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TN accedió al diálogo que mantuvieron antes de los rugbiers ser detenidos por el asesinato a Fernando Báez Sosa en Villa Gesell.

Sábado 18 de enero de 2020. 10:39 horas de la mañana. Un grupo de WhatsApp llamado “LosDesBoca3″ se silenció para siempre. “Está la poli, salgamos”, se pudo leer. Las consecuencias del acto salvaje que habían cometido tocaban a la puerta de la casa alquilada para cambiar la vida de los ocho rugbiers que asesinaron a Fernando Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell.

TN logró acceder a ese grupo de WhatsApp de los jóvenes. Se creó en septiembre de 2017. En 2019 comenzaron a planificar el viaje a la costa argentina. “Che, la plata chicos, por favor”, fue el primer mensaje enviado por Máximo Thomsen. “Salgamos”, fue la última palabra que escribió unos meses después Ciro Pertossi.

Planearon hasta el más mínimo detalle: cómo juntar la plata para viajar, qué bebidas alcohólicas llevar, cómo iban a llegar a Gesell. Pusieron reglas: la Coca Cola era para el fernet, la Pepsi para tomarla sola. Se proponían pasar unas vacaciones inolvidables. Diez formaron parte del chat, solo faltaba Ayrton Viollaz, que no tenía celular.

3:19 de la mañana. Primer mensaje en el grupo el 18 de enero 2020. “Está imposible, demasiada gente mal”, escribió Ciro Pertossi desde adentro del boliche Le Brique. Le avisó a sus amigos que no entraran, que en el lugar había muchísimas personas. “No se puede caminar, posta”, agregó unos minutos después.

Fueron igual. Entraron todos. Adentro, se mandaban mensajes para poder encontrarse. “Estamos en la barra de la derecha casi cuando termina”, escribió Ciro. “Vengan, estamos reinstalados”, completó Máximo Thomsen.

4:10 de la mañana. “Le pegaron a uno, seguimos acá”, el último mensaje del grupo “LosDesBoca3″ antes del crimen. Los patovicas los sacaron del boliche. A la salida, todo cambió para siempre. A Fernando Báez Sosa lo golpearon entre cinco rugbiers. Lo empujaron, lo golpearon y le pisaron la cabeza en el piso.

4:46 de la mañana. Dejaron a Fernando tirado y se organizaron para juntarse. “Yendo a la casa, vengan”, escribió Ciro Pertossi. “¿Dónde están?”, preguntó Thomsen. Lucas Pertossi envió un audio: “Amigo, estoy acá cerca de donde está el pibe, están todos a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia, caducó”.

Como si nada hubiera pasado, algunos se fueron a comer y otros a la casa. Horas después, empezó el pacto de silencio.

6:06 de la mañana. “Eu amigo, dejen de lorear que están preguntando los otros pibes qué onda, si nos peleamos”, escribió Matias Benicelli. “No se cuenta a nadie de esto”, le respondió Ciro. “Son re loros amigo. Dejen de flashear”, fue el último mensaje de esa hora.

10:38 de la mañana. Las últimas frases antes de que el chat se silenciara para siempre. “Policía afuera”, avisó Thomsen. “Sí mal, está la poli”, afirmó Blas Cinalli. “Salgamos”, cerró Ciro.

Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi fueron condenados a prisión perpetua por el delito de “homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por alevosía en concurso ideal con lesiones leves reiteradas”. Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron una pena de 15 años de prisión por ser considerados “partícipes necesarios” de ese mismo hecho.

Los ocho rugbiers acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa en enero pasado en Villa Gesell volvieron a recibir a sus familiares en la Alcaidía de Melchor Romero, en La Plata, a partir del retorno a la visitas en las cárceles bonaerense, luego de ocho meses en los que estuvieron prohibidas por la pandemia.

Fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) aseguraron a Télam que tanto Máximo Thomsen (20), como Ciro Pertossi (20), Luciano Pertossi (19), Lucas Pertossi (21), Enzo Comelli (20), Matías Benicelli (21), Blas Cinalli (19) y Ayrton Viollaz (21), recibieron el último fin de semana a sus familiares.

De acuerdo con las medidas sanitarias dispuestas por las autoridades carcelarias, los presos solo pueden recibir una visita por vez y recién podrán volver a ser visitados dentro de 14 días.

Las fuentes consultadas aseguraron a esta agencia que, en el caso de Thomsen, uno de los principales protagonistas del hecho, fue visitado por su madre, mientras que su padre recién lo hará en la próxima visita.

«Fue una alegría inmensa volver a verlo después de tantos meses», dijo a Télam uno de los padres que concurrió a la visita y que prefirió no ser identificado.

Como medida de seguridad, los ocho jóvenes permanecen alojados en el pabellón 3 de la Alcaidía Departamental La Plata 3, ubicada en Melchor Romero, en cuatro celdas contiguas con capacidad para dos detenidos cada una y no cuentan con ningún privilegio.

Según las fuentes, los ocho amigos se mueven siempre en grupo: de lunes a viernes, y al igual que el resto de la población carcelaria, tienen permitido permanecer tres horas al aire libre. Ellos lo hacen en el patio del Pabellón 6, donde suelen caminar, sentarse al sol y compartir charlas.

Desde el 20 de marzo pasado, cuando se decretó el aislamiento preventivo por la pandemia del coronavirus, los rugbiers dejaron de recibir visitas, al igual que todos los presos.

De esta manera, los familiares solo podían acercarles algunos alimentos y distintos elementos de entretenimiento, como libros o revistas.

Además, los acusados del crimen de Fernando cuentan con un solo teléfono celular que comparten los ocho y con el cual se comunicaron todo este tiempo con el exterior mediante llamadas o mensajes de texto, ya que no tienen habilitada ninguna red social.

Alojados en cuatro celdas en grupos de a dos, en el pabellón 6 de la Alcaidía de La Plata 3 de Melchor Romero y lejos de otros presos, los ocho jóvenes oriundos de la ciudad de Zárate pasan sus días sin recibir visitas de sus familiares como consecuencia del aislamiento social decretado por el Gobierno Nacional el 20 de marzo, que también alcanza a todas las cárceles del país.

A pesar de que todos los presos de la provincia tienen la posibilidad de tener un teléfono para comunicarse con sus familiares, ninguno de los ocho tiene celular propio y utilizan el teléfono público del pabellón, y consumen los alimentos y otros elementos de limpieza e higiene que reciben por parte de sus familiares una vez a la semana.

Precisamente hoy, el mismo día en que se cumplen tres meses del asesinato de Báez Sosa frente al boliche Le Brique, en pleno centro de Villa Gesell, los rugbiers tendrán, al menos, la posibilidad de juntarse en algún momento para festejar el cumpleaños número 20 de uno de ellos, Blas Cinalli.

Sin embargo, este joven fue quien recibió días atrás una de las peores noticias del caso: los peritos científicos determinaron que su perfil genético fue hallado debajo de las uñas de la víctima.

A su vez, las pruebas de laboratorio realizadas en la Asesoría Pericial del Ministerio Público Fiscal de Junín arrojaron en los últimos días que en el 70 por ciento de las prendas de vestir secuestradas a los imputados había sangre de Fernando.

Casi simultáneamente, la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías de Dolores, confirmó el procesamiento con prisión preventiva dictado en febrero por el juez de Garantías de Dolores, David Mancinelli, y también rechazó el pedido de la defensa de apartar de la causa a la fiscal de Villa Gesell Verónica Zamboni.

Los camaristas destacaron en su fallo la «falta de nerviosismo» y la «normal actitud» de los imputados tras la golpiza mortal a Fernando, por lo que consideraron que se trata de «personas frías y calculadoras».

Esta resolución, que se demoró prácticamente un mes por la emergencia sanitaria ante la expansión de Coronavirus que derivó en audiencias presenciales suspendidas e idas y vueltas en la conformación de la Sala, fue celebrada por la familia de la víctima, que consideró que se trata de «un pequeño paso» para que se haga Justicia.

En tanto, la investigación continúa y se esperan los resultados de otros peritajes pendientes, como el scopométrico que cotejará la impronta de la zapatilla hallada en el rostro de la víctima con los 22 pares de calzado secuestrados a los imputados; por un lado; y los estudios psicológicos y psiquiátricos a los rugbiers detenidos.

Estos últimos, a realizarse en la Asesoría Pericial de La Plata, buscarán determinar entre otras cuestiones, si los rasgos de personalidad de los acusados concuerdan con los extremos necesarios de un homicidio cometido por placer, tal como sostiene el particular damnificado; y también con el potencial cumplimiento de un arresto domiciliario como solicitó la defensa.

Esta cuestión de la morigeración de la prisión preventiva aún debe ser resuelta por el juez Mancinelli y en caso de que la rechace, la misma pasará también a la Cámara de Apelaciones de Dolores.

Además de Cinalli, permanecen detenidos en el mismo pabellón de Melchor Romero a Máximo Thomsen (20), Ciro Pertosi (19), Luciano Pertossi (18), Lucas Pertossi (21), Enzo Comelli (20), Matías Benicelli (20), y Ayrton Viollaz (20), acusados del delito de «homcidio agravado por alevosía y por concurso premeditado de dos o más personas».

En la causa hubo otros dos detenidos, Juan Pedro Guarino (19) y Alejo Milanesi (19), quienes fueron excarcelados en febrero último por falta de pruebas.´

Por su parte, la defensa recurrió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar que los acusados que el Ministerio Público bonaerense no les brindó el derecho a ser escuchados «con las debidas garantías».

El crimen de Fernando Baez Sosa ocurrió el 18 de enero a la salida del boliche Le Brique y quedó filmado por cámaras de seguridad municipales y por teléfonos celulares de personas que pasaban por el lugar.

El caso generó numerosas manifestaciones en reclamo de justicia en todo el país, dos de ellas multitudinarias al cumplirse el primer y segundo mes del crimen.

Los ocho rugbiers ​que permanecen detenidos acusados de asesinar a Fernando Baez Sosa (18) a la salida de un boliche en Villa Gesell fueron trasladados a la alcaidía de Melchor Romero, a 20 kilómetros del centro de La Plata. Según confirmaron a Clarín fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), llegaron desde la Unidad carcelaria de Dolores en la noche del jueves y permanecerían en este nuevo lugar de alojamiento mientras se les realizan pruebas que deberán llevar a cabo especialistas de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte bonaerense.

​»La intención es favorecer el contacto con otros internos asegurando su integridad física pero sin privilegios», confió a este diario una fuente judicial. En Melchor Romero los ocho imputados compartirán celdas de a dos y se integrarán en las distintas actividades que allí se desarrollan.

El pedido lo hicieron las autoridades de la Unidad Penal 6 de Dolores, donde los acusados estuvieron alojados desde finales de enero. Pero allí las condiciones eran otras: estaban aislados del resto de la población carcelaria. «No podían continuar sin espacio para moverse», fue el argumento con el que el juez de Garantías 6 de Villa Gesell, David Mancinelli, dispuso el traslado que desde la UP6 de Dolores se realizó con absoluto sigilo.

A la vez, según explicaron fuentes penitenciarias, el nuevo lugar de detención se decidió «para facilitar el traslado a cada una de las sesiones o convocatorias que hagan los médicos que los evaluarán.

La alcaidía de Romero está situada en 520 y 176. Forma parte de un complejo penitenciario que incluye otras unidades. Es para detenciones transitorias. Quienes permanecen detenidos allí habitualmente lo hacen solo hasta que la Justicia determina su situación procesal.

En el caso de los jóvenes de Zárate imputados por la golpiza que terminó en la muerte de Fernando en la madrugada del 18 de enero, se quedarán en el lugar al menos hasta que completen las pericias psiquiátricas que se harán a partir de abril en la asesoría que está en la zona del barrio Hipódromo de la capital bonaerense.

Pero antes, la Cámara de Apelaciones y Garantías de Dolores deberá resolver la situación procesal de Máximo Thomsen (20), Ciro Pertossi (19), Luciano (18) y Lucas Pertossi (18), Enzo Comelli (19), Matías Benicelli (20), Blas Cinalli (18) y Ayrton Viollaz (20), que están con prision preventiva por el homicidio doblemente agravado, por premeditación y alevosía, de Fernando Báez Sosa.

La cuestión comenzará a resolverse la semana próxima, en Dolores, en una audiencia convocada por los camaristas. Allí la fiscal, los querellantes y la defensa expondrán sus argumentos para que el Tribunal confirme o no las preventivas dictadas por el juez Mancinelli. Esa mañana, el próximo jueves, los detenidos regresarán a  Dolores: tienen que estar presentes.

Desde hace unos días, los directivos de la alcaidía de Romero comenzaron a «acondicionar» un pabellón para la llegada de ​los imputados. Se dispuso el reacomodamiento de espacios para que puedan estar en sectores cercanos. Y se pusieron en condiciones cuatro celdas para que cada una sea ocupada por dos de los acusados del crimen de Fernando.

Comienza una nueva etapa para los detenidos, quienes a partir de ahora tendrán contacto con el resto de los reclusos.

El padre de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado a golpes en Villa Gesell, aseguró hoy, día en el que su hijo cumpliría 19 años, que siente un “dolor inmenso”, “bronca” y que con su mujer no tienen consuelo.

En la puerta de su casa del barrio porteño de Recoleta, y antes de partir rumbo al cementerio de Chacarita, Silvino Báez dijo: “Día a día es más duro. Tenemos un dolor inmenso, bronca, hoy en especial que no está Fernando con nosotros”.

“Cada día que pasa nos sentimos más vacíos. A nosotros nos hace falta algo y ése es Fernando”, agregó.

“Fernando no está, eso es lo más difícil. Nosotros tratamos de sobrellevarlo como podemos, no tenemos otra forma, no tenemos consuelo”, afirmó.

El padre de la víctima agradeció al colegio donde iba su hijo, que esta tarde realizará a una misa para recordar a Fernando, confirmó que estarán en la ceremonia y también reconoció “el apoyo de la gente”.

Sobre la investigación, señaló: “Sabemos muy poco de eso, pero creo que están en buen camino”.

“Yo tengo enojo, a mí me corre sangre por las venas, pero hasta que la Justicia haga todo su trabajo yo no puedo andar diciendo cosas que no debo”, comentó.

Por último, y antes de partir hacia el cementerio, Silvino dijo: “Voy a saludar a mi hijo, a decirle que estamos de pie luchando hasta que se consiga Justicia por él y por todos los chicos que la necesitan. No tenemos vida”.

El defensor de los rugbiers acusados del crimen de Fernando Báez Sosa pidió a la Justicia que investigue si el abogado de la familia de la víctima cometió los delitos de apología del crimen e intimidación pública, al realizar «expresiones públicas de riesgo para la vida de los imputados».

En un escrito presentado ante el juez de Garantías de Villa Gesell, David Mancinelli, el letrado Hugo Tomei solicitó además la intervención del Colegio de Abogados para que evalúe la conducta ética profesional del letrado y que se lo intime a que cese en ese tipo de manifestaciones contra sus defendidos.

Esta tarde, tras conocer los fundamentos del escrito en que consta la denuncia en su contra, Burlando salió al cruce de la acusación y afirmó que «se está investigando un homicidio, lo que se ve en los videos son asesinos y también cobardes. Estoy cansado de los falsos patoteros y los falsos guapos».

Tomei fundamentó sus planteos en declaraciones públicas realizadas por Burlando durante una entrevista telefónica que concedió al canal América TV entre el 19 y 21 de febrero pasados.

Según transcribió Tomei en su escrito, el representante de la familia Báez dijo en esa oportunidad que le daban «ganas» de defender a los reclusos del penal de Dolores en caso de que éstos les hicieran algo a los rugbiers detenidos.

«El nombrado profesional (Burlando) confirma el contenido de las futuras agresiones denunciadas, cuando reitera en tres oportunidades que le dan ganas de defender a quien se disponga a matar a los imputados», expresa Tomei.

Y agrega: «El mensaje que envió a todos los ciudadanos, especialmente, a los internos de las cárceles, debe entenderse fácilmente como un aval para todo aquel que quiera atentarcontra de la vida de todoslos imputados, ochodetenidos y dos en libertad, quienes han sido denominados por el letrado desde sus primeras expresiones públicas en los medios de comunicación como:’residuos escatológicos’, ‘asesinos’, ‘hijos de puta’; ‘mafiosos’; ‘cobardes’, repugnantes, etc.»

Para el defensor, «Burlando no solo robusteció las denominaciones sustantivas que venía utilizando, sino que fue más lejos aún;afirmó que estaba dispuesto a defender a quienes los mataran».

Por tal motivo, consideró que el representante del particular damnificado debe ser investigado penalmente como presunto autor de los delitos de «intimidación publica y apología del crimen», al tiempo que su conducta tiene que ser evaluada por el Colegio de Abogados. Además, le pidió al juez que lo intime para que cese en ese tipo de manifestaciones.

En tanto, el abogado Burlando negó que haya enviado «a nadie a violentar a los rugbiers» y aseguró que espera que «lleguen sanos y salvos al juicio oral».

«No la entiendo la defensa de Tomei, su estrategia fue denunciar a la fiscal, a los medios, a nosotros, no he oído en el acto de defensa a ninguno de los acusados hablar», afirmó el letrado, quien añadió: «Reitero que lleguen sanos y salvos al juicio oral, no he hablado con nadie en la cárcel de Dolores para defenderlo gratis», sostuvo el representante de Silvino Báez y Graciela Sosa, padres de Fernando.

Según el abogado, en el marco del expediente se ha «manejado con el respeto, la ética y la moral que obedece a la actividad de cualquier profesional».

«Yo también vivo en esta sociedad, y creo que el que tendría que hacer una revaluación ética y moral es él (Tomei), no yo», indicó.

Por último, Burlando dijo que lo único que quiere como apoderado de los padres de Fernando es «tener solamente detenidos a los responsables, a los cobardes asesinos, y que estén su vida presa».

Lucas Pertossi (21) Ayrton Viollaz (20), Máximo Thomsen (20), Ciro Pertossi (19), Blas Cinalli (18), Enzo Comelli (20), Luciano Pertossi (18) y Matías Benicelli (20), están acusados por la fiscal del caso, Verónica Zamboni, de ser coautores del delito de «homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas» en perjuicio del joven, y de las «lesiones» que sufrieron sus amigos.

Además, permanecen imputados, pero sin prisión preventiva Juan Pedro Guarino (19) y Alejo Milanesi (19), acusados de ser «partícipes necesarios» del mismo delito.

El hecho ocurrió la madrugada del sábado 18 de enero pasado frente a Le Brique, en pleno centro de Villa Gesell, cuando varios jóvenes atacaron a Fernando Báez Sosa a la salida del boliche.

Se trata de Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz, detenidos por el crimen de Fernando Báez Sosa, quienes adujeron que por el lugar donde están alojados no pueden acceder al patio, ni realizar actividades físicas o culturales.

Dos de los ocho rugbiers detenidos por el crimen de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero pasado en la localidad balnearia de Villa Gesell, solicitaron ante la Justicia que se les brinde asistencia psicológica y psiquiátrica, ya que se encuentran afectados por las condiciones de alojamiento que les impide tener salidas al patio o realizar actividades físicas, informaron fuentes judiciales.

El pedido de asistencia fue formulado en las últimas horas por el abogado defensor de los imputados, Hugo Tomei, ante el juez de Garantías de Dolores, David Mancinelli, quien giró la solicitud a las autoridades de la Unidad Penitenciaria 6 de Dolores, donde los ocho rugbiers se encuentran detenidos.

Fuentes de la investigación aseguraron a Télam que se trata de Lucas Pertossi (21) y Ayrton Viollaz (20), quienes pidieron entrevistas con un psiquiatra y con un psicólogo, las cuales fueron concedidas para el próximo lunes.

Según los investigadores, esos dos imputados quieren exponer respecto a las condiciones de alojamiento, ya que por el lugar en el cual están encerrados no pueden acceder al patio del penal ni realizar actividades físicas o culturales, y apenas tienen una hora por día para poder comunicarse por teléfono con sus familiares.

Es que por cuestiones de seguridad, tanto ellos como Máximo Thomsen (20), Ciro Pertossi (19), Blas Cinalli (18), Enzo Comelli (20), Luciano Pertossi (18) y Matías Benicelli (20), están alojados en una celda del sector de la Alcaidía del penal, ya que se encuentran alejados del resto de la población carcelaria para evitar que puedan sufrir algún tipo de agresión por parte de otros presos.

«El sector donde se encuentran no tiene patio, por lo que los presos que se encuentran alojados en la alcaidía permanecen dentro de sus celdas», dijo un investigador.

Fuentes del SPB aseguraron a Télam que los ocho rugbiers se encuentran en perfectas condiciones de salud y negaron que hayan sido amenazados por otros presos o que hayan sufrido algún tipo de ataque desde que fueron trasladados a esa cárcel.

Precisamente en la tarde de hoy, los ocho detenidos tuvieron la visita semanal de sus familiares en el penal.

Los familiares llegaron a Dolores cerca de las 17.30 sin hacer declaraciones a los periodistas que hacían guardia en la puerta de la cárcel, y pasadas las 18 ingresaron para visitar a los jóvenes durante una hora.

Los ocho rugbiers están acusados por la fiscal del caso, Verónica Zamboni, de ser coautores del delito de «homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas» en perjuicio de Fernando, y de las «lesiones» que sufrieron sus amigos.

Además, permanecen imputados, pero sin prisión preventiva Juan Pedro Guarino (19) y Alejo Milanesi (19), acusados de ser «partícipes necesarios» del mismo delito.

El hecho ocurrió la madrugada del sábado 18 de enero pasado frente a Le Brique, en pleno centro de Villa Gesell, cuando varios jóvenes atacaron a Fernando Báez Sosa a la salida del boliche.

Tras atacarlo a golpes y a patadas en la cabeza, los sospechosos escaparon del lugar y la policía detuvo luego a diez rugbiers durante un allanamiento en una casa que alquilaban para pasar sus vacaciones a pocas cuadras del boliche Le Brique.

Como sucedió en diferentes puntos de la Argentina, la comunidad de Puerto Madryn marchó está tarde en reclamo de justicia por el crimen del joven Fernando, brutalmente asesinado hace 30 días en Villa Gesell. La convocatoria fue realizada por la Asociación Víctimas de la Delincuencia y contó con un importante acompañamiento de los vecinos que a los 18 se congregaron en la plaza San Martín desde donde volvieron a movilizarse por las calles céntricas.

La marcha culminó en el monumento a la Mujer Galesa donde se pudo retratar el acompañamiento de los vecinos madrynsense a un reclamo que se se replicó a lo largo y ancho del país, al cumplirse el primer mes del aberrante hecho protagonizado por un grupo de jóvenes oriundos de Zarate.

La imagen en la que aparece el joven con buzo azul, de pie y con el pulgar de su mano derecha hacia arriba, fue tomada en la casa que alquilaban los acusados media hora después de que se iniciara el ataque contra Fernando.

El abogado Fernando Burlando, quien representa a la familia de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado en Villa Gesell hace un mes, insistió con que debe investigarse la existencia de un 11vo. sospechoso que aparece fotografiado con varios de los rugbiers acusados del crimen y consideró que hay «funcionarios que deberían trabajar en la investigación» aunque «no lo hacen como corresponde».

En las últimas horas tomó estado público una fotografía incorporada al expediente en la que se ve a un joven que no está aún identificado en la causa junto a los rugbiers Máximo Thomsen, Luciano y Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Juan Pedro Guarino, los cinco primeros actualmente detenidos y el último liberado la semana pasada aunque aún vinculado a la causa.

Fuentes vinculadas al particular damnificado aseguraron que esa imagen, en la que se ve a un joven con buzo azul, de pie y con el pulgar de su mano derecha hacia arriba junto a los rugbiers, fue tomada en la casa que alquilaba el grupo de acusados en Villa Gesell a las 5.11, del 18 de enero último, es decir media hora después de que se iniciara el ataque contra Fernando.

Según esos voceros, en esa foto Cinalli y Thomsen ya se habían cambiado la ropa y llevan puesta las remeras con las que fueron filmados en el local de comidas rápidas al que fueron tras el crimen, y para ese momento ya habían enviado al grupo de Whatsapp el audio que dice «caducó», en alusión a Fernando.

Por tal motivo, Burlando insiste en que la Justicia investigue a ese joven, a quien él asegura tener identificado.

«Ustedes merecen información, pero buena información, integrantes del estudio jurídico Burlando están hablando hace días de la existencia de sospechoso número once, sospechoso que realmente existe», expresó Burlando mediante un video que subió a su cuenta de la red social Instagram.

Y agrega: «Funcionarios que deberían ocuparse, preocuparse y trabajar en la investigación de Fernando no lo hacen como corresponde, no voy a entrar en ningún tipo de litigio personal con ninguno de ellos, pero el día de ayer nuevamente se ocuparon de negar la existencia de este sospechoso número once, y lo negaron al doctor (Fabián) Améndola», quien trabaja con él en el caso.

Burlando dijo que no sólo confirma «la existencia de ese integrante número once» sino que adelantó que «en las próximas» dará a conocer por ese mismo medio «cosas tremendamente fuertes, que evidentemente ni la fiscalía percibió ni los encargados de la investigación lo hicieron».

Y concluye: «Lamento ponerme en esta situación, lo único que pido es que trabajen, evidentemente es su única obligación. Por la memoria de Fernando».

La fiscal Verónica Zamboni, a cargo de la investigación del homicidio de Fernando Báez Sosa, ocurrido hace un mes en Villa Gesell, imputó a los ocho detenidos como coautores del brutal asesinato.

Hasta el momento, solo Máximo Thomsen y Ciro Pertossi estaban imputados como autores. Lucas y Luciano Pertossi, Matías Benicelli, Enzo Comelli, Blas Cinalli y Ayrton Viollaz estaban acusados de ser partícipes necesarios de crimen.

En el nuevo dictamen, la fiscal Zamboni imputó, además, a Alejo Milanesi y a Juan Pedro Guarino, los dos jóvenes que habían sido liberados por falta de mérito, como partícipes necesarios del homicidio.

Las nuevas imputaciones lea serán leídas a los acusados pasado mañana, cuando amplíen su declaración indagatoria después de que el juez de Garantías de Villa Gesell David Mancinelli les dictó la prisión preventivacon la agravante de la alevosía.

La fiscal sumó a la acusación por homicidio doblemente agravado otra por lesiones leves por las agresiones que, en el contexto del ataque y posterior crimen, sufriero n Ignacio Vaudagna, Juan Manuel Pereyra Rozas, Juan Bautista Besuzzo, Lucas Begide y Tomás D´Alessandro, todos amigos de la víctima.

En el dictamen donde había solicitado la prisión preventiva para ocho de los acusados, la fiscal Zamboni había calificado el hecho como homicidio agravado por la participación premeditada de dos o más personas.

“Esta decisión es un baño de confianza de la Justicia. Es lo que vinimos diciendo desde un principio, que todos fueron parte de un mismo plan criminal. Todos tuvieron la misma responsabilidad”, sostuvo a LA NACION Fernando Burlando, abogado de la familia de la víctima.

Sobre Guarino y Milanesi, la fiscal Zamboni explicó en su nueva imputación que ambos jóvenes ayudaron a los autores del homicidio “incrementando la superioridad numérica, previo acuerdo a tal fin, cooperando en la huida de los mismos para lograr la impunidad del hecho [por el homicidio].

En esta nueva instancia la fiscal Zamboni sostuvo que Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Lucas Pertossi, Luciano Pertossi y Ayrton Viollaz “acordaron darle muerte a la víctima” para lo cual distribuyeron “funcionalmente el rol de cada uno para la comisión del hecho.

Citó que, a su criterio y según surge de las pruebas recopiladas en su investigación, acordaron darle muerte “cumpliendo de ese modo el plan premeditado, dividiéndose las tareas”.

A los cinco primeros les atribuye el ataque, abalanzados por detrás para sorprender a Báez Sosa. “Aprovechando que se encontraba de espaldas e indefenso y actuando sobre seguro en virtud de la superioridad numérica y física”, dijo.

La representante del Ministerio Público remarcó que los acusados se aprovecharon del estado de indefensión de la víctima y siempre “con el fin de darle muerte y cumplir lo pactado” le aplicaron “varias patadas en su rostro y cabeza”.

A los otros tres les asignó el rol de generar una suerte de barrera que impedía a los amigos de Báez Sosa lo defendieran.