El inicio de la campaña en Tierra del Fuego terminó abruptamente.
El presidente Javier Milei eligió Ushuaia para arrancar su gira rumbo a las legislativas de octubre, pero la jornada se vio empañada por reclamos en su contra y escasa asistencia de seguidores.
El mandatario había anunciado que recorrería el centro fueguino como muestra de cercanía en el arranque de su campaña, pero los planes no salieron como esperaba. La caminata comenzó en la esquina de San Martín y Don Bosco, donde apenas un reducido grupo de militantes libertarios lo acompañaba, mientras manifestantes autoconvocados se hicieron presentes con consignas en rechazo a su gestión.
Según informó Página|12, el clima adverso obligó a la comitiva a suspender las actividades pautadas y adelantar la salida hacia el aeropuerto, desde donde Milei regresó a Buenos Aires.
Una caminata que duró pocos minutos
La visita de Milei a Ushuaia se había presentado como un gesto simbólico para reforzar el apoyo a los candidatos de La Libertad Avanza en el sur del país. Sin embargo, la escena mostró otra realidad: las protestas de vecinos se impusieron sobre la escasa presencia de simpatizantes.
El presidente intentó continuar saludando con un megáfono a quienes lo respaldaban, pero la incomodidad por el escenario llevó a que, apenas minutos después, se ordenara el fin del recorrido.
El mensaje presidencial antes de partir
Antes de abandonar Tierra del Fuego, Milei alcanzó a dirigirse a un grupo reducido de seguidores frente al hotel. Allí insistió en el pedido de “no aflojar” en el camino de las reformas y reafirmó que “la libertad avanza o la Argentina retrocede”.
Sin embargo, el giro inesperado de la jornada mostró los desafíos que enfrenta el oficialismo en su intento de capitalizar apoyo de cara a los comicios legislativos de octubre de 2025.
Lo que estaba pensado como un inicio de campaña con fuerza terminó dejando la imagen de un acto deslucido y condicionado por la resistencia social en la capital fueguina. La rápida retirada del presidente deja en claro que la disputa electoral se juega en un terreno mucho más complejo del esperado, con un electorado dividido y en alerta.