La ciudad de Comodoro Rivadavia despertó el día de Navidad con las secuelas de una noche de caos y peligro.
El uso masivo e ilegal de pirotecnia sonora durante la madrugada del 25 de diciembre desencadenó más de 20 incendios simultáneos en pastizales de distintos barrios, poniendo en vilo a toda la ciudad y saturando la capacidad de respuesta de los bomberos voluntarios.
Según publicación del medio La17, la situación vulneró gravemente la ordenanza municipal vigente y dejó un saldo de cientos de animales perdidos y familias vulnerables severamente afectadas.
El operativo de los cuarteles de Bomberos Voluntarios fue intenso y se extendió por horas. Cerca de la medianoche, se registraron focos ígneos en al menos diez zonas críticas, incluyendo las inmediaciones de la Escuela N° 43 en el barrio Mosconi, terrenos detrás del Hospital Regional, el Barrio Castelli, Diadema Argentina y el Km 14, entre otros. «Fue constante, como si hubiera una batalla. Cada explosión era una chispa más», relató un vecino del Barrio Castelli, describiendo la peligrosidad del escenario.
Las graves consecuencias: incendios, animales en pánico y familias afectadas
Los incendios no fueron el único problema. El impacto de los estruendos fue devastador para los animales de compañía y la fauna. Durante toda la madrugada y la mañana siguiente, cientos de vecinos utilizaron las redes sociales para reportar perros y gatos extraviados, muchos de los cuales fueron atropellados o encontrados sin vida al huir despavoridos por el pánico. La hipersensibilidad auditiva de los animales los hace particularmente vulnerables a estas situaciones de estrés extremo.
Los grupos más sensibles de la comunidad también sufrieron las consecuencias. Familias con niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y adultos mayores con patologías cardíacas vivieron una noche traumática. Algunas optaron por abandonar la ciudad para buscar refugio en zonas más tranquilas, viéndose obligadas a pasar la Navidad lejos de sus hogares para evitar crisis de ansiedad, ataques de pánico y descompensaciones de salud.
Un reclamo que vuelve a fortalecerse: el pedido por una «Pirotecnia Cero» real
Este episodio reavivó con fuerza en la comunidad el debate y el reclamo por la aplicación efectiva de una política de «Pirotecnia Cero» sin excepciones. Si bien Comodoro Rivadavia cuenta con la Ordenanza 12.625, que prohíbe la pirotecnia sonora y solo habilita la de bajo impacto lumínico, su control se reveló insuficiente. Colectivos sociales y organizaciones como Padres TEA Comodoro argumentan que la mera habilitación de la pirotecnia lumínica es un error, ya que para elevarse necesita pólvora y genera estruendo, haciendo casi imposible un control local efectivo sin una ley nacional que regule la producción y venta.
La situación contrasta con lo que ocurre en otras partes del país, donde ciudades como la Capital Federal y Santa Fe tienen normativas más estrictas y de aplicación consolidada para proteger la salud, el bienestar animal y el ambiente. El caso de Comodoro dejó en evidencia que, sin un cambio cultural profundo respaldado por controles firmes y campañas de concientización, la comunidad seguirá expuesta cada fin de año a los mismos riesgos. La madrugada del 25 de diciembre no solo dejó cenizas en los pastizales, sino la pregunta de cuántas «navidades bajo fuego» más tendrá que soportar la ciudad.




