La violencia no se detuvo tras la batalla campal en el estadio Libertadores de América. Vecinos y familiares denuncian que los hinchas de Independiente en Avellaneda fueron perseguidos por barras de Universidad de Chile que quedaron en libertad, mientras que nuevas acusaciones de abusos y destrozos agravan el escándalo.
Horas después de los graves incidentes en el partido entre Independiente y la U. de Chile, se multiplicaron las denuncias sobre la supuesta “cacería” organizada por los barras chilenos.
En redes sociales circularon audios en los que se describía cómo los alumnos del colegio del club sufrieron piedrazos mientras estaban en el patio, lo que obligó a activar un protocolo de emergencia. Desde la institución pidieron a los padres retirar a sus hijos de manera inmediata.
“Cacería” en Avellaneda y alarma en el colegio del Rojo
La tensión también se trasladó a la comisaría de Avellaneda, donde la liberación de varios detenidos generó preocupación y rumores de represalias por parte de la barra local.
Los testimonios sobre los hechos violentos no se limitaron a la vía pública. Según denuncias difundidas por periodistas partidarios y familiares de jugadores, los barras chilenos habrían atacado a empleados del club antes del comienzo del encuentro.
Un trabajador relató que una empleada de limpieza fue víctima de un ataque sexual en los depósitos del estadio. La versión fue reforzada por Laura Cáceres, esposa del arquero Rodrigo Rey, quien aseguró que tanto mujeres como hombres que trabajaban en el sector gastronómico y de limpieza fueron desnudados y obligados a sufrir situaciones degradantes.
Además, trascendió que personal de seguridad privada resultó con fracturas y que una trabajadora fue herida en el cuello con un arma blanca. La agrupación “Socios Unidos de Independiente” denunció incluso que una mujer embarazada perdió su bebé como consecuencia de la violencia.
Hostilidad hacia la prensa y silencio de los hinchas chilenos
En medio de la conmoción, algunos hinchas de Universidad de Chile se negaron a dialogar con la prensa argentina y llegaron a agredir y escupir a un cronista de América TV. Este clima hostil alimenta la incertidumbre sobre las medidas que se tomarán para garantizar la seguridad en futuras instancias internacionales.
La magnitud de los hechos ocurridos en Avellaneda, que dejaron un saldo de heridos, abusos denunciados y destrozos, desató un pedido urgente de justicia y mayor control en los estadios.
Según C5N, las autoridades de ambos países analizan cómo responder ante lo que ya se considera uno de los episodios más graves de violencia futbolera en los últimos años.