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Colapsó el sistema sanitario en Brasil y los médicos tienen que elegir a quién darle oxígeno. Esta crítica situación se vive en Manaos, la mayor ciudad de la Amazonía brasileña, donde a partir de este viernes rige un toque de queda de once horas diarias -entre las 19:00 y las 6:00 de la mañana- ante el colapso del sistema sanitario causado por el coronavirus. Y donde ya se han registrado cerca de 5.800 muertes desde el inicio de la pandemia.

El gobernador del estado de Amazonas, Wilson Lima, reconoció que los hospitales ya no tienen capacidad, los cementerios desbordados, y que la capital regional enfrenta una grave falta de cilindros de oxígeno para los enfermos hospitalizados por covid-19 que están conectados a respiradores mecánicos.

Brasil enfrente una segunda ola de la pandemia más letal que la primera, que ya había sobrecargado el sistema sanitario, Manaos es el lugar de origen de una nueva variante del coronavirus que genera preocupación mundial y ya llevó al Reino Unido a vetar los vuelos procedentes de Brasil y de países vecinos.

Para reducir el número de contagiados, además del toque de queda, se restringirá el transporte colectivo de pasajeros en carreteras o ríos en ese mismo horario. Los comercios también tendrán que permanecer cerrados durante ese período, con excepción de los servicios de salud y de seguridad. Y las farmacias no podrán abrir las puertas pero podrán hacer entregas a domicilio.

Asimismo, el gobernador de Amazonas informó que presentó un recurso ante la Justicia para garantizar que la empresa que abastece de oxígeno a los hospitales aumente su capacidad y pueda ofrecer el volumen suficiente para todas las unidades, así lo publicó Infobae.

Manaos registró el miércoles 198 entierros en un único día, y se determinó el envío de los enfermos menos graves a otras ciudades, que serán transportados en aviones de la Fuerza Aérea, en un intento de descongestionar los hospital, ya que las hospitalizaciones diarias subieron hasta 250.

Y la demanda por oxígeno en los hospitales, que llegó a ser de 30.000 metros cúbicos diarios en el momento más grave de la primera ola de la pandemia, alcanzó el miércoles a 76.000 metros cúbicos. Los médicos han admitido que, ante la falta de cilindros de oxígeno, han tenido que que privilegiar los pacientes que tienen más posibilidades de vida.

El aumento de los casos de coronavirus en los últimos días disparó las alarmas en todo el país y ya se comienza a barajar la posibilidad de disponer un “toque sanitario”, en especial en las zonas más golpeadas por el virus. Pero, ¿qué significa? Para Gabriel Levy, jefe de Infectología del Hospital porteño Carlos Durán, el término no es utilizado por la comunidad científica internacional. Sin embargo, aclaró en diálogo con que se trata de implementar “restricciones puntuales a la circulación, por ejemplo en horarios nocturnos”.

Estas medidas, indicó el especialista, “tenderían a restringir actividades específicas, como las salidas de los más jóvenes, los encuentros en bares o lugares cerrados que pudieran contribuir a una expansión de los contagios”. Levy dijo que “es poco probable que una medida aislada sirva” en este contexto de alza de casos.

“Si se restringen las actividades nocturnas con el «toque de queda sanitario»  para que no haya aglomeraciones pero de día hay un montón de gente que se reúne sin barbijo, o con el barbijo por debajo de la pera, compartiendo una cerveza, entonces el impacto de esa medida no va a dar el resultado buscado”, explicó a TN.com.ar . Y agregó: “No estoy diciendo de volver a una cuarentena, pero disponer solo restricciones nocturnas sin cuidar lo que sucede en el día no es lo ideal, máximo si no nos queda claro aún si los contagios se producen más de día que de noche”.

¿De dónde salió el término?

El primero en hablar de “toque sanitario” fue el jefe de asesores del ministerio de Salud bonaerense, Enio José García, para quien esta medida “puede ser una opción”.

Podrían haber restricciones puntuales a la circulación. Foto: Ilustrativa

“La Organización Mundial de la Salud la está recomendando porque hay un análisis general de que los contagios están vinculados a los sectores jóvenes, que vuelven a su círculo familiar y terminan contagiando también a las personas mayores. Esa es la gran dificultad. Si se toma esa medida hay que ver cómo hacer para que no genere situaciones violentas, pedir la colaboración entre los sectores que trabajan con la noche para que ayuden y entiendan que no estaría cortada la actividad, sino que podrían seguir funcionando pero dentro de un rango menor de tiempo”, sostuvo el funcionario.

En octubre pasado, la médica responsable de enfermedades emergentes y zoonosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Maria Van Kerkhove, afirmó que el toque de queda puede llegar bajar la cantidad de contagios. “Las medidas establecidas en algunos países de Europa que reducen la oportunidad de que las personas se reúnan en espacios cerrados, puede ayudar a disminuir la transmisión del virus, pero todo depende de nosotros, por lo que es necesario asegurarse de que en la forma en la que se socialice tenga pocos riesgos”, sostuvo en una rueda de prensa.

Este lunes el presidente Alberto Fernández se volvió a mostrar preocupado por la suba de casos de coronavirus y alertó que “existe el riesgo de que todo vuelva a paralizarse” para evitar una segunda ola de la pandemia.

Para Levy, el fin de semana próximo o el lunes que viene se sabrá qué está pasando con el nuevo brote de coronavirus. “Cuando pasen siete días del Año Nuevo veremos hacia dónde van los casos. El alza de contagios se vio muy claro para el fin de semana de Navidad. Esos son los contagios de encuentros previos y a eso se suman los de Nochebuena. Ahora, tendríamos que estar viendo un aumento mayor”, alertó.

En ese contexto, el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, anunció que a partir de la medianoche del lunes entrarán en vigencia nuevas restricciones de circulación. Según detalló en su cuenta de Twitter, de lunes a miércoles se instalará una alarma sanitaria entre las 0 y 6. En tanto, de jueves a domingo el horario será de 2 a 6. Durante estas horas no se podrá circular por la provincia, mientras que los espacios públicos permanecerán abiertos hasta las 22.

Los gobernadores tienen nuevamente al Covid-19 en el centro de la agenda. Debido a la suba de casos de coronavirus ya hay tres provincias que lanzaron restricciones para evitar la escalada de contagios. Se trata de Chaco, La Pampa y Santiago del Estero.

Desde la semana pasada, los gobernadores comenzaron a analizar dar marcha atrás en la flexibilización ante el relax social y el previsible aumento de casos post fiestas.

En Buenos Aires comenzaba un análisis concreto sobre medidas a tomar. El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, y el vice, Nicolás Kreplak, coincidieron en la necesidad de que la Provincia endurezca las medidas para contener la reciente suba de casos de Covid-19, y no descartaron volver de fase en la cuarentena e incluso establecer un «toque de queda sanitario». Y en Chaco, La Pampa y Santiago del Estero hubo acciones puntuales.

En el primer caso, el gobierno de Jorge Capitanich anunció una “alarma sanitaria” entre las 0 y las 6 hasta el 21 de enero, salvo de jueves a domingos donde estará habilitado el funcionamiento de bares y restaurantes hasta las 2. Asimismo, “se establecerán puestos de controles en los puntos limítrofes de la provincia, así como en los ingresos de las localidades, a fin de generar un registro y seguimiento de las personas que circulen por la provincia. Como medida especial, durante los días sábados y domingos no se permitirá la circulación entre localidades”, dijo un parte oficial.

LA PAMPA

En La Pampa, Sergio Ziliotto resolvió restringir a partir de este lunes el horario para la circulación en toda la provincia, redujo la extensión horaria de las actividades gastronómicas y resolvió continuar con la suspensión de los encuentros sociales.

En una lógica similar, el gobierno santiagueño de Gerardo Zamora incorporó el PCR negativo como requisito para ingresar a la provincia. El test podrá realizarse de forma gratuita en el aeropuerto para quienes lleguen vía aérea.

A nivel nacional, el pulso está marcado por contrapuntos: por un lado, el preocupante aumento de casos que vuelve a encender alarmas en Nación y en las provincias; y, por otro, la espera por el segundo envío de vacunas Sputnik V para seguir con el proceso de inmunización del personal médico en esta primera etapa que enciende una luz hacia el fin de la pandemia.

En tanto, cobra especial atención las medidas que podría tomar Buenos Aires ante la suba de contagios y los desbordes en las playas.

Fuente: El Patagónico

Si bien no ha habido información oficial al respecto desde el centro de detención, ni desde la policía del Chubut; trascendió este martes a la noche de fuentes allegadas al establecimiento que habría al menos dos internos aislados con síntomas y un marcado temor en el resto de los detenidos ante la posibilidad de un contagio masivo y la falta de atención médica.Se conoció asimismo que algunos presos les habrían mandado mensajes a sus familiares avisándoles que al menos otros seis reclusos presentarían fiebre y síntomas compatibles con COVID 19 y quejándose de la indiferencia de las autoridades carcelarias que al parecer ni elementos de limpieza y desinfección les habían proporcionado. Pedirían los internos que alguien de la Justicia se haga presente en el centro de detención.

Hasta las últimas horas la situación en la Alcaidía de Trelew era de una tensa calma, sobre todo en el pabellón 3 en donde aparentemente había algunos detenidos que empezaban a tener malestar.

⚠️?? #URGENTE #TRELEW || Internos de la alcaldía denuncian la situación deplorable del edificio carcelario. Hay dos…

Publicado por Cholila Online Portal de Noticias Digital en Martes, 13 de octubre de 2020

 

No solamente los detenidos corren riesgo sino decenas de policías y personal de enfermería que retornan al hospital. Trelew corre riesgo de propagación del virus por la falta de higiene en este centro de detención. Familiares de empleados policiales están preocupados por sus seres queridos.

El médico infectólogo, Jorge Brugna, manifestó su preocupación ante el avance de casos positivos de COVID-19 en Comodoro Rivadavia. “El personal de Salud está agotado, se están infectando cada vez más, esto es como una guerra, tenemos que ser perseverantes y sostener la conducta de cuidarnos. Está colapsada la capacidad de atención y de respuesta a las emergencias”, sostuvo.

En este sentido, señaló –en diálogo con Cadena Tiempo Comodoro Rivadavia– que “el personal de Salud está agotado, se están infectando cada vez más, esto es como una guerra, tenemos que ser perseverantes y sostener la conducta de cuidarnos, de tener distancia y usar barbijo”.

“El cansancio y el estrés hace que se cometan más errores. Esta pandemia no se va a acabar mañana”, dijo.

Asimismo, aclaró que “el personal sanitario pide volver a Fase 1, porque no dan más. No hay más lugar”.

“Si la gente se enferma cada vez más, se incrementará el número de muertos”, expresó.

Finalmente, Brugna concluyó que “si el servicio de Emergencia no va enseguida a los domicilios no es porque están tomando mates es porque todo el día andan de acá para allá. Esta colapsada la capacidad de atención y de respuesta a las emergencias”.

Como se ha informado, en el Cuartel el bomberos Voluntarios de nuestra ciudad desde el fin de semana anterior se detectó un caso positivo de Covid entre uno de los efectivos de la institución bomberil.

El caso se dio en un personal administrativo por lo que quienes eran contactos estrechos de ese personal se hicieron los testeos correspondientes. Esta situación llevó a la suspensión de la actividad y la atención al público durante toda la semana mientras existe un estricto control desde el mes de abril con protocolos internos.

A raíz del pico de casos que está sufriendo la ciudad de Puerto Madryn, hay un nuevo procedimiento en el cuartel y se ha dividido la totalidad del cuerpo activo en dos grupos donde durante quince días uno de los grupos es el que presta todo el servicio y la otra mitad queda en aislamiento.

Fueron implementados en los distritos para permitir el acompañamiento familiar a personas que se encuentren internadas en sus últimos días de vida para evitar que se interrumpan los vínculos sociales y afectivos que configuran un importante sostén en los procesos de cuidados.

Autoridades de la mayoría de las provincias implementaron recientemente protocolos específicos para permitir el acompañamiento familiar a personas que se encuentren internadas en sus últimos días de vida en medio de la pandemia de coronavirus para evitar que se interrumpan los vínculos sociales y afectivos que configuran un importante sostén en los procesos de cuidados.

A diferencia de San Luis, que hasta hoy no dispuso aplicar el decreto firmado el 31 de agosto por el presidente Alberto Fernández, varias provincias ya tenían en marcha sus propios sistemas, algunas desde hace décadas como Río Negro, y otras analizaban la forma de implementarlo con el armado de protocolos específicos para el paciente terminal y su familia.

El siguiente es un panorama elaborado por corresponsalías de Télam:

Provincia de Buenos Aires

El Gobierno bonaerense aprobó el 28 de agosto un documento sobre el acompañamiento a personas internadas con coronavirus y sus familiares para «evitar la soledad y la angustia que el distanciamiento podría producir» en los pacientes y dispuso herramientas para equipos médicos «enfatizando la importancia de la función de acompañamiento por parte del Estado».

La resolución destacó la necesidad de «humanizar y contemplar la dimensión subjetiva y singular donde están en juego la salud y la vida» y busca contribuir a que los equipos sanitarios «puedan brindar apoyos a quienes atraviesan situaciones de profundo dolor y respetar las medidas de cuidado».

Córdoba

En Córdoba, la secretaría de Prevención y Promoción de la Salud, Gabriela Barbas, dijo a Télam que los permisos de acompañamiento «siempre estuvieron implementados y previstos como criterios de excepción y se trabaja cada día en el fortalecimiento».

Además, aseguró que desde julio está en marcha una «mesa de bioética» para potenciar ese fortalecimiento en esos casos, aunque «siempre se contempló».

La funcionaria sostuvo que tras el caso de Solange Musse, quien falleció de cáncer en agosto y a cuyo padre no le permitieron ingresar desde La Pampa cuando la mujer agonizaba, se expandieron las excepciones.

Mendoza

El Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes de Mendoza aprobó días atrás un protocolo que permite a pacientes terminales de cualquier patología ser acompañados durante la pandemia.

Fuentes de Salud explicaron que «es un protocolo para el ejercicio humanitario de derechos y decisiones en el final de la vida en pacientes y referentes afectivos durante la pandemia» que fue elaborado por profesionales de epidemiología, bioética, salud mental, cuidados paliativos, derechos humanos, psiquiatría infantojuvenil, asuntos jurídicos del Ministerio, con la colaboración de profesionales de la Universidad Nacional de Cuyo.

San Luis

En San Luis no se aplica el decreto nacional que autoriza el acompañamiento a enfermos críticos de coronavirus o de cualquier enfermedad e incluso se ha impedido el acceso a la provincia de familiares que venían con ese objetivo. El caso emblemático fue el de las hermanas Victoria y Antonela Garay a quienes les negaron el permiso de acceso en 10 oportunidades para visitar a su padre Martín Garay que agonizaba en la localidad de Quines.

Las mujeres viajaron 3.500 kilómetros desde Tierra del Fuego, el padre murió cuando estaban en viaje pero tampoco fueron autorizadas para asistir al cementerio, ya que las obligaron a realizar una cuarentena de 7 días pese a que contaban con todas las autorizaciones y se habían realizado los hisopados requeridos y habían dado resultados negativos.

La Pampa

En La Pampa, la directora de Epidemiología Ana Bertone dijo a Télam que las autoridades del área de Salud «están trabajando para poner en marcha el sistema de acompañamiento a pacientes internados en estado crítico, con diagnóstico confirmado de Covid-19 o por cualquier otra enfermedad» y para ello la subsecretaría de Salud Mental del Ministerio elaboraba los protocolos.

Entre Ríos

Entre Ríos emitió a principios de septiembre, a través del Comité de Organización de Emergencia de Salud (COES) nuevas normas que restringen el acompañamiento de pacientes en instituciones de salud pero las permite en situaciones de estado crítico.

La muerte aislada y en soledad «impone una condición de sufrimiento y profundiza las consecuencias emocionales en el paciente y su familia y entorno afectivo», apuntó el COES e instó a «humanizar el cuidado y la atención y sumar un enfoque integral al tratamiento del Covid-19; garantizar los derechos a información, toma de decisiones y respeto por la autonomía del paciente y facilitar el contacto y comunicación durante todo el proceso de internación».

San Juan

San Juan puso en marcha el 26 de agosto un «estricto protocolo» para que los pacientes críticos puedan ser visitados por «familiares próximos» y, según la ministra de Gobierno, Fabiola Aubone, eso permite que la persona agonizante «pueda vivir sus últimos momentos de vida de una manera más humanizada».

La norma abarca a sanjuaninos o residentes en otras provincias y para ello, cada institución sanitaria estableció corredores seguros para su circulación y una revisión revisión médica, antes de poder acompañar a los pacientes.

Jujuy

En Jujuy «se está armando un protocolo en común entre los distintos hospitales de la provincia» que se podría implementar desde «la semana próxima», dijeron a Télam fuentes del ministerio de Salud jujeño.

Tierra del Fuego

En Tierra del Fuego aún no rige la autorización para el acompañamiento de pacientes críticos aunque dos proyectos de ley fueron presentados en los últimos días por diputados provinciales de la UCR y del Partido Verde para «acompañar el momento de morir» de los seres queridos y señalaron que la pandemia genera «dilemas éticos, lagunas legales y también da la oportunidad de pensarnos más solidarios» y «velar por los derechos de los habitantes».

Neuquén

El Ministerio de Salud de Neuquén, a su vez, elaboró el documento «Aspectos Bioéticos para el acompañamiento a personas internadas y sus vínculos afectivos durante la pandemia de Covid-19» en el que permite que cada centro asistencial lo adecue a su funcionamiento.

Río Negro

Río Negro cuenta desde hace 19 años con un programa de Atención Paliativa y Cronicidad Avanzada que implica la implementación gradual de una red de atención integral en los sistemas sanitarios para pacientes con enfermedades crónicas avanzadas y, en medio de la pandemia, «se tomó la postura de acompañar a los pacientes terminales para que no fallezcan solos y que estén acompañados en su despedida por algún familiar cercano», explicó a Télam la coordinadora del Programa Control de Cáncer y Atención Paliativa y Cronicidad Avanzada del Ministerio de Salud provincial, María Coller.

Santa Cruz

En Santa Cruz, fuentes gubernamentales dijeron que está prevista la aplicación del decreto nacional de acompañamiento dado que, dijeron, «tenemos la obligación de darle asistencia y los cuidados al final de la vida y eso incluye al paciente, la familia y también al personal de la salud».

«Todos entran al hospital para salvarse pero no todos se salvan y en el paso de la muerte hay una dulzura académica que está pensada y se llama ‘ética del buen morir'», añadió uno de los voceros del área de Salud.

La curva de casos de coronavirus escala sin pausa en Argentina y el personal sanitario es hoy el recurso más valioso para hacer frente a la pandemia, pero médicos y enfermeros están al borde del colapso por el estrés, el agotamiento y la amenaza de contagio.

«Estamos expuestos no sólo físicamente sino psicológica y emocionalmente», expresa a Efe Patricia Rowsell, jefa de enfermería del hospital público El Cruce de Florencio Varela, una localidad ubicada en el segundo cordón de la populosa periferia que rodea a la capital argentina, donde la cuarentena no tiene mucho peso y crece la transmisión del virus SARS-CoV-2.

Patricia lleva largos años en este hospital y pese a que su plantel se redujo a cerca de la mitad por las bajas por contagios, contactos estrechos con infectados y las licencias por antecedentes de enfermedades, lidera un equipo que está «al pie de la cama» con enorme compromiso profesional, que no siempre es correspondido con una paga o un reconocimiento social acorde.

«A nosotros nos pasa salir de acá agotados, porque no es fácil atender a los pacientes con el equipo de protección, que marcan los rostros, nos dan mucho calor, te marcan psicológicamente. Hay muchas cosas que la comunidad no está teniendo en cuenta y cuando uno sale y ve que andan sin barbijo, que se están juntando, que se reúnen, a veces te pasa por la cabeza que no se dan cuenta cuánto trabajo estamos poniendo día a día nosotros acá», reflexiona.
Y el esfuerzo va desde lo más pequeño, como beber menos agua para no tener que sacarse el equipo de protección para ir al baño, hasta lo más profundo, como cuando Angie, una enfermera del lugar, se contagió y estuvo en estado crítico.

«Vivir esa experiencia como profesionales nos marcó. Y nos marcó tanto que tuvimos que acudir a una ayuda de un grupo multidisciplinario de salud mental que nos mandó el Ministerio porque tuvimos muchos compañeros muy, muy afectados», lamenta la jefa de enfermería.

PESADILLAS DE UNA INTENSIVISTA
El dolor de tener un compañero como paciente en estado crítico también lo vivió la médica de terapia intensiva Luciana Previgliano en un hospital público en un barrio acomodado de la ciudad de Buenos Aires.
Allí, las jornadas son agotadoras pese a que más que se duplicaron las camas de atención crítica y creció el número de profesionales.

«Ya antes de la pandemia el trabajo en terapia intensiva era estresante. Estás en contacto estrecho con el sufrimiento del paciente y de la familia, probablemente con el fallecimiento del paciente, con gente que conocés en el peor día de su vida. Es una situación fuerte. Y ahora poné todo eso mismo en el contexto de la pandemia, de que tenés que trabajar además todo el tiempo sumamente estresado, estás todo el tiempo con el riesgo del contagio, tu error puede significar que se contagie un compañero, o el contagio tuyo y luego el de un familiar», declara la intensivista a Efe.

Más de 25.000 trabajadores de la salud se infectaron con coronavirus, de los cuales más de 80 fallecieron, según cifras de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (Fesprosa).

«Lloro un montón, tengo pesadillas todos los días, sueño cosas que no soñaba antes, sueño con pacientes, con cosas ilógicas. El descanso nunca termina siendo descanso verdadero», revela Luciana.

Aunque la media de edad de los fallecidos por COVID-19 en Argentina es de 72 años, por la unidad de terapia intensiva pasan enfermos de todas las edades y en este hospital capitalino el promedio es de 55.
«He ventilado pacientes de 28, se me han muerto pacientes de 30, de 32, embarazadas. Esto no es gente de 80, 85 años en el final de la vida, esto es gente que tiene ‘pibes’ chiquitos en su casa», relata la médica, de 36, conmovida.

EL RIESGO DEL COLAPSO SANITARIO, VISTO DESDE EL HOSPITAL

Un paciente de COVID-19 suele pasar 20 días o más internado en terapia intensiva y con un virus que se contagia en forma vertiginosa, la médica alerta que «si ya a esta altura hay una tasa de ocupación de las terapias intensivas alta, esto puede ser exponencial».

En el hospital El Cruce observan el mismo fenómeno, pese a que Argentina lleva una de las cuarentenas más largas del mundo, de casi seis meses pero de cumplimiento dispar.
Este establecimiento trabaja en red con otros seis hospitales generales de la subregión, en la que viven unos tres millones de habitantes, y tres hospitales modulares que fueron construidos y puestos en funcionamiento en apenas dos meses para atender la pandemia.

Gracias estos nuevos complejos, la dotación de camas de cuidados críticos se duplicó y «esto ha impedido que el sistema de salud se haya visto absolutamente colapsado», advierte Mario Rodríguez, director de pacientes en red del hospital El Cruce.
«Para nosotros hoy el recurso humano es el recurso crítico, aún más que las camas porque reconocemos que el personal está sometido a una demanda y a una sobrecarga de trabajo y a una exposición al riesgo del contagio que es significativa, sabemos que hay situaciones de cansancio, de fatiga», reconoce el directivo.

Y si a la exigente demanda que recae sobre el personal sanitario en el frente de batalla contra el coronavirus se suma el impacto de este trabajo esencial en su propia familia, el escenario se complica mucho más.

«Yo también tengo necesidad de un abrazo, de un beso, de ver a mi familia, pero tenemos que esperar un poquito más», asegura la jefa de enfermería, que cumple con un estricto protocolo cuando regresa cada día a su hogar y llama a la población a extremar las medidas de distanciamiento social para frenar la transmisión del coronavirus.

«Por ahí voy a ser dura, pero si nos cuidamos el abrazo puede ser pronto, pero si no nos cuidamos ese abrazo quizás no sea nunca porque cualquiera de nosotros puede estar infectado. Si respetamos las medidas de cuidado, el abrazo va a tardar un poquito pero va a llegar. Si no respetamos, quizás no llegue nunca», alerta Patricia.

El Intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, se refirió a la situación que atraviesa la ciudad ante el aumento de casos positivos por COVID-19. “En UTI casi el 70% de las camas están ocupadas. La verdad es que estamos ante una situación compleja. Con que un margen muy pequeño que no cumpla las medidas, se complica toda la situación”, sostuvo.

En este sentido, señaló –en diálogo con Activemos– que “como sucede en casi todas las ciudades donde la pandemia ha impactado, los casos van aumentando si no se adoptan medidas drásticas”.

“Hay situaciones con la población donde resulta difícil volver a etapas anteriores pero la realidad es que fueron creciendo los casos”, dijo.

Asimismo, aclaró que “por el momento y dada la época del año, estamos casi en una situación límite en materia de capacidad. En UTI casi el 70% de las camas están ocupadas”.

“Por COVID-19 hay sólo una persona internada en Terapia Intensiva. La verdad es que estamos ante una situación compleja”, indicó.

En este marco, destacó que “con que un margen muy pequeño que no cumpla las medidas, se complica toda la situación. Todo esto surgió cuando 2 personas se bajaron de un barco y se dedicaron a realizar visitas familiares”.

En cuanto a las denuncias sobre las personas que no respetaron el aislamiento o cuarentena, aseveró: “Ya se realizó la denuncia penal contra la persona que siendo positivo, violó el aislamiento. La realizó el Gobierno Provincial”.

“Hay un caso con Coronavirus que no respetó el aislamiento y eso es algo muy grave. Coincido con el ministro de Seguridad, Federico Massoni que hay que realizar la denuncia correspondiente. A esa persona le importa muy poco la vida y la salud del otro. Se merece la denuncia penal”, concluyó finalmente Luque.

El sistema público sanitario de la Ciudad dispone de cinco hospitales que desarrollan un protocolo de investigación sobre la eficiencia del plasma de personas recuperadas para el tratamiento de infectados con coronavirus y que 219 personas han sido asistidas con esa técnica desde el inicio del aislamiento, informaron hoy fuentes oficiales.

Los hospitales públicos que integran esa red son el Durand, Álvarez, Argerich, Fernández y el Muñiz, agregaron las autoridades porteñas, que indicaron que «hasta la fecha, en la Ciudad de Buenos Aires 241 personas ya donaron plasma y 219 lo recibieron» y que tanto «el método de extracción como el uso del plasma están en etapa experimental».

El plasma de convalecientes podría ser de gran ayuda en el tratamiento de las personas que padecen coronavirus y no han podido formar sus propios anticuerpos para enfrentar la enfermedad.

David Limachi, un paciente recuperado de coronavirus que recibió una donación de plasma, dijo que tuvo un «susto tremendo» cuando se enteró que se había contagiado.

«Desde que me internaron, me dieron oxígeno, me atendieron y, gracias a Dios y a las doctoras y enfermeras, me he recuperado bastante bien», agregó.

«El primer mensaje es que no tengan miedo a los hospitales, que se vayan a tratar a tiempo», explicó Limachi.

En cada sesión de donación, una persona puede brindar una dosis que sirve para tratar a otras tres y podrá repetir el procedimiento para continuar ayudando con el ensayo clínico.

Desde el Sistema Público Sanitario recordaron que para ser donante voluntario hay que tener entre 18 y 65 años; pesar más de 50 kilos; cumplir con los criterios habituales para la donación de sangre; y ser pacientes recuperados de Covid-19.

Laura Frischknecht, paciente recuperada de coronavirus y donante de plasma, explicó que para donar primero era necesario tener «el hisopado positivo, después el hisopado negativo del alta, que los anticuerpos estuvieran presentes y todos los otros requisitos de cualquier donación de sangre».

Donar «es un ratito, es una hora que uno está donando, salís y volvés a tu vida normal. Sabés que estás ayudando a otro. Y cuanto mayor cantidad de plasma haya, más posibilidad vamos a tener de dárselo antes a la gente», explicó.

Además, la paciente recuperada aseguró: «Cuanto antes uno aplique la terapia con plasma, mejor es la recuperación de los enfermos».

Los anticuerpos que se aplican a las personas internadas se obtienen por medio de la extracción de sangre con la técnica de aféresis, un procedimiento automatizado que separa los componentes, selecciona una pequeña fracción del plasma de los donantes, y el resto -los glóbulos blancos, rojos, las plaquetas, y otros componentes.- es devuelto al torrente sanguíneo de la persona voluntaria.

Una vez concluido el procedimiento, el plasma se almacena congelado hasta que es reclamado por un servicio de terapia intensiva para un paciente con un cuadro grave de Covid-19, que cumple con las características correspondientes para recibirlo.

Por último, se informó que esta mañana el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, visitó el Hospital Álvarez, donde ya donaron plasma 19 personas y otras 18 lo recibieron.