Un nuevo ataque ruso con misiles y drones golpeó este martes a la ciudad de Kiev y dejó al menos seis personas fallecidas
Las autoridades ucranianas confirmaron daños graves en edificios residenciales y en infraestructuras energéticas clave, en una jornada marcada por alarmas aéreas constantes. La información fue difundida según Radio3.
Explosiones y derrumbes en varios distritos de la capital
El distrito de Sviatoshin fue uno de los más afectados: cuatro personas murieron tras el derrumbe parcial de un edificio alcanzado por uno de los impactos. En Dárnitsia también se registraron incendios y daños estructurales que obligaron a la movilización de decenas de bomberos.
En el distrito de Dnipró, los servicios de emergencia informaron inicialmente dos fallecidos en un edificio de nueve pisos. Sin embargo, esa cifra aumentó a medida que avanzaron las tareas de rescate entre los escombros.
Más de una decena de personas resultaron heridas por la caída de materiales, la onda expansiva y el humo que cubrió buena parte de la zona afectada.
Ataque masivo contra la infraestructura energética
El Ministerio de Energía de Ucrania calificó el episodio como un ataque “masivo” dirigido a instalaciones energéticas en varias regiones del país. Los impactos dañaron equipos que ya funcionaban con capacidad limitada tras los bombardeos ocurridos durante el otoño.
La cartera energética advirtió que el sistema eléctrico quedó nuevamente comprometido. Ucrania ya perdió una parte importante de su capacidad de generación y procesamiento de gas, lo que incrementa la vulnerabilidad del suministro ante la llegada del invierno y las bajas temperaturas.
Un panorama cada vez más crítico
Mientras las autoridades analizan el alcance de los daños y continúan las labores de rescate, el impacto sobre la población civil vuelve a encender las alarmas internacionales. Los ataques a zonas residenciales y a infraestructura esencial agravan la situación humanitaria en un país que enfrenta un conflicto prolongado y severas limitaciones energéticas.
El nuevo ataque en Kiev profundiza la inestabilidad en la capital ucraniana y deja al sistema energético en una situación crítica, en momentos en que el invierno comienza a asomar y la población depende cada vez más de un suministro debilitado.




