Los ocho rugbiers acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa en enero pasado en Villa Gesell volvieron a recibir a sus familiares en la Alcaidía de Melchor Romero, en La Plata, a partir del retorno a la visitas en las cárceles bonaerense, luego de ocho meses en los que estuvieron prohibidas por la pandemia.
Fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) aseguraron a Télam que tanto Máximo Thomsen (20), como Ciro Pertossi (20), Luciano Pertossi (19), Lucas Pertossi (21), Enzo Comelli (20), Matías Benicelli (21), Blas Cinalli (19) y Ayrton Viollaz (21), recibieron el último fin de semana a sus familiares.
De acuerdo con las medidas sanitarias dispuestas por las autoridades carcelarias, los presos solo pueden recibir una visita por vez y recién podrán volver a ser visitados dentro de 14 días.
Las fuentes consultadas aseguraron a esta agencia que, en el caso de Thomsen, uno de los principales protagonistas del hecho, fue visitado por su madre, mientras que su padre recién lo hará en la próxima visita.
«Fue una alegría inmensa volver a verlo después de tantos meses», dijo a Télam uno de los padres que concurrió a la visita y que prefirió no ser identificado.
Como medida de seguridad, los ocho jóvenes permanecen alojados en el pabellón 3 de la Alcaidía Departamental La Plata 3, ubicada en Melchor Romero, en cuatro celdas contiguas con capacidad para dos detenidos cada una y no cuentan con ningún privilegio.
Según las fuentes, los ocho amigos se mueven siempre en grupo: de lunes a viernes, y al igual que el resto de la población carcelaria, tienen permitido permanecer tres horas al aire libre. Ellos lo hacen en el patio del Pabellón 6, donde suelen caminar, sentarse al sol y compartir charlas.
Desde el 20 de marzo pasado, cuando se decretó el aislamiento preventivo por la pandemia del coronavirus, los rugbiers dejaron de recibir visitas, al igual que todos los presos.
De esta manera, los familiares solo podían acercarles algunos alimentos y distintos elementos de entretenimiento, como libros o revistas.
Además, los acusados del crimen de Fernando cuentan con un solo teléfono celular que comparten los ocho y con el cual se comunicaron todo este tiempo con el exterior mediante llamadas o mensajes de texto, ya que no tienen habilitada ninguna red social.