El cantidato a secretario general del SOMU viene de la pesca y de Mar del Plata. Enfatizó la necesidad de dotar de “transparencia” la gestión. “Toda la dirigencia gremial argentina debe cambiar”, subrayó.
El 18 diciembre, y luego de dos intervenciones y la prisión preventiva a Omar «Caballo» Suárez -multidenunciado por asociación ilícita y entorpecimiento de las vías navegables- los afiliados al Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU, que agrupa al personal embarcado de marinería) volverán a elegir su secretario general y, de esa manera, marcar una renovación integral del gremio más gravitante en la navegación.
Uno de los principales candidatos, Rubén Manno, reúne características diferenciales de su antecesor, que se mantuvo 27 años al frente del gremio. Manno viene de la pesca, sector que aporta el 70% de los afiliados al SOMU pero que fue siempre «marginado» por la gestión anterior. Además, hasta la intervención, era el secretario general de la seccional Mar del Plata, un distrito laboralmente crítico, muy atado a la pesca y a sus vaivenes. La renovación dirigencial no sólo adquiere relevancia por el historial del gremio, sino porque se da en plena discusión sobre la reforma laboral, por un lado, y la sanción de la ley de marina mercante, por el otro.
«Nuestra idea es no confrontar, no discutir. Tenemos que dialogar. Y la manera de hacerlo con los armadores es lograr el respeto por los convenios colectivos de trabajo a febrero de 2016», destacó Manno en un diálogo con TRADE en el que remarcó características personales que llevó al plano de la dirección gremial: «Nosotros queremos transparencia total en la gestión, y tener un gremio que trabaje para los afiliados, y no al revés. Tenemos un fuerte compromiso por lo social, por la contención de los trabajadores jubilados luego de 40 años de aportes, por que cada compañero se sienta parte del gremio y por mejorar toda irregularidad de la obra social. Y para lograr que todos recuperen la confianza lo que vamos a hacer es dejar de prometer y hacer, y mostrar con hechos los cambios», sentenció.
«Luego de la intervención judicial (con Gladys González) vino la intervención del Ministerio de Trabajo. Teníamos dos opciones: cuestionar desde la vereda de enfrente o quedarnos a trabajar en el gremio para defender los derechos de los compañeros, su embarque. Sin sueldo y sin cargo. Trabajamos así desde agosto de 2016, hasta que se decidieron las elecciones», indicó.
Más allá del desafío de lograr una representación más «federal e inclusiva» en el secretariado general, Manno también plantea qué tipo de relación planea tener con la parte empresaria en caso de hacerse de la conducción del SOMU.
No es un punto menor: el sector armatorial argentino sufrió amenazas y aprietes en las últimas décadas, e incluso empresas extranjeras abandonaron el país ante la inseguridad jurídica sufrida por el accionar del gremio en total connivencia con el Gobierno anterior.
«Al sector empresario le decimos que nuestra idea es que si no dialogamos no vamos a llegar al entendimiento. La única y mejor manera es sentarnos y hablar. Toda la dirigencia gremial argentina tiene que cambiar. Y nosotros tenemos que ser gente de diálogo», subrayó el dirigente. Un tema oscuro en la gestión anterior lo marcó la «bolsa de trabajo», las listas de embarcados signadas por el «amiguismo».
«Creemos que hay que retomar el Cucgemara (Centro Único de Contratación de Gente del Mar), que quedó desactivado, y donde participan el Ministerio de Trabajo, el gremio y los armadores, apoyados en la tecnología, para que los compañeros se inscriban allí y cuya administración sea de tal manera que la transparencia esté garantizada», manifestó. También reflexionó sobre el trabajo de las autoridades en el libramiento de libretas de embarque: «El ente que regula (Prefectura) debe tener en consideración que si se autorizan muchas libretas, y hay menos barcos, se genera desocupación. No podemos quitarle la ilusión a un compañero de embarcarse, pero hay que regularizar con buena voluntad de ambas partes esta situación».
Por último, ante una inminente sanción de la ley de marina mercante («algo que necesitamos urgente»), Manno indicó que es posible «pensar en un esquema mixto», con un régimen de conveniencia de bandera para los armadores, pero con respeto del convenio laboral argentino, y con un Estado que también «haga su contribución» en materia de flexibilización de las «cargas sociales».