La activista originaria es madre de Facundo Jones Huala, que estuvo preso casi tres años; otro hijo suyo, Fausto, fue herido la semana pasada; uno más, Nicolás, estuvo preso por el mismo hecho; además es tía de Emilio Jones, baleado en su rostro en la última cacería que la policía provincial y la Gendarmería realizaron en el territorio mapuche cuyo dueño dice ser el empresario textil italiano. Violencia marca Benetton. Por La Retaguardia / Foto: Isabel bajo la lente de Leandro Antiman.
«Soy de Bariloche, allí está mi origen, mi raíz. El Nahuel Huapi es mi lugar. Mi hijo Facundo Jones Huala estuvo preso y se consiguió su libertad. Mi sobrino Emilio Jones, descendiente de los Jones Huala, el miércoles fue intervenido para una limpieza. Para el 25 sería operado con la prótesis para restaurarle el maxilar. Mi hijo tiene un traumatismo de cráneo con derrame interno atrás de la oreja izquierda. No sabemos cómo va a quedar, si va a perder el oído. Sabemos que tenemos que esperar que esos coágulos se disuelvan, que se deshinche para ver qué secuelas le van a quedar», denunció Huala acerca del joven que recibio un disparo en su cara.
Además, la activista se remontó más atrás en el conflicto: «Mi otro hijo fue uno de los detenidos en el penal 14, él es menor para ese penal porque es para mayores de 21. Lo aislaron y lo tuvieron en una celda solo hasta que fue puesto en libertad el sábado a la tarde con todos los cargos que se le ocurrió al señor Das Neves y a los jueces y fiscales de turno que hacen las chanchurreadas para adentro».
Para Huala, «hay mala información circulando sobre este conflicto desde hace mucho tiempo. Mi hijo, Facundo Jones Huala estuvo preso en Chile en el 2013, 2014 y casi 2015. Cayó con cinco personas más, entre ellos dos Machi. Todos quedaron absueltos excepto la Machi Millaray Huichalaf por ser Machi mapuche. Fue lo único que encontraron en su casa», planteó.
Huala explicó que su hijo tuvo que volver de Chile «por el hostigamiento y maltrato hacia su persona, por ser argentino y mapuche y empiezan la cacería para encontrarlo y pedi la extradición que Chile no la había pedido, en principio querían su captura allí, no en Argentina. Se manipularon los servicios de inteligencia para llegar a él y apresarlo el 27 de mayo del año que pasó. Estuvo tres meses de acuerdo al pedido del juez, no por la inculpación de usurpación que tenía en las tierras de Benetton sino por la burocracia de la extradición. La ocupación es una recuperación de la familia, de sus abuelos de parte de su padre. La abuela Trinidad y el abuelo Sebastián nacieron ahí», relató.
Los operativos
Huala informó que hay un negociado con La Trochita: «Querían hacerla pasar por ese lugar y el juez Otranto lo garantizó trayendo 200 gendarmes. No tenían que ir a reprimir ni a golpear a los niños en la ruta que estaban mucho más abajo de las vías, no tenían que ir a apresar a nadie pero buscaron los motivos y lo hicieron. Dentro de ese marco de violencia apresaron a mi hijo Nicolás de 18 años recién cumplidos y fue a parar a la cárcel. A las dos horas, el juez Colabelli pidió, aprovechando a los gendarmes, un allanamiento buscando vacunos», agregó.
«Después de eso, capturaron a un par de mapuches y amigos llevándose caballos, llevándose la perra parida y dejando los cachorritos, llevándose una vaca lechera de una abuela cercana a la Lof. En todo este contexto, al otro día estábamos esperando la audiencia de detención de Nicolás, Ricardo y Ariel cuando nos enteramos de la represión que estaban sufriendo por parte de infantería. Llegó una camioneta, estaban todos vestidos con sus uniformes robotizados, empezaron a disparar a mansalva en la Lof, ahí hirieron a mi hijo Facundo y a mi sobrina Emilia. Según el ministro de Seguridad de Chubut dijo que iban relajados y durmiendo, pero tenían toda la indumentaria para reprimir», aseveró Huala.
La estigmatización
Además, la activista se refirió a las acusaciones de vinculación de los mapuches con las FARC y el mote de terroristas que les colocó el gobierno: «El Estado argentino se encargó de desaparecer a 30 mil por terroristas, cuando eran jóvenes estudiantes y después salió a la luz. Nosotros estamos defendiendo la tierra y nuestros derechos como preexistentes a los Estados. Actualmente en el territorio seguimos luchando.
Los heridos se están sanando, la mayoría lastimados con perdigones y golpes durante los dos allanamientos y la represión. Con la llegada de dirigentes de derechos humanos (Nora Cortiñas, Pablo Pimentel, María del Carmen Verdú, Margarita Cruz (AEDD), que viajaron junto al diputado nacional del FIT Nicolás Del Caño) se han logrado frenar un poco las cosas pero no tenemos que olvidarnos que en una semana o diez días va a pasar otra vez La Trochita y no podemos garantizar que no se mande esa misma cantidad de efectivos», denunció Huala.
En ese sentido, la activista planteó la necesidad de un compromiso para que se detenga el hostigamiento: «Nadie nos garantiza que no van a venir esos 200 gendarmes a los tiros golpeando a las mujeres y a los niños, llevándose los animales, dejando los cachorritos sin la madre durante dos días. Nadie nos puede garantizar nada y Bullrich y Das Neves no dan la cara. Das Neves salió a hablar barbaridades de nosotros, en algún medio local dijo que nos iba a matar como chanchos. No tenemos garantías, lo único que tenemos es la movilización de la gente, que se tome conciencia de lo que estamos viviendo, que el mapuche se levante, el pueblo originario se levante y luche por la tierra», consideró. «Lo que viene son los negociados de las multinacionales, toda la seguridad que han pedido no es para cuidar a ciudadanos comunes, es para cuidar a las petroleras, las hidroeléctricas, las forestales, todos negociados que hizo el gobierno, la entrega, la destrucción y la contaminación de la tierra», definió.
ANRed