En medio de un invierno crudo y desafiante, el INTA presentó un desarrollo tecnológico que promete cambiar la realidad de muchos campos del sur argentino: un bebedero térmico para ovinos que resiste temperaturas extremas, suministra agua a demanda y funciona con energías renovables.
Bebedero térmico ovino. El dispositivo fue diseñado por técnicos del INTA Los Antiguos (Santa Cruz) en conjunto con el laboratorio de Internet de las Cosas (IoT) del INTA Balcarce (Buenos Aires), y se convirtió en una solución concreta para un problema histórico de la ganadería en zonas frías: el congelamiento del agua para los animales.
Bebedero térmico ovino ofrece 200 L de agua a demanda a –22 °C
Bautizado como Bebedero Térmico Ovino (BeTO), este sistema permite que los animales accedan al agua incluso en condiciones extremas, con registros de funcionamiento exitoso a temperaturas de hasta -22 °C. Técnicos del INTA probaron el dispositivo en un establecimiento del noroeste de Santa Cruz y comprobaron tanto su eficacia técnica como la rápida aceptación de los ovinos.
“El dispositivo utiliza energías renovables y entrega agua a demanda. Cuando las ovejas se acercan, el bebedero comienza a llenarse y en poco más de un minuto hay 200 litros disponibles, sin interrupciones en la carga”, explicó Santiago Arhancet, jefe de la Agencia de Extensión Rural Los Antiguos.
Además de mejorar el acceso al agua, el invento representa un alivio para el personal rural que en invierno debe romper el hielo varias veces por día para asegurar la bebida a los animales. “Cada vez que el agua se congela, hay que sacar los bloques de hielo, que se pierden. Este desarrollo también cuida el recurso hídrico”, agregó Arhancet.
Bebedero térmico ovino: filtrado y control de calidad adaptado a distintos climas
El prototipo incorpora elementos de filtrado y control de calidad del agua, evitando no solo el congelamiento sino también la proliferación de patógenos. Si bien está diseñado para ovinos, sus desarrolladores destacan que puede adaptarse a otras regiones y climas, ya que también reduce la evaporación en ambientes cálidos.
Desde INTA confirmaron que el proceso de solicitud de patente se inició en febrero de 2024, y se trabaja en acuerdos de transferencia tecnológica con una empresa regional que tiene capacidad de producción comercial. El objetivo: que el bebedero esté disponible para los productores en el mercado.
“Queremos que la tecnología llegue a quienes la necesitan. Que no quede en un laboratorio, sino que esté en los campos. Ese es el sentido de todo este trabajo”, concluyó Arhancet.
Este desarrollo contó con el apoyo financiero del Instituto de Promoción de la Ganadería de Santa Cruz (IPG), la Asociación Agrícola Ganadera del Noroeste de Santa Cruz y productores privados. Un ejemplo de cómo la articulación entre ciencia, territorio y producción puede dar soluciones concretas, sustentables y necesarias.
Fuente: Zona Campo