Bolivia sin combustible. La crisis de combustible en Bolivia se agrava. Desde hace más de un año, los bolivianos enfrentan períodos de desabastecimiento.
El Gobierno admitió que no puede importar suficiente diésel y gasolina por falta de dólares.
El ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo, señaló que el bloqueo de créditos en la Asamblea Legislativa complica la situación.
El Ejecutivo no dispone de la liquidez necesaria para garantizar el abastecimiento. La falta de divisas limita la compra de carburantes en el mercado internacional.
«Al tener cerrada esa vía de divisas, no podemos realizar las adquisiciones necesarias», explicó Gallardo.
El gobierno calificó la demora en la aprobación de créditos como un «boicot» político.
Existen 14 créditos bloqueados por un total de 1.228 millones de dólares. Sin embargo, la mayoría tienen destino específico y no pueden usarse libremente.
Uno de los créditos asciende a 100 millones de dólares. El Ejecutivo planea utilizarlo para enfrentar la crisis de combustible.
A lo largo del último año, el gobierno dio versiones contradictorias sobre el uso de esos fondos.
«El principal problema que tenemos es la obtención de divisas», reconoció el ministro.
La crisis energética en Bolivia tiene raíces estructurales. La baja producción local y el sistema de subsidios agravan la situación.
El país importa el 86% del diésel y el 56% de la gasolina. El Estado vende estos combustibles a un precio menor al del mercado internacional.
El litro de combustible cuesta 0,53 dólares, menos de la mitad del precio global. La diferencia de precios genera una presión constante sobre la economía boliviana.
Existen 14 créditos bloqueados por un total de 1.228 millones de dólares. Sin embargo, la mayoría tienen destino específico y no pueden usarse libremente.
Uno de los créditos asciende a 100 millones de dólares. El Ejecutivo planea utilizarlo para enfrentar la crisis de combustible.
A lo largo del último año, el gobierno dio versiones contradictorias sobre el uso de esos fondos.
«El principal problema que tenemos es la obtención de divisas», reconoció el ministro.
La crisis energética en Bolivia tiene raíces estructurales. La baja producción local y el sistema de subsidios agravan la situación.
El país importa el 86% del diésel y el 56% de la gasolina. El Estado vende estos combustibles a un precio menor al del mercado internacional.
El litro de combustible cuesta 0,53 dólares, menos de la mitad del precio global. La diferencia de precios genera una presión constante sobre la economía boliviana, publicó #LA17.
Las autoridades buscan liberar los créditos bloqueados en el Congreso. También impulsan estrategias para aumentar la producción interna.
El contrabando de combustible genera pérdidas millonarias. La venta ilegal en las fronteras representa un perjuicio de 600 millones de dólares anuales.
El gobierno apuesta a la construcción de una nueva planta de diésel. También prevé aumentar la capacidad de despacho en el puerto de Arica.
«Esperamos sustituir el 80% de las importaciones de diésel con producción local», afirmó Armin Dorgathen, presidente de YPFB.
El plan contempla la ampliación de las plantas de biodiésel. La diversificación de la matriz energética podría reducir la dependencia externa.
El futuro de la crisis dependerá de la capacidad del gobierno para gestionar divisas.
La incertidumbre persiste entre los sectores productivos. La escasez de combustible podría afectar la producción y el transporte de mercancías.
Los bolivianos esperan soluciones concretas. La estabilidad económica del país sigue en riesgo.