular, nace y vive fuera del área de estudio cuando es joven, lo que sugiere que puede haber aprendido esta técnica de otros orangutanes que viven fuera del parque.
Si bien este descubrimiento es emocionante, es necesario realizar más investigaciones para comprender completamente la relación entre los animales y las plantas medicinales. Sin embargo, este caso demuestra una vez más la sorprendente capacidad de los animales para buscar remedios naturales y aliviar sus propios males.