El Rojo volvió al triunfo después de 15 partidos.
Luego de 117 días sin victorias, Independiente logró cortar su mala racha con una contundente goleada por 3-0 ante Platense en el estadio Libertadores de América–Ricardo Enrique Bochini.
Los goles de Gabriel Ávalos, Felipe Loyola y Lautaro Millán marcaron el desahogo de un equipo que no ganaba desde junio y que arrastraba la segunda peor serie sin triunfos de su historia.
El partido correspondía a la fecha 6 del Torneo Clausura 2025 y significó un respiro para el conjunto de Avellaneda, que venía de 15 compromisos sin victorias. Sin embargo, el clima en el estadio distó de ser festivo: los hinchas expresaron su enojo con banderas, silbidos y mensajes cargados de frustración, según informó C5N.
Un desahogo con sabor a reclamo en Avellaneda
A pesar del triunfo, el ambiente en el estadio fue tenso y hostil. Durante el ingreso del equipo, una bandera exhibía un mensaje contundente: “Jugadores perdedores, respeten la camiseta”.
Desde las tribunas, se escucharon fuertes silbidos, e incluso algunos fanáticos arrojaron billetes falsos y alimento para perros al campo de juego, en señal de protesta.
El resultado, sin embargo, significó un alivio simbólico para los jugadores, que celebraron con un desahogo evidente al finalizar el encuentro. El club de Avellaneda no ganaba desde el 29 de junio, cuando superó a Gimnasia de Mendoza por Copa Argentina.
Independiente intenta reconstruir su confianza
El equipo dirigido por Hugo Tocalli (interino) busca ahora recuperar la confianza y escalar posiciones en el campeonato, tras una primera mitad de temporada para el olvido. La victoria ante Platense podría ser un punto de inflexión, aunque los hinchas exigen rendimiento, compromiso y respeto por la camiseta.
Los próximos encuentros serán claves para definir el futuro del plantel y de la conducción técnica, en medio de una fuerte presión institucional y deportiva.
Un triunfo necesario para volver a creer
Más allá de la bronca que domina el clima en Avellaneda, la goleada ante Platense podría marcar el inicio de una nueva etapa para el Rojo. La necesidad de resultados, sumada al peso de su historia, obliga a Independiente a no relajarse y sostener la reacción con trabajo y autocrítica.
El desahogo llegó, pero la reconciliación con su gente todavía está en juego.




