La inflación en Argentina muestra señales de recalentamiento según los últimos informes de las principales consultoras privadas, que detectaron una clara aceleración de precios durante octubre.
Las estimaciones apuntan a que el índice de precios al consumidor habría rondado el 2,5% mensual, representando un aumento del 16% respecto a septiembre y confirmando que el proceso desinflacionario perdió fuerza. Esta advertencia, según el análisis del medio El Extremo Sur, del cual se extrae esta información, coincide con el Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central que también proyecta un repunte moderado.
El Dólar como Factor Clave del Recalentamiento
El tipo de cambio emerge como el elemento central en este nuevo escenario. Desde el 11 de abril, el peso se devaluó casi un 20%, transmitiendo presiones a toda la estructura de precios en una economía altamente indexada. Este movimiento cambiario ya se refleja con claridad en productos sensibles como los alimentos. Según la consultora LCG, «en las últimas cuatro semanas la inflación promedio se aceleró a 3,3% mensual», con aumentos particularmente fuertes en lácteos, frutas y verduras. La carne también muestra una tendencia alarmante, con precios que podrían cerrar noviembre entre 8,5% y 10% por encima del mes anterior.
Dispersión Regional y Aumento de Importados
El fenómeno inflacionario no es homogéneo en todo el país. Un relevamiento de «La Canasta Analytica» muestra marcadas diferencias regionales: las provincias patagónicas lideran los aumentos con Tierra del Fuego (5,3%), Chubut (4,3%) y Río Negro (3,8%), mientras que las menores subas se registraron en Jujuy (1,7%), Formosa (1,4%) y Misiones (1,1%). Paralelamente, las importaciones perdieron su rol disciplinador -en septiembre aumentaron 9%, el doble de las subas máximas registradas este año-, eliminando un ancla clave que contenía los precios locales.
Un Panorama con Presiones Acumuladas
El escenario se complejiza por las presiones latentes en los servicios públicos. Las tarifas de transporte, agua y energía, pese a haber acumulado aumentos que multiplican por diez la inflación general, aún se encuentran 35% por debajo de su valor de mercado según estimaciones privadas. Este rezago anticipa nuevos ajustes que alimentarán la espiral de precios. Frente a este combo explosivo, los analistas advierten: «La inflación está dormida, pero con un ojo abierto. El día que el dólar se despierte, no hay ancla que la frene».




