Viviendas compartidas: cómo acceder a casas premium por menos de US$50 mil.
En un contexto donde el valor de las propiedades vacacionales de alta gama resulta cada vez más inaccesible, una modalidad comienza a ganar terreno en el mercado inmobiliario argentino: las viviendas compartidas o co-propiedad.
Este esquema permite comprar una fracción legal de una casa premium, reducir costos y garantizar semanas de uso exclusivo, con administración profesional y reglas claras, información extraída de TN.
Qué son las viviendas compartidas y cómo funcionan
La co-propiedad consiste en la compra conjunta de una vivienda entre varias personas, quienes adquieren participaciones legales del inmueble. A cambio, cada copropietario accede a un número determinado de semanas de uso exclusivo al año y comparte los gastos de mantenimiento, seguros y expensas.
Según explicó Mariano García Malbrán, presidente de la Cámara de Empresas de Servicios Inmobiliarios (CAMESI), “invertir menos, disfrutar más y mantener el valor del activo en dólares” es la lógica que define este modelo, que transforma la compra de una casa de lujo en una inversión accesible.
Inversión menor y uso garantizado en destinos premium
El sistema permite acceder a viviendas ubicadas en destinos como Cariló, Villa La Angostura, San Martín de los Andes, Bariloche o barrios porteños como Palermo y Recoleta, con una inversión
inicial cercana a los US$50.000. El formato legal suele estructurarse a través de fideicomisos inmobiliarios o sociedades (SA o SAS), con reglamentos de uso protocolizados por escribanía.
Cada copropietario cuenta con un motor de reservas —generalmente una app o plataforma web— que asigna turnos de manera transparente, además de servicios incluidos como limpieza, seguro multirriesgo y gastos prorrateados.
Ventajas para pequeños inversores
Uno de los principales beneficios de la co-propiedad es la reducción de la barrera de entrada al segmento premium. En lugar de comprar el inmueble completo, el inversor adquiere una fracción y obtiene derechos de uso similares a los de un propietario pleno durante las semanas asignadas.
La administración profesional también es clave: se encarga del mantenimiento, la limpieza y la gestión operativa, evitando que el copropietario deba ocuparse de tareas habituales de una residencia vacacional. Esto convierte a la vivienda en un activo disfrutable y, al mismo tiempo, patrimonial.
Aspectos legales y desafíos del modelo
El éxito de este esquema depende de un marco legal sólido. El reglamento de copropiedad debe establecer con claridad los porcentajes de participación, las semanas de uso, la distribución de gastos, las condiciones de reventa y los mecanismos para resolver conflictos.
El especialista inmobiliario Lisandro Cuello advirtió que, sin estas pautas definidas, aumentan los riesgos de disputas entre copropietarios. Por eso, los proyectos más consolidados priorizan una gestión profesional que garantice previsibilidad y preserve el valor del activo en el tiempo.
Un cambio de paradigma en el mercado inmobiliario
La co-propiedad se perfila como una alternativa que combina inversión y disfrute, alineada con tendencias como la dolarización del ahorro y la búsqueda de activos funcionales. Para los especialistas, este modelo puede democratizar el acceso al ladrillo premium y redefinir el concepto tradicional de casa propia en Argentina.




